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Evangeline Lumière.
Miro mi teléfono e intenté memorizar el teléfono.
—¡Evangeline!— la voz de mi hermana me altero.
—Clara, ¿Están en casa de la abuela? — pregunté preocupada.
—¡Eva! ¿Dónde estás, Eva?— los gritos desesperados de Candy me alarmaron.
—¿Qué le pasa a Candy? — pregunte confundida.
—¡Eva! ¡Ven aquí!— esta vez fue Clara la que grito.
Iba a hablar, pero otra voz se escuchó por el teléfono.— Tu escuela no cuida bien la privacidad de sus estudiantes. — la frío y burlona voz de James se escuchó por el altavoz. — Le fue muy fácil a Victoria encontrar tu dirección antigua. Tienes una casa muy linda, iba a esperarte, pero Candy y Clara llegaron ante la llamada desesperada de tu querida madre.— se burló.
—¿Dónde estás?— pregunte antes de que colgara.
Si bien Alice había dicho que estaba en el estudio ella no está aquí y no sé si cambió de rumbo o no. Además, el edificio es tan grande que tiene un salón por cada cosa que enseñan.
—¿Preguntando por mí? ¿Y qué pasa con las pequeñas C y C?— preguntó con tono burlón.
—Tu estas donde están ella, ahora, volveré a preguntar, ¿Dónde mierda estás? — me estaba enojando más de lo que debería.
—Te diré dónde estoy, pero te alejaras de tus amiguitos, ¿Podrás hacerlo?— cuestionó.
—Tu dame el lugar y la hora, estaré allí. — me di la vuelta al escuchar la puerta abrirse y rápidamente hice una seña para que se callen. Alice y Jasper se acercaron rápidamente a mí y mantuvieron el silencio.
—Te veré en el estudio de arte y sabré si trajiste a alguien contigo. — susurro lo último y colgó. Suspiré.
—¿Qué paso? — Alice se apresuró a preguntar.
—Está en el estudio de arte. — dije poniéndome mi chaqueta.
—No irás. — hablo firmemente Jasper.
—Sí iré y ustedes harán los que le diga. — me hice una cola de caballo alta y los miré. — Iran lo más rápido que puedan a Forks, traerán al resto y volverán. Sencillo. — sonreí y me dispuse a salir por la puerta.
—No puedes, debemos protegerte. — dijo Jass.
—Si y yo no dejaré que un cazador maniático intente matarme, así que, hagan lo que les digo y díganle a Edward que esté allí a las 8:30 de la noche en punto. — tomé mi chaqueta, las llaves del auto y salí de allí sin esperar respuesta.
Mire el reloj del auto y eran las 7 de la noche. Llegar hacia el estudio me tomaría 30 minutos ya que está más en el centro de la ciudad.
La noche ya estaba cerrada y valla que se notaba. Las estrellas no se veían debido a la luz de la ciudad, pero cada vez se iban apagando hasta que llegue al estudio de arte. Todo por fuera estaba en silencio y no había ni una sola luz prendida, ni siquiera en la calle.
