𝑻𝒘𝒆𝒏𝒕𝒚 𝑻𝒉𝒓𝒆𝒆

3.8K 316 20
                                    

Evangeline Lumière

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Evangeline Lumière.

Más rápido de lo que esperaba Edward se lanza sobre mí y me pone rápidamente en su espalda. Cuando hablo los ojos luego del susto veo que salto por la ventana y ahora se está agarrando de un gran árbol.

—Agárrate bien, monita. — dijo sonriendo.

—Tu eres el que deberías agárrate bien, monote. — dije sujetándome más fuerte.

Comenzó a trepar por el árbol hasta llegar casi a la copa de este. Se detuvo un segundo y pude ver las vistas. Eran hermosas.

—¿Confías en mí?

—¿Tengo opción? — pregunte juguetona.

—No, no la tienes. — dijo antes de dar un gran salto hacia otro árbol. Me aferre lo más que pude a Edward que termine arrugando toda su camisa.

Cuando dejé de preocuparme si me caería o no, empecé a dejarme ir y disfrutar. Podía sentir el viento en mi cara y como pequeños pelitos rebeldes me acariciaban las mejillas y frente. Podía sentir las hojas rozar mis manos y brazos, y el cabello ligeramente largo de Edward hacerme cosquillas en la barbilla, sus manos apoyadas en mis muslos, para asegurarse de que no me caería, me daban un ligero ardor por el contraste de temperatura.

Estuvo uno rato más subiendo y saltando de árbol en árbol mientras yo intentaba no caerme. Una vez llegamos a la copa de un gran roble me quedé mirando a Edward.

—¿Qué?— pregunto sonriente.

—Esto es simplemente irreal. — dije mientras volteaba a ver el paisaje. — No parece real...— susurré.

—Lo es. Es mi mundo...

Frente a mí se encontraba el más glorioso de los paisajes. Las montañas se veían un poco borrosas por la neblina y el agua está absolutamente trasparente. Dentro del río se veía una pequeña isla y podía ver el frondoso bosque extenderse por toda la orilla.

Edward y yo comenzamos a trepar un poco más hasta que estuvimos cara a cara.

—¿Te gusta? — pregunto.

—¿Bromeas? — pregunte. — Lo amo. — dije viendo otra vez el paisaje. — Esto es hermoso.

—Si, muy hermoso... — susurro. Cuando lo volteé a ver me estaba mirando a mí.

—¿Traes aquí a todas las humanas? — pregunte bromeado.

—Solo a las que cenaremos por la noche. — dijo siguiéndome el juego.

—Es muy considerado. — dije sonriendo. — Una última gloriosa vista, ¿Verdad?

—Exacto. — dijo abrazándome por detrás.

—¡Mira! — dije señalando a un barco que pasaba. — Se ve super pequeño. — sonreí.

—Mira allí... — dijo señalando a una de las orillas del río. — ¿Ves eso? — asentí. — Es un oso, los favoritos de Emmett.

—¿"Los favoritos de Emmett"? — repetí riendo. — Algo me lo intuía cuando me ofreció uno para comer.

—Si, Emmett no es el más discreto de nosotros.

—¿Tu si? — cuestioné.

—Teniendo en cuenta que nos descubriste más rápido de lo que creía. — parece pensarlo un poco. — Supongo que no.

—No, no lo eres, colmillito. — dije sonriendo y acariciándole la mejilla.

—¿Como me llamaste? — pregunto sonriente.

—Colmillito... — volví a repetir. — ¿O acaso la edad no te deja oír bien? — Él me tomo de la cintura y comenzó a hacerme cosquillas. —No, espera. — no podía dejar de reír.

—Arrepiéntete. — dijo haciéndome más cosquillas.

—Ya, perdón, no eres tan viejo. — dije entre risas.

Dejo de hacerme cosquillas y me puso frente a él.

—Eres tan hermosa... — susurro poniendo sus manos en mi mejilla. — ¿Puedo besarte? — pregunto después de unos segundos.

—La pregunta ofende, Cullen. — apenas dije eso me beso.

Era un beso delicado y tierno. Su aliento frío hacía que se sintiera casi como un sueño. Luego de un rato su lengua pidió permiso para entrar en mi boca y obviamente la deje entrar. Sus besos pasaron a mi mejilla, luego a mi barbilla y por último a mi cuello.

—Edward... — susurré jadeando. Rápidamente se parto de mí.

—Lo siento. — murmuró.

—Creo que tú lo sientes, yo no.

—¿Te gusta el piano? — pregunto de pronto.

—Me encanta... — sonreí.

Edward me subió sobre su espalda otra vez y me llevo a la casa. Una vez allí me dejo en el piso y me llevo a una habitación grande con un hermoso piano de cola color negro. Me dijo que me sentara en un sillón que estaba allí y él empezó a tocar una hermosa melodía.

Cuando ya llevaba un rato tocando me senté a su lado y me anime a tocar a su lado.

—¿Sabes tocar? — pregunto casi sorprendido cuando seguí la melodía.

—Algo así. — respondí sonriente.

Ambos estuvimos tocando una pieza tras otra hasta que me dolieron los dedos y ya no podía tocar más por ese día.

—Es una bella melodía, ¿No crees? — cuestiono mientras me guiaba hacia la cocina para tomar algo.

—Muy hermoso. — respondí.

"Espera... ¿Bella melodía? Mierda, me olvide, Bella iba a ir a casa hoy"

—¿En qué piensa?— la voz de Edward me saco de mis pensamientos.

—En que debería estar en casa, Bella iba a ir esta tarde y lo olvide. — me rasque la nuca nerviosa. — ¿Podrías... Llevarme? — pregunte susurrando. — Esta bien si no quieres, puedo ir caminando. — me apresuré a decir.

—Tranquila, yo te llevo. — dijo acariciándome la mejilla.

Una vez llegue que casa Bella estaba a punto de irse cuando nos vio. —¡Bels! Lamento llegar tarde, se me pasó el tiempo volando. — me disculpe.

—Está bien, creí que no estaban. — se encogió de hombros y luego dirijo su mirada a Edward. — ¿Él se quedará? — pregunto susurrando para que solo yo la escuche. Aunque es imposible.

—No, él ya se va, solo me trajo hasta aquí. — le sonreí para calmarla.

—Nos vemos, Lin. — me dio un beso rápido en la frente y luego se fijó en Isabela— Bella. — saludo con un sentimiento de cabeza y se fue.

—¿Quieres pasar? — pregunte abriendo la puerta. Bella asintió y la dejé entrar.

Le ofrecí a ver una peli y ella accedió. Nos pusimos a preparar algunas cosas para comer y tomar mientras veíamos la tele.

—Tengo una pregunta que hacerte... — dijo cuando nos sentamos en el sillón y estábamos eligiendo la película.

—Claro dime. — le sonreí.

—¿Tú crees... En los... Vampiros? — pregunto de pronto y un poco avergonzado.

—¿Que?

"Mierda, mierda, mierda y más mierda"

~~~~~~~~~~~~~~~~

No se ustedes, pero mientras corregía el capítulo no pude evitar emocionarme por Edward y Evangeline.

¡Nos vemos en el siguiente capitulo! <3 

SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora