Ups! Gambar ini tidak mengikuti Pedoman Konten kami. Untuk melanjutkan publikasi, hapuslah gambar ini atau unggah gambar lain.
Evangeline Lumière.
A la mañana siguiente Edward ya se había ido pero dejó una nota con una muy buena caligrafía.
Lamentó haberme ido tan pronto. Te pasaré a buscar a las 7:00 hs
Con cariño, Edward.
Mire mi reloj y eran las 6:50 de la mañana. Me levanté rapidísimo y busqué en mi armario que ponerme.
Al final me decidí por una camisa básica, un chaleco de lana gris y una falda negra que llega un poco más arriba de la rodilla. En los pies me puse unos zapatos negros con un poco de taco y por último mi mochila, y un saco por si hace frío.
Ni siquiera me había peinado aún y Edward estaba afuera de mi casa apoyado en su Audi a4 negro. Lo miré por la ventana y le hice señas para que me esperara un segundo.
Termine de peinarme y me puse un poco de maquillaje. Revisé por ultima vez mi coleta alta y salí a toda prisa de mi casa.
—¿Alguien se durmió?— pregunto con burla.
—¿Porque te fuiste?— me apresuré a preguntar.
—Es de mala educación responder una pregunta con otra. — ladeo la cabeza con una sonrisa.
—Si, me quedé dormida. — respondí soltando un suspiro.— ¿Porque te fuiste?— volví a preguntar.
—Debía cambiarme y una de tus ventanas da a la casa de una de las señoras más chismosa de Forks. — respondió encogiéndose de hombros y abriendo la puerta del copiloto para que pudiera subirme.
—Buenos días y gracias. — dije dándole un pequeño beso en la mejilla y subiéndome al auto.
Él se subió del lado del conductor con una sonrisa boba en los labios.
—Anoche te escuché soñar. — murmuró.
—¿Comó?
—Se ve que no puedo leer tu mente cuando estas despierta pero si cuando duermes. — explico.
—Genial, ¿Qué soñé?— pregunte.— No recuerdo mucho.
—Soñaste con un río de chocolate blanco, árboles de algodón de azúcar y mucha gente de chocolate amargo. — sonrió mientras parecía recordar.
—Es que siempre como un chocolate antes de dormir. — sonreí con culpa.
—¿No provoca pesadillas?— pregunta alzando una ceja.
—Si, pero no suelo tener pesadillas. — le sonrió.
—¿Que más haces en tu día?— pregunta.
—Tareas o leer, ¿Porque preguntas, Cullen?— lo volte a ver.
