63. Cumpleaños feliz

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CLOE


Este iba a ser un cumpleaños muy distinto a todos los demás. Mi vida había cambiado radicalmente, hasta el punto de que sentía que era importante para varias personas y, quisiera o no, eso me gustaba. Me desperté muy temprano arropada por los míos. Andrés saltó en mi cama con un oso de peluche gigante color gris, de esos a los que abrazas por las noches y sientes que no estás sola. Estorbaban mucho en la cama, pero me recordaba a la niña interior, esa que nunca debemos perder aunque nos creamos muy mayores. Mis padres entraron detrás de Andrés, coreando el cumpleaños feliz con un cupcake y una vela con el número 16. Era tradición en mi casa despertar al cumpleañero con un regalo, desayuno en la cama y el cupcake para recordarnos los años que nos caían encima. A mí me alegraban el día.

—Felicidades, princesa —dijo mi padre dándome un fuerte abrazo.

De ellos no me molestaba que me llamaran princesa porque eran los únicos que lo decían con el corazón, como cuando David Bisbal le dedicó "Mi princesa" a su hija. Esa canción con una letra llena de amor incondicional. Para los padres sus hijos siempre serán los más amados. Mamá me besó con fuerza transmitiéndome todo su amor y entrega. Mi familia era lo mejor de mi vida. Ellos nunca me fallarían.

—Ya tenemos todo para la noche, ¿le dirás a Lola? —dijo mi padre aún sabiendo que nuestra relación no iba muy bien. 

Les conté brevemente lo qué había pasado últimamente.

—Lola ya no es mi amiga. Os conté que se le lanzó directa a Erik, eso no es una amiga... —suspiré con pena.

—Bueno, yo creo que los dos tienen culpa, —agregó papá buscándome las cosquillas.

Levanté mi mano a modo de reclamo.

—Erik ¿en qué tiene la culpa, papá?

—Hoy no es día de discutir, sino de celebrar. Otro día lo hablamos cariño. Solo te digo que "dos no se juntan, si uno no quiere".

—Xosé, hoy no hay sermón, —interrumpió mi madre riñéndole.

—Que Erik no te guste, no quiere decir que sea culpable de que Lola haga lo que hace.

—Valeee, pues es hora de levantarse de esa cama y celebrar a lo grande —exclamó con alegría sacudiendo el edredón.

—¡Derra de almuhadas! —gritó Andrés. Cada uno cogimos una y nos golpeamos con risas.

—¡¡¡Guerra!!!

Así comenzábamos siempre nuestros cumpleaños, felices de estar juntos, felices de querernos, felices de ser la familia que éramos.

Hoy era el día de los mensajes. Juro que nunca había sido tan felicitada y os aseguro que nunca había sido tan feliz.

Erik: Hola nena, felices dieciséis. Siento no poder estar contigo, pero al coincidir con el cumple de mi padre es complicado; siempre quiere que esté el día entero con él y mi abuela.

Hola rubio, muchas gracias, no te preocupes. Mis padres también quieren celebrarlo con la familia.

Cabrearme me cabreaba, para qué me iba a engañar, pero entendía que su familia estaba por encima de todo, como era lógico.

Quisiera felicitarte en persona aunque lo celebramos el lunes por la tarde si quieres.

El lunes por la tarde tengo que hacer un trabajo, si termino temprano te aviso.

Mis días de adolescente.  Amar. I (Publicado en físico)Where stories live. Discover now