45. Puedes arriesgar, pero perder no era una opción

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ERIK


No podía sacarla de mi cabeza. No sé qué me pasaba con Cloe, pero aunque ni yo mismo me lo creía, la necesitaba. Habían pasado unos días desde que le escribí aquel mensaje y ella me respondió escuetamente un «Tienes razón, el tiempo dirá». 

A diferencia de las chicas con las que había estado, ella no me llamó, ni me escribió más; parecía que pasaba página y eso me inquietó, hasta el punto que no dejé de pensar en ella ni un solo día. Siempre había sido un tío seguro de mí, pero Cloe me desestabilizaba y hacía que mis inseguridades del pasado volvieran.

Me instalé en la residencia. Era un sitio cómodo y limpio, con muchas medidas de seguridad por el Covid. Con túnel y alfombras de aseo a la entrada y salida del portal. Un manual de instrucciones y restricciones fue mi regalo de bienvenida. Cincuenta y cinco advertencias de qué hacer para no ser expulsado, cero fiestas, cero chicas en las habitaciones, etc. Siempre viví a mi bola en mi casa, sin normas de horarios ni mierdas de esas, pero cuando eliges vivir allí, o cumples o te buscas la vida. La facultad estaba justo a dos calles. Mi padre me trajo las cosas el domingo y pasé la tarde con él. Me insistió en que me alquilara un piso para mí solo y podía tener mi intimidad, cosa que me llamaba la atención, y así podía hacer lo que me diera la gana; pero me había comprometido hasta diciembre y, como nuevo, no era plan de cagarme el primer día. Así que le dije a mi padre que iría buscando piso y, cuando lo consiguiera le decía.

Cuando se marchó mi padre, mi mente volvió a la rutina de pensar en Cloe. Sé que la había jodido con ella, con mi tira y afloja, pero cada vez que la recordaba temía que llegara alguien en el instituto nuevo y me la arrebatara, porque aunque Cloe no era una tía escultural, tenía su punto, ese que yo vi y que cualquiera podría descubrir. Y quizás ya sería tarde para mí.

Lola por su parte me mandaba mil mensajes amenazando, que si no la veía buscaría a Cloe para meterle mierdas sobre mí. Pasé de sus llamadas y mensajes; mi único objetivo ahora que estaba en Coruña era recuperar a mi chica misteriosa y hacerla mía.

Al levantarme, antes de ir a la universidad, le escribí...


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Mis días de adolescente.  Amar. I (Publicado en físico)Where stories live. Discover now