87. El gran día

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CLOE


Los días pasaron y volvía la normalidad, Erik no me volvió a forzar para que volviera a su casa, nuestras salidas no eran frecuentes y nuestra relación iba como un velero, lenta, pero segura, surcando nuestras diferencias y conociendo los límites que nos marcábamos.

En el instituto habíamos estado desbordados de exámenes y preparando la obra que nos había sacado sangre, sudor y lágrimas para que quedara a la perfección. Hoy nos hacían test PCR a todos los que participábamos, conocida como la famosa prueba de reacción en cadena de la polimerasa, para detectar si alguien tenía Covid y así podíamos hacer la obra sin distanciamiento. Todos fuimos citados a las siete de la mañana en el centro de salud y desfilamos uno a uno. A las seis de la tarde nos debíamos presentar en el teatro, salvo que un mensaje nos dijera lo contrario.

Me embutí en un vestido largo de antaño, blanco perlado con muchos encajes y el cabello recogido en un moño con bucles que caían. El escenario estaba ambientado en el siglo XVIII y mis compañeros vestidos con elegantes trajes de la época. Un emperifollado Yezzy se me acercó con una gran sonrisa transmitiéndome su energía positiva. Yo reconozco que estaba cagada de miedo, ¡nunca antes me había sentido tan importante! La protagonista de aquella obra tan epistolar, que transcurriría intercambiándonos carta los personajes principales.

—Mi diosa preferida —me abrazó con entusiasmo inyectándome seguridad.

—¡Nene! ¡Qué guapísimo estás! —Le cogí de las manos observando su precioso traje de estilo inglés, frac azul marino hasta las rodillas, chaleco en color crudo con un pañuelo en el cuello, pantalones de montar en tono beige y botas altas negras; un sombrero negro de copa alta, al más puro estilo Werther, llamado también, según Thelma, "moda para morir", haciendo referencia a nuestro suicida personaje. Estaba guapísimo...

—¿Estás nerviosa?

—Un poco, la verdad —me sonrojé, revelando mi temor con sinceridad.— No, mentira, estoy que me muero de miedo.

Una voz grave me sorprendió erizándome por completo.

—Esposa, estás hermosa.

Aparecía en escena el chico peligroso que perturbaba mis pensamientos, siempre tan sensual... Vestía similar a Yezzy, pero sus trajes se diferenciaban en los colores. Thiago llevaba pantalones y chaleco celeste con chaqueta gris oscuro. Le sentaba de infarto y, aunque en la actualidad no se usaban semejantes trajes, ver esa elegancia en dos sujetos que no abandonaban su estilo urbano les daba un toque súper llamativo. Aquel pañuelo en el cuello combinaba con el azul grisáceo de sus ojos y mis diosas suspiraron cautivadas por el pringado.

—Tú tampoco estás mal —extendí mi mano en un saludo elegante y él tiró de mí acercándome a su cuerpo y, sensualmente, me besó en la mejilla. «Cloe, respira».

 «Cloe, respira»

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Mis días de adolescente.  Amar. I (Publicado en físico)Where stories live. Discover now