Capítulo 14

125 35 81
                                    

──Para mañana me gustaría que prepararais un breve ensayo sobre lo que vosotros consideráis como arte. Tendréis que leerlo frente a la clase, y la pasión que pongáis será tenida en cuenta para la nota de esta asignatura. Buenos días.

Y tras esas palabras, se fue, poniendo fin a mi primera mañana en la universidad.

──¿Qué te ha parecido Elvira?

Me giro hacia Trevor. Él y Mark se sentaron justo detrás, mientras que yo me encuentro entre dos muchachas cuyos nombres ni sé, ni me interesan.

──Pues bastante agradable, la verdad ──respondo girándome en su dirección──. Los tres han sido... interesantes.

Y lo digo en serio. Alfred Holland había sido un poco coñazo hablándonos de los orígenes del arte, pero pronto desvió su discurso hacia las maravillas de estar soltero y cómo los jóvenes debemos aprovechar mientras podamos, porque el compromiso era, y cito textualmente, "una sutil y letal penitencia".

Caroline Allen, por su parte, dedicó su primera hora de docencia del curso a intentar conocernos, y no me refiero a preguntar nuestros nombres, sino a indagar en nuestros más profundos deseos y miedos. Supongo que ya me ha quedado claro el significado de su asignatura, el cual rondaba como una incógnita por mi mente debido a su título, Arte intrínseco.

Mientras salgo del aula, escucho a unos chicos hablar de una carrera que haby esta noche cerca del muelle abandonado. Los miro con disimulo, o eso creo, hasta que mis ojos dan con los de uno de los estudiantes que escuchaban atentos los planes de su amigo. Era, ni más ni menos, el chico que vi en el Pyramid, en la sala prohibida. Yo lo conozco de algo más, estoy segura, y espero que ese sea el motivo por el que él me observa casi sin pestañear, porque, de recordarme de esa casi fatídica noche, estoy jodida.

──Hola, bombón. ¿Qué tal tu primer día? ──llama mi atención Jason.

──Mejor de lo esperado ──reconozco──, ¿qué tal el tuyo? ¿Alguna anécdota que contar? ──pregunto entrelazando mi brazo con el suyo.

──No, de momento estoy siendo un niño bueno. ¿Has terminado por hoy?

──Sí, y me muero de hambre.

──¿Es esa una indirecta para que te lleve a comer, pequeña O?

──Puede ser... Aunque había quedado con Josh para ir al Sweet Pleasure. Han sacado una hamburguesa que dicen que está para chuparse los dedos. ¿Quieres venir?

──¡Eh, yo también me apunto! ──interviene Mark.

──Suena genial ──añade Trevor.

Miro a Jason de manera divertida mientras contengo una risa. Justo en ese momento, el chico cuya identidad me atormenta pasa por mi lado izquierdo, rozándome sin hacerme daño, pero consiguiendo que mi mirada se encuentre con la suya para averiguar la fuente de ese contacto.

──Perdona ──dice.

──No pasa nada.

Y se va. Y yo no dejo de seguirlo con la mirada. Esos ojos los he visto antes, joder. Estoy cabreada con mi memoria por ser tan limitada cuando quiere.

──¿Nos vamos o qué? ──se impacienta Mark.

──Sí, vamos.

A la salida del edificio donde había tenido lugar mi última clase, diviso a lo lejos a ese chico de nuevo, mirando en nuestra dirección mientras habla por teléfono.

──Uno de los chicos que nos vieron a las puertas de la sala Éxtasis no nos quita los ojos de encima ──le susurro a Jason al oído.

──Bueno, se supone que nosotros no recordamos nada ──responde mi amigo de la misma manera──, al igual que se supone que estamos enamorados, así que démosle algo que concuerde con nuestros actos de aquella noche.

La chica nuevaOnde as histórias ganham vida. Descobre agora