Capítulo 29

70 26 29
                                    

La gente comienza a irse a sus casas mientras yo espero a Leo. Will ha estado conmigo hasta hace quince minutos, cuando su padre lo llamó para que se reuniera con él. Le dije que ya hablaríamos de esa cena porque no estaba segura de si trabajaba o no. El motivo real es que, si su padre cumple con lo acordado, tengo una noche larga por delante, pues pienso hacer que Leo me espere despierto o, más bien, que me acompañe al club.

―¿Qué haces aquí? ―pregunta Jason, a quien no he visto llegar.

―Espero a Leo para ir juntos a casa. ¿Y tú? Hace una hora que acabó nuestra última clase.

―Clase a la que no has ido ―acusa enarcando una ceja.

―¿Me has echado mucho de menos, desastre?

―Cada segundo, pequeña O ―carraspea tras sus palabras, las cuales parecen haberse escapado por su boca sin permiso―. Trabajas esta noche, ¿no? Pensaba pasarme con todos, si no te importa. Es el cumple de Howard y creo que se lo pasaría genial.

―Claro, no hay problema. Hoy viene un grupo de bailarinas a actuar, seguro que le encantará.

―¿Qué tipo de bailarinas?

―Las mejores. Y muy seductoras, debo añadir.

―Ni que estuviera planeado para él ―bromea―. Bueno, creo que ya viene tu amigo. Nos vemos esta noche, espero ―me sonríe alejándose.

―Claro ―le sonrío de vuelta.

Me giro hacia la puerta del edificio en el que se encuentra el despacho de Leo y lo veo a escasos metros de mí.

―¿Te he hecho esperar mucho? ―pregunta tras dejar un suave beso en mi mejilla.

―Me he entretenido dibujando, no te preocupes ―respondo rodeando el coche hasta el asiento del copiloto.

―Adoro que dibujes. Tienes mucho talento ―su sonrisa, junto con sus palabras, dan una calidad a mi corazón que adoro tener.

―Y yo te adoro a ti ―murmuro inconscientemente tras abrocharme el cinturón. Leo se inclina y deja un beso en mi nariz que hace que lo quiera aún más.

―¿Cómo te encuentras? ―pregunta mientras saca el coche del campus―. Siento sacarlo a colación, pero me preocupa cómo lleves el día.

―Lo entiendo, Leo. Y, no te preocupes, lo tengo constantemente en mi mente. A propósito ―recuerdo―, ¿sería mucha molestia que Troy se pasara por casa a eso de las cuatro? A las siete debemos estar con los demás, y me ha dicho hace un rato por teléfono que quiere estar conmigo las horas previas. Creo que quiere despedirse con calma.

―Sabes que no tienes ni que preguntar, Kat. Es tu casa también. Yo puedo pasarme por la oficina.

―De hecho, quería que estuvieras presente. Ambos sois todo para mí, me haría ilusión que os conocierais ―Leo se gira para regalarme su sonrisa tranquilizadora.

―Si así lo quieres, así será.

Al llegar al piso, me quito las converse y me tiro en el sofá. No estoy cansada de sueño, pero sí necesito que mi cuerpo descanse del tembleque que ha tenido toda la mañana por el encuentro con el señor Halls.

―¿Mi chica favorita está cansada? ―pregunta Leo colocándose sobre mí en el sofá, con cuidado de apoyarse con sus rodillas a ambos lados de mi cuerpo sin tocarme―. Puedo prepararte la comida y subírtela a la cama, si lo prefieres.

―No ―me doy la vuelta, ya que estaba boca abajo, para poder hablarle mejor―, estoy descargando tensión ―explico acariciando su mejilla―. Tengo que contarte algo.

La chica nuevaWhere stories live. Discover now