Capítulo 34

64 20 26
                                    

Antes de prepararnos para la gran cena, Patrick y yo decidimos hacer una videollamada con Sofía. Después de ponernos al día, quedamos en organizar un viaje a San Francisco para estar los tres juntos. Pero eso tendrá que esperar hasta las vacaciones de primavera.

La historia no se desencamina mucho de lo que yo creía: Troy tuvo mucho que ver en la desaparición de Patrick de mi vida, sólo que no por los motivos que supuse.

Resulta que estaba pasando por una época un poco... turbia, por así decirlo. Comenzó a pedir dinero a la gente equivocada para pagar las deudas de su madre, pero, una vez resueltas, las deudas eran con otra gente. La última vez que vino a Nashville, se quedó en el piso de renta en el que se encontraba Troy entonces. Yo pasaba las noches ahí, o, al menos, todas las que podía. Al parecer, Troy lo pilló intentando robarnos, concretamente a mí. Lo que Patrick me ha dicho es que fue amenazado por mi entonces novio para desaparecer de mi vida. Troy me ha confirmado esta historia, y no he notado ningún atisbo de mentira en ellos. Me ha dolido que intentara robarme, pero creo que no habría estado de más una explicación por parte de Troy. Él se excusa diciendo que tenía bastante con todo lo de mi padre como para preocuparme por más cosas.

No me enfado con Troy porque, a pesar de todo, le dio algo de dinero a Patrick para sacarlo del paso y hablaba periódicamente con él asegurándose de que tuviera un empleo y todo le fuera bien. Aparentemente, ya no hay deudas, e incluso se podría decir que está bien de dinero.

―¿Está todo preparado?

Josh está guapísimo. Nunca lo había visto tan arreglado, y casi parece un muñeco.

―A puntito de caramelo, como a ti te gusta ―respondo.

―¿El vídeo te ha quedado bien, verdad? ―cuestiona por décima vez en los últimos cinco minutos.

―Que sí, pesado. Jason me ha ayudado a montarlo, y esas cosas se le dan genial.

Tras nuestra comida de ayer, siento que vuelvo a estar completamente bien con él. Incluso pasamos por su casa para saludar a su hermana pequeña. Un par de horas con ella y ya quiero a esa niña, no puede ser más mona.

―¿Qué tal estás con él? ―pregunta mi amigo.

―Creo que bien, siento que hemos recuperado la confianza. Y deja de comer frutos secos, Josh, que estamos a punto de cenar.

―¿Dónde está el novio? ―Freddie se acerca a nosotros y se lleva uno de los peores recibimientos, pues ambos le mandamos callar.

―Que Lorelai está por aquí, hombre.

―Perdón, perdón. No ha pasado nada.

Mientras se pone a hablar de fútbol americano con Josh, mis ojos van al hombre que se acerca a donde nos encontramos a paso relajado. No estaba invitado, pero supongo que escuchó a Freddie hablar de esta fiesta y decidió venir a molestar. Por encima de mi cadáver.

―Buenas noches, chicos ―saluda Carl con la sonrisa más falsa que he visto en mi vida.

―¡Carl! No sabía que venías ―Josh intenta aparentar alegría, pero no le sale. Nunca se han llevado mal, pero sabe todo lo que yo sé sobre él y por eso está tenso.

―Acompáñame, a ver si Freddie logra tranquilizar a Josh estando solos ―le indico.

―Claro.

Caminamos como dos amigos hacia el servicio. Nadie nos ha visto y espero que podamos solucionar lo que venga a hacer a escondidas del resto.

―Supongo que pedirte amablemente que te vayas será inútil, ¿verdad? ―pregunto apoyándome sobre el lavabo, de espaldas a él. Nuestras miradas se conectan a través del espejo mientras espero su respuesta, pero él se limita a observarme de manera curiosa. No hay signos de burla en su rostro, ni siquiera lo noto enfadado―. No sé si te has dado cuenta, pero aún no has abierto la boca. ¿Qué pretendes? ―pregunto mirándolo, esta vez, cara a cara, sin espejo de intermediario.

La chica nuevaWhere stories live. Discover now