Capítulo 32

61 21 31
                                    

Vamos, Kat. No puedes dudar tanto.

Llevo diez minutos de reloj frente a la puerta de Jason. Nuestras interacciones se han reducido a grupales, cuando estamos en la cafetería con los demás en algún descanso entre clases o brevemente mientras atiendo a todos en el DC.

Armándome de valor, elevo mi mano derecha para tocar repetidamente su puerta. Un segundo, dos, tres, cuatro...

Nada.

Tras volver a intentarlo un par de veces, decido dar la vuelta asumiendo que no está ahí. Sin embargo, al salir a la calle vislumbro su coche. Tiene que estar aquí. ¿Seguirá dormido? Son pasadas las doce, pero todo puede ser.

Esto probablemente sea una mala idea, pero necesito arreglar las cosas. Con él apenas hablo, y con Will, directamente, ni eso. No se tomó bien que rechazara su oferta de cenar juntos, pero eso ya lo arreglaré otro día.

Tras rebuscar en el bolso, encuentro su llave. Sí, aún la guardo de cuando prácticamente vivía aquí. La introduzco en la cerradura y abro la puerta con facilidad. Al entrar, a oscuras, cierro con suavidad e ilumino con la pantalla de mi móvil la estancia, descubriendo a Jason enredado entre las sábanas. Me resulta extraño que duerma solo teniendo novia, porque sé lo mucho que a él le gusta dormir acompañado.

Tras sentarme en la cama, acaricio suavemente su mejilla, intentando despertarlo.

―Jason ―susurro―, venga, desastre, ya es hora de levantarse.

Poco a poco, Jason va desperezándose hasta que queda satisfecho y posa su mirada en mí.

―¿Kat? ―pronuncia con dificultad.

―¿También eres un desastre reconociendo caras, Jason? ―bromeo.

―Oh, no ―dice elevándose para sentarse junto a mí―. Simplemente me resulta extraño que asalten mi cuarto mientras duermo. Tonterías, ya sabes.

―Lo siento, quería hablar contigo y no respondías. No te recordaba tan dormilón.

―Los exámenes finales están acabando conmigo. Bueno, dime, pequeña O, ¿de qué quieres hablar?

―Tal vez prefieras vestirte primero ―digo evitando mirar su torso desnudo.

―No es nada que no hayas visto. Además, a ti no te dan vergüenza estas cosas. ¿Qué es eso que tienes que decirme que te pone tan nerviosa?

Odio que me conozca tanto.

―Te echo de menos ―suelto sin pensar―. Ya casi no hablamos, y eso me duele.

―Ya, todo es un tanto extraño, pero no estoy mal contigo, te lo prometo.

―¿Entonces? ―presiono.

Jason parece debatirse entre si contármelo o no. Tras posar mi mano sobre la suya y recalcarle que sigo siendo su amiga, decide hablar.

―No estoy con Regina ―antes de que me dé tiempo a replicar, continúa―: tú asumiste que yo quería estar con ella ―dice rehuyendo mi mirada―. Se te veía tan feliz aceptando tus sentimientos por Leo y queriendo encontrar también mi final feliz que no quise estropearte tu alegría.

―Jason, ¿a qué te refieres?

―¿De verdad tengo que decirlo? ―cuestiona cerrando los ojos.

―Por favor ―presiono.

―Está bien ―responde tras un largo suspiro―. Yo quería estar contigo, Kat. No con Regina. No con otra persona.

Josh me había advertido de esto, pero me negaba a aceptarlo porque prefería vivir en mi mundo de piruleta.

―Lo siento ―murmuro―, nunca fue mi intención hacerte daño ―para este punto, lágrimas comienzan a brotar de mis ojos―. Perdóname, por favor. Sé que no lo merezco, pero necesito estar bien contigo, Jason ―rompo a llorar y Jason me rodea con sus brazos.

―Eh, pequeña O, relájate ―susurra―. Yo siempre estaré aquí para ti, ¿vale? Prometí que te querría siempre, y no eran palabras vacías, lo juro ―tras sus palabras, me separo de él y Jason se inclina hacia su mesita de noche para coger un pañuelo y prestármelo―. Siendo Nochebuena imagino que tienes planes para esta noche ―tras asentir, ya más relajada, Jason continúa―: venga, deja que me duche y me vista. Tú y yo nos vamos a comer por ahí.

***

―Qué suerte que Sofía consiguiera ponerte a Kate por Skype ―comenta Leo mientras terminamos de arreglarnos.

―Sí, ha sido todo un detalle de su parte ―sonrío retocando mis labios.

―Ha dicho unas quinientas veces la buenísima pareja que hacemos ―dice sonriendo y mirándome a través del espejo―. Tendrías que haber hablado más con ella cuando no sabías qué hacer ―añade guiñándome un ojo.

―Sí, bueno, lo cierto es que temía que te quisiera para ella ―bromeo.

Tras un incómodo silencio, me giro para mirarlo. Y ahí está mi hombre: vestido con un precioso traje negro, mirándome como si yo fuera el más precioso de los tesoros.

―Estás preciosa, Kat.

Para la cena con sus padres me he puesto un vestido rojo que es una maravilla, no voy a mentir. Florence me llevó hace unos días de compras e insistió especialmente en que deslumbrara a mis suegros y a mi novio con este precioso atuendo.

―Tenía que estar a tu altura, amor.

―Tú siempre vuelas más alto que yo, mi ángel.

Ambos rompemos la distancia que nos separa para darnos un tierno beso en los labios.

―Mi regalo de Navidad llegó a principios de verano cuando llegaste aquí ―dice rompiendo el beso para luego besar mi nariz y, finalmente, mi frente.

―¿Significa eso que no quieres el regalo que tengo para ti? ―cuestiono entrecerrando los ojos.

―No le des la vuelta a mis palabras, cariño. Vámonos, que llegaremos tarde ―añade tras darme un último beso.

La cena con sus padres, además de estar deliciosa, transcurre entre risas y mucho, mucho amor. Leo me cuida, me mima y está pendiente de mí todo el tiempo, haciéndome sentir la persona más afortunada del planeta.

Tras unos improvisados bailes con algunos de sus primos y algún que otro juego de mesa, subimos a la antigua habitación de Leo a descansar. Me he traído uno de esos pijamas gorditos y calentitos con temática navideña, pues aquí abren los regalos vestidos de esa manera por la mañana.

Reviso mi teléfono móvil para responder algunas felicitaciones. Me quedo levemente impactada al ver una que no me esperaba.

Will: feliz Navidad, Kat.

Kat: feliz Navidad, Will.

Pero eso no es lo único que me sorprende. Tras recibir felicitaciones ―bien de primeras o como respuesta a la mía― de todos mis amigos, la conversación con Troy sigue sin mensajes nuevos.

No me ha respondido a nada en las últimas veinticuatro horas.

∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞

Cortito, lo sé. Peeero era necesario cortarlo aquí.

Quiero leer vuestras opiniones. Pronto aparecerá un nuevo personaje para terminar de rematar la historia.

Y así, como curiosidad, ¿hay algo que os gustaría leer de aquí en adelante? Algo que queráis que pase, vaya, o que queráis saber. Lo digo porque ya casi estoy escribiendo el finaaaaaal.

Nos leemos pronto, bellas y bellos.

La chica nuevaOn viuen les histories. Descobreix ara