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—¿Me dirás a dónde vamos? —preguntó por milésima vez, recibiendo la misma respuesta, una sonrisa pícara.

—Ya te dije que es una sorpresa—Jungkook observó cómo Taehyung rodaba los ojos al no recibir la respuesta que esperaba.

—Eres malo Kookie—hizo un puchero infantil, como último recurso.

—Pero así me quieres—bufó.

—Te amo—apretó con fuerza su mano.

Las cosas estaban bien, después de volver a la escuela se había sentado con Hoseok, Wendy y Taehyung para escuchar lo que estos tuvieran que decir, le interesaba saber cómo sucedieron las cosas y qué sentían, de igual manera, él se disculpó con ellos por haber actuado de una forma tan agresiva, les dijo que nunca debió de responder con golpes, todo había quedado claro y Jungkook se sentía libre después de haber arreglado las cosas. Pero aún faltaba algo.

Estar con Taehyung le traía paz, su alfa había estado esperando con ansias el momento para quedarse a su lado, era como una necesidad que se encarnaba en su pecho y que no le dejaba respirar tranquilamente, lo necesitaba, a través de la marca podía sentir lo triste que se encontraba, y aunque él estaba herido, aún podía sentir que era capaz de llenar de felicidad la vida de su omega.

Fueron días muy complicados, sus padres le hablaban muy poco y su hermano se había encargado de tenerlo vigilado, no le gustaba tenerlo cerca merodeando en sus asuntos, pero tampoco podía quejarse, de alguna forma hablar con Yugyeom, le había regresado la poca estabilidad que tenía.

Aún había muchas cosas que arreglar, y su interior estaba en una encrucijada, entre gritar desesperado lo que sucedía o callar lo suficiente para no preocupar a nadie, no quería que Taehyung supiera que era débil o que sus amigos le miraran con lástima, como un alfa indefenso, porque no lo era.

—Llegamos—dijo deteniéndose frente a una casa de dos pisos en un barrio cerca del mercado, la fachada era vieja, se podía ver con facilidad que la pintura se estaba viniendo a pedazos, pero igual, tenía una vista cálida por aquellas flores de colores en el balcón blanco.

—¿Dónde estamos? —preguntó confundido.

Jungkook se había negado en muchas ocasiones a llevar a Taehyung o a cualquiera de sus amigos a ese lugar. No quería decir que se avergonzaba, pero lamentablemente era eso lo que lo detenía, sus amigos y sobre todo la familia de su novio, eran familias con una buena posición económica, jamás les vería por esos rumbos, no quería incomodarlos, ni incomodar a la persona tan especial que ahí vivía, pero debido al tiempo que pasaba, sabía que no podía seguir separando esas dos partes importantes de su vida.

—Estamos aquí para visitar a alguien—dijo con una sonrisa nerviosa, Taehyung le miró confundido, pero él no espero a otra de sus preguntas, se volvió y subió los escalones de la entrada que daban a la puerta, tocó varias veces y espero.

—Jungkook—susurró Taehyung con el ceño fruncido de los extrañado que se encontraba, mirando alrededor, se daba cuenta que nunca había estado en ese lugar.

La puerta se abrió, despertando a ambos de su ensimismamiento personal, Jungkook sonrió y se hizo a un lado, entonces Taehyung pudo ver a una mujer de la tercera edad, su cabello era negro, sus ojos, aunque arrugados, eran oscuros, era pequeña y encorvada, tenía un delantal azul, al lado de Jungkook se veía muy pequeña y frágil.

—Oh mira qué tenemos aquí, pensé que dejarías de venir—dijo con una sonrisa amable—. Veo que traes compañía, pasen.

Se hizo a un lado para dejarlos pasar, Jungkook tomó fuerte la mano de Tae y se adentraron a la casa, dentro un aroma delicioso a comida casera recién hecha, la decoración era antigua, las paredes estaban tapizadas por un amarillento tapiz de flores, los muebles eran de caoba oscuro, en las repisas tenía libros, un sinfín de fotografías y figuras pequeñas de cerámica, los sillones de tela blanca con cojines beige, todo daba un aire acogedor y anticuado.

El Tigre Que Se Comió Al Cisne *Yoonmin/KookV/Namjin/WenHope*Where stories live. Discover now