𝐒𝐢𝐧 𝐇𝐨𝐬𝐩𝐢𝐭𝐚𝐥𝐞𝐬 𝟮𝟮

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Es un ruido peculiar que te saca de las profundidades del sueño. Parpadeas somnolienta cuando tu conciencia se ilumina, parpadeando contra la oscuridad de tu dormitorio. Adormilada, miras tu despertador. 7:56 a.m. Es casi la hora de que te despiertes para la escuela de todos modos. A estas alturas, deberías ser la única que queda en la casa. Pero no creas. Ese extraño sonido vuelve a aparecer, amortiguado y extraño mientras se desplaza por el aire. ¿Que es eso? Parece que viene de tu baño. Bostezando, sales de debajo de las cálidas mantas y te arrastras hacia el baño. Aunque tengas un poco de miedo, la luz del día de alguna manera amortigua el miedo. Tu corazón late un poco más rápido de lo normal pero no late con fuerza. Al abrir la puerta, parpadeas sorprendida ante la vista frente a ti. Es Sunghoon. Está de rodillas, encorvado sobre el inodoro y arrojando violentamente el contenido de su estómago en él. La camiseta blanca y los boxers con los que está vestido están completamente empapados de sudor. Sus manos están apretadas alrededor del borde del cuenco, los nudillos blancos por la tensión.

T/n: ¡Dios!

Te acercas a él, deslizándote de rodillas mientras tratas de quitarle el pelo bastante largo de la cara. Ni siquiera piensas que Sunghoon nota tu presencia mientras continúa retorciéndose de dolor. Sus ojos están nublados por lo que crees que es fiebre, su rostro está rojo y pálido al mismo tiempo.

T/n: Sunghoon... -dices suavemente, apartando su flequillo. -¿Estás bien? -El vómito cede por un momento y él puede girar la cabeza hacia ti.

SgH: T-Tn -es todo lo que puede decir antes de lanzarse al baño de nuevo.

T/n: Espera un segundo. -le susurras. Empujándote del piso, corres de regreso a tu habitación y tomas tu teléfono celular. Tu hermano contesta en el tercer tono.

Jake: Hola T/n

T/n: Jake -dices con un tono desesperado. -Sunghoon está enfermo. ¿Dónde estás?

Puedes escuchar su maldición en voz baja a través del altavoz del teléfono.

Jake: Estoy en el trabajo. -susurra. -Pero no puedo salir hoy. Mi gerente ya me va a matar si se entera de que estoy hablando por teléfono.

T/n: ¿Hay alguien que salga hoy? ¿Heeseung o Sunoo? ¿Alguien?

Jake: Todos estamos trabajando hoy, y Niki tenía clases hasta las cuatro. -Jake duda, murmurando lentamente -Supongo que, ¿No podrías faltar a la escuela por un día?

T/n: ¡Jake! -lloriqueas.

Jaje: ¡Tu profesor no estará allí de todos modos! -responde tu hermano. -No es que te pierdas algo. -Touché.

T/n: ¿Qué pasa si la gente sospecha que no hemos ido los mismos días? -susurras, todavía insegura. Burlándose, Jake dice:

Jake: No pienses demasiado si, T/n. Nadie va a pensar en eso.

T/n: Bien. -murmuras de mala gana.

Cuelgas a tu hermano antes de que pueda decir algo más y regresas para ver cómo está el enfermo en tu baño. La violenta enfermedad se ha atenuado, dejando a Sunghoon débil y pálido, apoyado contra la pared del baño con su cabello negro alborotado. Él mira hacia arriba con cansancio cuando entras de nuevo al baño.

SgH: Buenos días. -dice sin aliento, como si no hubiera estado vomitando. Ni siquiera sonríes. En cambio, te agachas a su lado e intentas poner tu mano en su frente para poder controlar su temperatura. Sunghoon te evita. -Estoy bien. -murmura, los labios carnosos se curvan en un ceño fruncido. Mirándolo con incredulidad.

T/n: ¿Estás bromeando? Definitivamente no estás bien. -Te mueves para tocarlo de nuevo y se desliza hacia atrás sobre su trasero, deslizándose sobre el azulejo. -No me mientas.

SgH: Estoy bien.

T/n: Park Sunghoon -gruñes.

SgH: Shim T/n. -se burla a cambio. Te está enojando un poco ahora.  Estás preocupada por él, especialmente cuando su respiración parece ser cada vez más rápida y corta. -Ve a la escuela, T/n. Por favor. -suplica, a lo que tu niegas con la cabeza.

T/n: No te dejaré aquí. ¿Qué pasa si mueres o algo mientras yo no estoy? -Ves que pone los ojos en blanco y dice:

SgH: Entonces, ¿no estarías tan feliz?. -Apretando la mandíbula, te sorprende una pequeña lanza de dolor que rebota en tu pecho. Intentas no dejar que el dolor se vea en tus ojos mientras miras a Sunghoon sin comprender.

T/n: No te voy a dejar. -susurras. Empieza a levantarse para sentarse derecho y erguido, pero el esfuerzo que requiere es evidente para ver a través de su expresión tensa. Sus brazos, musculosos y fuertes, tiemblan por el esfuerzo.

SgH: Mira, T/n... -jadea. -Realmente no quiero tener que lidiar contigo mientras estoy- Cortando a mitad de la oración, hace una pausa y parpadea de manera extraña.

T/n:¿Sunghoon? -Dejas escapar un grito cuando sus hermosos ojos marrones se mueven hacia la parte posterior de su cabeza y su cuerpo colapsa sobre el frío piso de baldosas. -¡Por favor, no mueras! -gritas desesperadamente mientras te deslizas a su lado en el suelo, tomando sus hombros en tus manos. Lo mueves para que su cabeza y hombros estén en tu regazo, rozando su frente húmeda. -¡Sunghoon, despierta! -Se desploma sin fuerzas cada vez que lo mueves. ¿Deberías llevarlo al hospital? ¿Llamar una ambulancia? Colocando suavemente su cabeza en el suelo, tomas tu teléfono de donde lo dejaste en tu habitación y regresas con él, marcando 119 mientras lo miras con pánico. Todavía está sonando cuando una mano agarra tu muñeca, asustándote y haciéndote dejar caer el teléfono.

SgH: No hay hospitales. -se queja Sunghoon. -No quiero. No, sin hospitales.

T/n: ¡Tienes que ir al hospital! -le gritas mientras cuelga el teléfono. El pequeño movimiento parece drenarle toda la energía y se recuesta, respirando superficialmente.

SgH: No hospital. Sin hospitales, odio los hospitales. -murmura una y otra vez, girando la cabeza con indiferencia.

T/n: Está bien. -te susurras a ti misma. -Está bien, lo primero es lo primero, vamos a sacarte del suelo. -De alguna manera logras poner su brazo alrededor de tus hombros, pero levantar su peso muerto es mucho más difícil de lo que pensabas que iba a ser.  El hombre gordo.  Eventualmente, media carga y medio arrastras a tu maestro a su habitación, dejándolo caer al pie de la cama. Casi en el segundo en que su espalda golpea la cama, sus ojos se abren de par en par.

SgH: Mierda. -dice con voz ronca antes de regresar al baño. El sonido de náuseas rebota en las baldosas y llega a tu oído. Suspirando, te sientas en su cama y te frotas la frente. Todo eso funcionó para nada.

Va a ser un día muy largo.

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𝑇𝑒 𝑎𝑚𝑜Where stories live. Discover now