𝐍𝐢𝐧𝐣𝐚𝐬 𝟮𝟲

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...:¡Psst! ¡T/n!

Aplastas perezosamente la molesta abeja que zumba en tu oído, resoplando mientras el ruido te saca del sueño de mala gana.

...:¡Psssssssst! -Estúpido error.

T/n: Basta. -murmuras débilmente.

Aferrándote con fuerza a la cintura de Sunghoon, los dos se acurrucan más juntos en una cálida y acogedora bola de felicidad. No sabes qué hora es y tampoco te importa en particular. Tu cuerpo débil se contenta con descansar contra el cálido de Sunghoon, empapándolo todo. Hasta que alguien te toca mientras otro siseo suena simultáneamente en tu oído.

...:¡T/n! ¡Oye, despierta!

T/n: Mm. -Abres los ojos y una cara borrosa se cierne sobre ti. -Oh, mira. -dices somnolienta. -Un animalito.

...:¡Oye! -La voz (ahora la reconoces como una voz humana y no como un insecto) ya ni siquiera está tratando de susurrar. Está ofendido. Abres más los ojos y finalmente reconoces el rostro de Niki.

T/n: ¿Qué pasaa? -te quejas, segundos antes de que te des cuenta. Niki. Niki está en casa. Niki está en casa dentro del dormitorio de Sunghoon. Todavía estás dentro del dormitorio de Sunghoon. -Mierda. -chillas. 

Al levantarte de la cama, quitas los brazos de Sunghoon y te alejas de él. El estúpido pelinegro ni siquiera se despierta. Simplemente se da la vuelta para que esté de espaldas a ti y duerme. Glorioso. Niki tiene los ojos muy abiertos y se sorprende cuando te mira, pero es una especie de sorpresa tranquila. No sabes cómo está tranquilo, porque no lo estás. El tipo de sorpresa que Niki tiene, no es el tipo de sorpresa que tu tienes. No, nada parecido a tu pánico, una especie de sorpresa desesperada. Antes de que puedas empezar a explicarte, Niki te agarra por los hombros y te levanta de la cama.

Niki: Deberías irte. -dice con calma, ocultando la pizca de nerviosismo en sus ojos de cierva. -Los hyungs estarán en casa en cualquier momento. -Como si lo hubieran convocado, escuchas el leve sonido de la puerta principal al abrirse. Oh diablos.

T/n: ¡Muevete! -Ladras casi en silencio, volteando a Niki y aplanando tus manos en su espalda para acelerar sus pasos. Ustedes dos salen fuera de la habitación de Sunghoon tan rápido como tu cuerpo enfermo pueda manejar. Niki está a punto de regresar por el pasillo pero lo detienes, agarrándolo del brazo. -Niki, por favor, no se lo digas a nadie. -suplicas desesperadamente. -Especialmente no a Jake o Jay. -el más joven te da una sonrisa levemente divertida.

Niki: No te preocupes. -dice. -Mantendré el secreto tuyo y de hyung. -El alivio te inunda.

Hee: ¿Hola? -escuchas la voz de Heeseung llamando a través de la casa. -¿Alguien en casa? -Abandonas a Niki en el pasillo, diciendo en voz baja "gracias" mientras te lanzas a tu habitación.

Te derrumbas en tu cama, el cuerpo todavía enfermo y cansado por toda la conmoción. Niki lo sabe. La idea es a la vez angustiosa y extrañamente estimulante. Hay alguien en esta casa que está de tu lado y puede ayudarte a ti y a Sunghoon a salir de apuros. Pero también podría filtrar tu secreto en cualquier momento.

Es la hora de la cena y todos menos Jay se han reunido en casa después de enterarse de la enfermedad de Sunghoon y la tuya. Sunoo recogió un poco de avena para todos de camino a casa, y Heeseung cocina un tipo especial de sopa para ayudarlos a recuperarse rápidamente. La bondad envuelve tu corazón en calidez y trae una sonrisa a tu rostro. Ahora, están todos tendidos en la sala de estar, tu y Sunghoon envueltos en mantas como rollos de sushi según las demandas de Jake. Hay una película en la televisión. Gracias a Dios, esta vez no es de terror. Tu hermano es el más preocupado de todos, sentado a tu lado en el sofá y revisando tu temperatura cada 5 segundos. Hace calor, envuelta en esta manta y metida en el medio del sofá. Suspiras, moviéndote para aflojar el confinamiento aparentemente obligatorio, pero no se aflojará en absoluto.
A tu lado en el sofá, Sunghoon está igual de atrapado, pero Sunoo incluso llegó a envolver la manta alrededor de la parte superior y posterior de su cabeza como una capucha. El efecto son las lindas mejillas de Sunghoon que apenas se hinchan por el envoltorio de mantas que lo atrapan desde el cuello hacia abajo y cubren su cabello.
Ahogando una risita en las mantas, inclinas la cabeza hacia atrás contra el sofá y cierras los ojos. Después de un par de minutos, un peso pesado se inclina contra tu hombro y te despierta de tu estado de ensoñación. Es Sunghoon, su rostro ahora vuelto hacia tu cuello y su cuerpo flácido. Jake siente el movimiento y se inclina sobre ti, viendo el cuerpo envuelto en una manta sobre ti.

𝑇𝑒 𝑎𝑚𝑜Where stories live. Discover now