𝐒𝐮𝐧𝐠𝐛𝐨𝐨𝐭𝐲 𝟯𝟯

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T/n: ¿Funcionó? -Te sientas rígida al final de la cama de Sunghoon, esperando que te conteste mientras entra.

No has tenido la oportunidad de hablar con él desde que regresó de la oficina en medio de la escuela, con el rostro ilegible. Esos hermosos ojos color chocolate no habían mostrado ni alegría ni tristeza, lo que hacía que te resultara extremadamente difícil saber en qué dirección había ido la confrontación. Lee Hyejin también había regresado unos minutos después, y estabas perdida. Ninguno de sus rostros delataba lo que sucedió en la oficina. No tenías absolutamente nada con lo que continuar. Cuando terminó la escuela, Sunghoon te había dado un gesto indicativo con la cabeza con su cabello negro brillante que significaba ir a casa sin él. Entonces fuiste. Y ahora, cuando entra a su habitación, se quita la corbata y se desabotona la camisa para revelar la camiseta blanca debajo, estás decidida a sacarle hasta la última gota de información.
El pelinegro suspira mientras arroja su corbata sobre la cama. Sus deliciosos labios se aplanan en una delgada línea. Haces una mueca de preocupación.

T/n: ¿Qué?¡¿Perdiste tu trabajo?! ¿Qué pasó? -Sunghoon se sienta pesadamente a tu lado, dejando caer su brazo alrededor de tu hombro y apoyando su peso sobre ti.

SgH: Estoy cansado. -dice.

Inmediatamente comienzas a frotarle los hombros, presionando los músculos duros y rígidos para proporcionarle todo el alivio que pueda. Tarareando bajo la presión de tus manos, Sunghoon se mueve muy lentamente, por lo que está acostado boca abajo con la cabeza apoyada en los brazos cruzados, tú a horcajadas sobre su delgada cintura y presionando tus manos en su espalda.

T/n: Sunghoon, vamos. -te quejas mientras continúas deshaciendo los nudos. -¡Dime! Estoy preocupada.

SgH: Mmm. -es su única respuesta, haciéndote enojar. En reproche, detienes el masaje y te sientas con los brazos cruzados. Él se queja y mira por encima del hombro, y te esfuerzas en hacer un puchero con el labio inferior.

T/n: ¿Que pasó? -exiges. Te ignora con un suspiro.

Así que le das una palmada en el trasero. Difícil. Tan pronto como tu mano deja de estar en contacto con el sólido globo de músculo, Sunghoon se queda muy, muy quieto debajo de ti. Y es entonces cuando te das cuenta del error que has cometido.

¿Cómo te atreves? Has tocado el Sungbooty.

Juras que tu niñez pasa por el blanco de tus ojos mientras sientes a Sunghoon enrollado debajo de ti, como una serpiente preparándose para atacar. Rápidamente te arrojas a un lado y ruedas por la cama, trepando por las sábanas para llegar al borde, gritando todo el camino. Casi lo has alcanzado también, cuando una mano fuerte te agarra el tobillo y te arrastra hacia atrás. Se siente como una escena de una película de terror; tu boca abajo, clavándo desesperadamente los dedos en tu intento de evitar ser arrastrada hacia el inevitable castigo que espera detrás de ti. El tema de Hyejin y la reunión vuela a las profundidades más oscuras de tu mente cuando sientes que el peso de Sunghoon se posa en la parte baja de tu cintura, una posición idéntica a cómo estabas sentada en él hace solo unos momentos. Excepto que no te diste cuenta de lo vulnerable que era la posición.

SgH: Gran error, bebé. -ronronea con esa voz aterciopelada, presionando los talones de sus palmas en tu espalda. Estás totalmente ciega a sus movimientos, su peso te obliga a inclinar la cabeza hacia un lado para no respirar en las mantas, y eso te pone muy nerviosa. Te tiene atrapada.

T/n: Solo quiero escuchar lo que pasó. Deja de ser tan malo.

SgH: Este no soy yo siendo malo. Este soy yo siendo muy, muy amable. -Entonces sus manos ya no están en tu espalda. En cambio, sientes que alejan tu cabello de tu cuello, y los labios maravillosamente suaves pero firmes de Sunghoon presionan la piel allí. Con la respiración atascada en la garganta, sin entusiasmo pateas con la pierna en un esfuerzo por desalojarlo.

T/n: Apártate de mí, bulto. -dices con una voz entrecortada. Ignorándote, Sunghoon te habla mientras desliza lentamente su cuerpo a lo largo del tuyo hasta que se recuesta encima de ti, las caderas se colocan sobre la curva de tu trasero y los codos levantan la parte superior del cuerpo para flotar sobre tu espalda.

SgH: Cariño, si las cosas salieran mal, ¿de verdad crees que estaría haciendo esto? -Su aliento caliente en la parte de atrás de tu cuello envía escalofríos por tu columna, pero su respuesta te relaja.

T/n: ¿Así que salió bien? -Gruñendo de frustración, Sunghoon coloca su mano contra el costado de tu muslo.

SgH: ¿Eso es todo en lo que estás pensando cuando intento seducirte?

T/n: Sí. -dices sin rodeos, una verdad a medias.

Tu preocupación es lo principal en tu mente, aunque el toque de Sunghoon definitivamente está haciendo bien su trabajo al distraerte. Él resopla y se aleja de ti, aterrizando junto a ti boca arriba. Inmediatamente después, te pone encima de él para recostarte sobre su pecho, tus piernas abiertas a ambos lados de sus delgadas caderas. En esta posición, sus caras están a solo centímetros de distancia entre sí.

SgH: Heriste mis sentimientos. -se queja el pelinegro, sacando su labio en un puchero.

T/n: Dime. -murmuras, enfatizando con un golpe en su firme pecho.

Sunghoon pone los ojos en blanco, la expresión de puchero desaparece y es reemplazada por irritación.

SgH: Todo salió de acuerdo al juego. Deja de preocuparte. -Su pulgar alivia el pliegue entre tus cejas fruncidas, acariciando suavemente. Tu maestro sigue la acción presionando su boca contra tu mandíbula, dejando un rastro de ligeros picotazos por tu cuello y hasta el cuello de la camisa de tu uniforme. -Estúpida ropa escolar. -refunfuña cuando sus labios detienen su descenso debido a la tela. Sus dedos trabajan apresuradamente en los botones superiores de tu camisa, permitiéndole apartar la parte superior de la blusa de tus hombros y desnudar tus hombros y clavículas para él. -Perfecto. -respira, escaneando la piel pálida con ojos hambrientos.

No puedes evitar el rubor que arde en tus mejillas. El enrojecimiento se extiende aún más rápido cuando Sunghoon traza el ángulo sobresaliente de tu clavícula con su lengua, presionando su boca abierta contra tu piel. Un suave gemido sale de tu lengua, bailando en el aire entre ustedes, floreciendo en una tensión profunda y caliente.
Florece junto con él un suave calor dentro de tu corazón. Se despliega como una flor, se extiende y se apodera de cada rincón del órgano que late y la sangre por las venas. No eres tan estúpida como para no reconocer lo que es. Y quieres que él sepa. Finalmente estás a salvo, y todos lo saben, y ya no tienes que esconderte. Es algo eufórico que empuja tus sentimientos a tu garganta mientras suplican que se derrame. Entonces, cuando Sunghoon coloca pequeños bocados a lo largo de su hombro, lo dejas caer.

T/n: Sunghoon...Te amo. -Y se queda muy, muy quieto.

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