Verano

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Taehyung se distrajo por un segundo observando los diversos tipos de talismanes en aquel pequeño y apretado puesto del mercado y, cuando alzó la vista para preguntarle a Jungkook si conocía la historia de uno de ellos en particular, no lo encontró...

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Taehyung se distrajo por un segundo observando los diversos tipos de talismanes en aquel pequeño y apretado puesto del mercado y, cuando alzó la vista para preguntarle a Jungkook si conocía la historia de uno de ellos en particular, no lo encontró allí. El chico era alto y ancho de hombros, y su vestimenta oscura coronada con un sombrero deberían ser factores por los cuales identificarlo de inmediato entre el gentío; aun así, fue incapaz de divisarlo cuando giró sobre sí mismo, dando un escaneó meticuloso.

Caminó despacio, unos metros de ida y de vuelta, prestando más atención, porque Jungkook solía distraerse fácil cuando llevaba su cámara en la mano y encontraba algo digno de fotografiar, pero los resultados fueron los mismos. Ya entrando un poco en pánico, Taehyung decidió que era buena idea rodear por completo los puestos que habían estado observando con cuidado por los últimos veinte minutos, en caso de que el chico hubiese decidido volver atrás con intenciones de comprar algo. Y es que si se separaban ¿Cómo se suponía que iban a encontrarse? Si él todavía seguía retrasando eso de pasarle su número de celular. ¿Qué iba a hacer un chico de un pueblo pequeño perdido en una de las ferias más grandes de la ciudad? ¿Cómo demonios iba a poder llegar a la playa solo otra vez, si ellos habían tomado un tren y un bus antes de finalmente terminar en el puesto de bicicletas desde el que habían pedaleado cerca de una hora y media? ¿Cómo se supo-

—Tae —oyó que lo llamaban a sus espaldas.

E iba a liberar todo el pánico que lo había invadido, iba a decirle a Jungkook que no podía hacer eso, que se preocupaba, que le avisara si quería ir a otro sitio o parar porque sus nervios no estaban para preocuparse así. Pero entonces se volteó y lo vio.

Jungkook lo miraba con una sonrisa calma, con ojos suaves y le extendía un algodón de azúcar.

—Para ti —le dijo.

Era celeste pastel, tenía un pico que se curvaba de forma grácil en la punta y el bastón en el que estaba incrustado era rojo y blanco. Taehyung sintió el calor en sus mejillas y su estómago de inmediato, y la histeria que lo había invadido se borró de un plumazo y quedó rezagada mientras su cerebro luchaba por emitir por lo menos una palabra coherente.

—Gracias —dijo con un suspiro recibiéndolo —No tenías qué...

Ni siquiera mordiéndose el labio pudo frenar la sonrisa enorme y complacida que se le formó en el rostro.

—Creo que va muy acorde a como te ves hoy —dijo señalando la boina que llevaba puesta y la camiseta un poco amplia que le caía de forma grácil sobre los hombros —Además, dijiste que tu abuela siempre los compraba cuando venías aquí de pequeño.

El calor en su estómago serpenteó, subió y se alojó en su pecho, y Taehyung sintió unas ganas feroces de lanzarse a envolverlo en un abrazo apretado que los asfixiara un poco a los dos, y que lograra transmitirle a Jungkook todo lo agradecido que se sentía con su gentileza y atención.

Taehyung no podía hacer eso, por ello pensó en otra alternativa.

—¿Quieres improvisar un picnic? —le dijo —Sé que eres atlético y todo eso, pero llevamos todo el día sin dejar de movernos. Tienes que estar, aunque sea, un poco cansado.

Jungkook sonrió brillante y amplio, como era típico de él, y asintió.

Terminaron sentados en una banca de piedra debajo de unos arboles grandes, pesados y antiguos, después de comprar bebidas y un par de bocadillos más. Taehyung cerraba los ojos y la sensación del azúcar deshaciéndose sobre su lengua era tan familiar y tan feliz que no podía evitar perderse entre recuerdos.

—Increíble —oyó que Jungkook murmuraba.

El chico sostenía su cámara y observaba la pantalla satisfecho, Taehyung lo miró extrañado y él se la enseñó. Estaba allí, la cara inclinada hacia los rayos de sol escasos que se filtraban por las espesas nubes, el algodón de azúcar y su ropa haciendo un contraste fantástico con el ambiente gris. Taehyung emanaba una paz tan profunda en aquella fotografía que ni siquiera había sido consciente que le hubiesen tomado.

—Es perfecta —Jungkook dijo mientras volvía a mirarla —Todas las que te he tomado son buenas, en realidad —murmuró, como si no estuviese diciendo la gran cosa.

Taehyung emitió un sonido avergonzado y se encogió sobre sí mismo, el calor en sus mejillas siendo totalmente intenso.

—¿Qué? —Jungkook pregunta un poco escéptico —Si me dices que no eres consciente de ser completamente hermoso y fotogénico, no te voy a creer en absoluto —lo acusa con un dedo, entrecerrando los ojos —Y pensar que te pegué en la cara y estuve a punto de arruinar semejante obra de arte...

—Santo cielo, para por favor —Taehyung se ahoga con su propia saliva, y Jungkook se ríe a carcajadas de él.

—Estoy bromeando contigo —Jungkook le explica todavía riendo —Es decir, sí. La razón por la que creo que eres bonito es porque ni siquiera notas que eres totalmente artístico y poético, solamente existiendo por ahí con tus libros y tus boinas.

—Voy a explotar —Taehyung balbuceó con un hilo de voz, una de sus manos cubriendo su mejilla al rojo vivo.

Jungkook cambió de tema después de murmurar un par de cosas más mientras guardaba su cámara con cuidado y volvía a prestarle total atención para que pudieran conversar. Y Taehyung estaba totalmente azorado con la forma en la que el chico podía soltar con tanta naturalidad cosas como esas, como si no fuera realmente consciente de estar diciendo los cumplidos más inusuales y significativos.

Porque Taehyung amaba leer, y cuando leía, vestía boinas y caminaba por Busan, se sentía dueño de una seguridad que no poseía y que no mostraba nunca. Y ahí estaba Jeon Jungkook, percibiéndola con claridad a primera vista y alabándola, y él sentía una estampida en el estómago y ganas de detener el tiempo, para que los dos se quedaran allí, simplemente compartiendo ese algodón de azúcar.

—Tae ¿Podemos ir al Museo de Arte la próxima vez? —Jungkook pregunta distraído después de un rato, robándole otro bocado de algodón.

La próxima vez. Otra vez. Y en uno de los lugares favoritos de Taehyung.

—Claro —asiente.

—Creo que estarías en tu ámbito —Jungkook dice.

—¿Uhmm? —Taehyung no entiende.

—Entre otras obras de arte, imagínate eso...

Taehyung tose y Jungkook lo mira risueño indicando que está molestándolo otra vez. Y piensa en lo mucho que le gustaría poder naturalizar también ese coqueteo inocente y desenfadado, esa forma juguetona que tiene Jungkook de hacerle saber que lo encuentra atractivo sin ninguna otra intención, sin esperar que devuelva cumplidos o haga algo al respecto. En lo fácil que sería todo si pudiera mantener para después una pizca pequeñita de todo ese calor bonito que se le ha instalado dentro.

 En lo fácil que sería todo si pudiera mantener para después una pizca pequeñita de todo ese calor bonito que se le ha instalado dentro

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Como en aquel verano - Taekook (kookv)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora