Verano: Final

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El tercer día en Busan apenas comenzaba para ellos, algunos desayunaban todavía refregándose los ojos, otros peleaban para ocupar el baño, y en el patio Jungkook atacó a Taehyung rociándolo con la manguera aprovechando que la somnolencia se rehusa...

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El tercer día en Busan apenas comenzaba para ellos, algunos desayunaban todavía refregándose los ojos, otros peleaban para ocupar el baño, y en el patio Jungkook atacó a Taehyung rociándolo con la manguera aprovechando que la somnolencia se rehusaba a abandonarlo.

Al reírse de ello, Taehyung dio pie a una guerra en la que todos terminaron involucrándose al verlos a través de la ventana de la cocina. Era media mañana, pero a ellos ya les dolía el estómago por las carcajadas al ver como todos resbalaban, tropezaban y recibían certeros golpes de agua en el rostro.

—Wheein y yo una vez le hicimos esto a la abuela y a su madre ¿Te acuerdas? —le preguntó a la recién llegada, que los vio compartiendo las toallas para secarse el cabello y escurriendo la ropa que terminó por llenar el tendal —Teníamos como, no sé ¿Trece tal vez?

—Creo que sí. Mi mamá quiso regañarnos, la abuela ni siquiera lo intentó —ella dijo riéndose.

—En nuestra defensa, hacía un calor del infierno. Todos lo necesitábamos. Suni no dudó ni un segundo en anudar su vestido y perseguirnos. Había una fotografía de ese día por aquí.

—¿Puedo verla? —Jungkook le pregunta, y él asiente.

Taehyung no piensa en el sitio al que sus pies lo están llevando, no piensa en el tiempo que la habitación de su abuela ha permanecido cerrada, en cómo había sido Wheein la única capaz de entrar allí luego de que ella murió, ni en como él siquiera podía hacer el camino hasta el final del pasillo. En lo único que está pensando es en que a Jungkook le encanta observar fotografías además de tomarlas, y que esa podría gustarle especialmente porque ellos fueron los más felices ese día.

Se da cuenta de ello cuando ya está dentro, cuando el cuadro cubierto de polvo que reposaba en la mesa de luz ahora está entre sus dedos, cuando él nota la oscuridad y el olor natural de su abuela. Es entonces que camina más despacio, y abre la persiana; observa el cubrecama celeste claro perfectamente extendido, la cama hecha. Se sienta allí y entiende cómo las cosas han cambiado.

Sabe que su ropa ya no está colgada en el armario, que los zapatos que acomodaba por color ya no están allí, que solo quedan unas pocas cosas esperando que él fuese capaz de volver a verlas y reconocerlas. Sabe que Wheein tiene que haber sido tremendamente fuerte ese día del verano anterior en el que él no pudo y le pidió que lo hiciera en su lugar.

Solo por costumbre, Taehyung abre el cajón de la mesa de noche; ese sitio que siempre ocultó dulces, ese sitio en el que su abuela continuó dejándolos a propósito para él. Caramelos de fresa, rellenos de jalea un poco ácida que lo hacían salivar y le duraban largos minutos dando vueltas en su boca.

No encuentra eso. La piel se le eriza en todo el cuerpo al ver un sobre amarillento que lleva estampado su nombre con la caligrafía de su abuela. Sus dedos tiemblan cuando sienten la textura rugosa del papel al desdoblarlo. Esta mordiendo sus labios con fuerza cuando comienza a leer.

Como en aquel verano - Taekook (kookv)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora