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Es verano, es Busan. Y Jungkook conoce a Kim Taehyung, y tiene la certeza de que lo que lleva por dentro se siente, por primera vez, como amor genuino.
Pero el verano se acaba y la suya es otra de esas historias entre mile...
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A Jungkook el asunto no debería preocuparlo en absoluto, porque había muchas cosas que él no entendía, pero una había quedado realmente clara entre Taehyung y él, y esa era que el chico no lo quería cerca y que lo aterraba la idea de que alguien se enterara que, de hecho, hubo algo entre los dos; algo que se perdió en el vacío.
Así que Jungkook hacía su mejor esfuerzo con el correr de los días. Ahora tenía a este grupo de personas a su alrededor que lo apoyaban, con las que pasaba buenos ratos, y las que empezaban a cuidar de él. Estudiaba la carrera que siempre había soñado y por la que había esperado tantos años, su trabajo era decente y sus ahorros le permitían tener una vida balanceada. Así que no tenía sentido que siguiera pensando en personas que le generaban confusión y decepción, ni aunque hubiese conservado sus esperanzas altas sabiendo que probablemente iba a estrellarse contra un muro, ni aunque tuviera que fingir cuando tenía a Taehyung tan cerca.
No tenía sentido, porque claramente Taehyung no se preocupaba por él a no ser que sintiera como una amenaza algo que estuviera por salir de su boca, entonces sí tenía toda su atención, entonces sí estaba dispuesto a hablarle. Era completamente ridículo que no pudiera dejar de mirarlo y de tener la certeza que había algo malo con él.
Es que Jungkook no era tonto, él no se había perdido la forma en la que Namjoon estuvo mirándolo durante los primeros minutos que estuvieron dentro de la cafetería en la que Taehyung trabajaba, interesado y un poco disgustado. Una chica amable y desenfadada fue la que finalmente se acercó a atenderlos, cuando Taehyung evadió el espacio que ella le dio para que conversara, brevemente por pequeños minutos, con sus amigos. Jungkook notó la concentración fingida, para nada parecida a la real que tenía cuando leía y que él había presenciado un par de veces; notó la mueca más culpable que sorprendida que puso cuando los descubrió mirándolo y alzó una mano para saludar.
Notó la piel pálida y el ánimo totalmente decaído. Los suspiros de Namjoon, y la forma en la que el chico tecleó varios mensajes e hizo sonidos de entendimiento cuando finalmente recibió una respuesta. Namjoon continuó explicándole en un tono monótono para nada usual, y provocó que se distrajera también.
—A veces Tae tiene momentos como este —le explicó cuando lo sorprendió prendado en las acciones metódicas del chico detrás del mostrador —Siempre ha sido muy sensible y muy considerado con los sentimientos de los demás, y perdió hace muy poco tiempo a su abuela, quien básicamente era la persona que más amaba en el universo. Así que no canaliza muy bien lo que siente, tiene esta idea de que nos molestará si comienza a contar las cosas que lo preocupan o le hacen daño. Se escuda en que cada uno tiene su propia vida ocupada y complicada, tiene razón; pero no se supone que sea así como funciona. Solo nos damos cuenta de que hay algo mal cuando pasa esto, cuando explota y ya no puede ocultar cómo se siente.
—¿Es algo que pasa seguido? —Jungkook pregunta pensativo.
—Ha sido mucho peor desde que volvió aquí, después de lo de su abuela. Antes podía manejarlo mejor, sobre todo porque no se esforzaba tanto en estar solo. Antes podía hablar después de una rebanada de pastel o de una caminata, pero ahora ni siquiera eso. Simplemente no lo hace, y todos notamos que llora mucho. Jimin acaba de decirme que lleva días en eso —Namjoon dice frunciendo el entrecejo, a todas luces preocupado.
