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Es verano, es Busan. Y Jungkook conoce a Kim Taehyung, y tiene la certeza de que lo que lleva por dentro se siente, por primera vez, como amor genuino.
Pero el verano se acaba y la suya es otra de esas historias entre mile...
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A Jungkook toda esa situación tendría que haberle parecido extraña desde el principio. Jungkook entendía que Taehyung no estuviese feliz por ir a pasar su cumpleaños con su familia, comprendía absolutamente que ver a sus padres en un momento tan complejo emocionalmente, que lo tenía lleno de dudas e inseguridades, no fuera para él algo que le creara expectativas. Sin embargo, Jungkook lo había acompañado a tomar el tren que lo llevaría hasta Daegu en una mañana helada, y se había mantenido enviándole mensajes para ver cómo las cosas habían avanzado en sus días de estadía por allá. Había creído que estaba bien, que después de todas las charlas que habían tenido, Taehyung había conseguido que su temple fuera un poco más firme y no tan caótico. Las respuestas a las felicitaciones de cumpleaños no habían revelado absolutamente nada. Y luego, ese silencio eterno, de un día entero, que empezó cuando el chico le avisó que estaba en el camino de vuelta. No obtuvo ninguna respuesta cuando le preguntó si podía ir a verlo, si quería hablar de ello; solo hubo confirmaciones de lectura que lo pusieron tremendamente nervioso y le dieron mala espina.
Con la certeza de que algo estaba sucediendo, Jungkook terminó su turno en el trabajo y compró la cena para llevar hasta el departamento del chico y que los tres la compartieran. Tal fue su sorpresa cuando Jimin balbuceó por el intercomunicador del edificio, y cuando abrió la puerta solo lo suficiente como para deslizarse fuera y decirle que Taehyung estaba enfermo y sentimental y que no quería ver a nadie en ese momento. Jungkook lo miró con intensidad y Jimin torció la boca en un gesto de disculpa.
—Estás mintiendo —le dijo finalmente.
—No —Jimin dijo ceñudo, cruzando sus brazos sobre el pecho —Taehyung está agotado, y necesita descansar porque tiene que volver a clases y al trabajo. Está durmiendo y-
—También eres mi amigo ¿O no? Podríamos cenar tú y yo, y guardarías el resto para Taehyung.
—Es que seríamos ruidosos y entonces él despertaría, y no quiero eso.
—Entonces déjame entrar solo un momento. Tengo su regalo de cumpleaños aquí —dijo señalando su mochila —Si de verdad está durmiendo, solo lo dejaré en su habitación y me iré sin molestar en absoluto.
—Es que...
—Estás mintiendo, Jimin —para esas alturas Jungkook estaba totalmente seguro de eso.
—¡No! ¡No lo hago! Él en verdad no quiere ver a nadie.
—En verdad voy a hacer esto —Jungkook suspiró dejando la bolsa con la cena en el suelo y enderezándose frente a Jimin, quien intentaba mantener la barbilla en alto en una postura totalmente a la defensiva —Lo siento.
Jimin se retorció en el instante en el que los dedos de Jungkook se clavaron en sus costados y estómago, produciendo cosquillas intensas que lo dejaron fuera de combate, haciéndolo reír en un momento que en absoluto tenía gracia, tanto que había terminado en el suelo. Aprovechó el momento de debilidad para discar la contraseña en la cerradura electrónica y entrar sin otra advertencia.
