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Es verano, es Busan. Y Jungkook conoce a Kim Taehyung, y tiene la certeza de que lo que lleva por dentro se siente, por primera vez, como amor genuino.
Pero el verano se acaba y la suya es otra de esas historias entre mile...
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La primera vez que Taehyung enfrentó una de esas crisis, los brazos de Jimin alcanzaron para mantenerlo a flote. Más tarde, iba contarle a Jungkook y a Jin que el llanto lo había atacado desde hacía unas cuantas noches, y que le costaba dormir, pero que había sido capaz de mantener el sufrimiento a raya. Sin embargo, la noche en la que terminó despertando a un Jimin que saltó de la cama totalmente asustado, Taehyung dijo que había sentido un ataque de pánico venir, y que un dolor sordo se le había instalado en el pecho.
Jungkook sabía que había días en los que era más difícil que otros, que los pensamientos se apiñaban en la cabeza de Taehyung, se enredaban, se mezclaban y terminaban por colmarlo de confusión y miedo. Y cuando eso pasaba, el chico no tenía idea de cómo salir de allí.
La primera vez que su teléfono sonó a las tres de la mañana, Jungkook estuvo a punto de caerse de la cama por la prisa de levantarse cuando su cerebro podía procesar apenas la mitad del escenario.
—Jungkook, lo siento —fue lo primero que Jimin le dijo al contestarle —Pero no sé qué mas hacer. No me escucha, no respira bien y no se calma. Y aquella vez tú...Podrías ¿Podrías venir?
—Estoy en camino —fue lo único que murmuró antes de ponerse en marcha.
Cuando su amigo le abrió la puerta del departamento, Jungkook descubrió que había dos personas llorando y no solo una. Jimin, quien había dado su mejor esfuerzo, estaba al borde de la histeria también.
—Ve a preparar té —Jungkook le pidió, pero por supuesto que el chico no le hizo caso y lo siguió por el pasillo hasta que ambos encontraron a Taehyung hecho un ovillo, con el rostro cubierto, siendo un desastre de lágrimas y respiraciones entrecortadas.
—Tae, Jungkook está aquí —intentó decirle, pero Jungkook lo detuvo.
—Él no te va a escuchar, tienes que hacer que escuche —le dijo mientras se quitaba la chaqueta y se subía a la cama también —Estoy aquí, mi amor. Estoy aquí —le dijo suavecito y le agarró la cintura para acercarlo a él.
Empezó acariciándole la espalda, acarició manteniendo un ritmo constante y fluido, bajo sus dedos, Jungkook fue capaz de notar el momento en el que los músculos de Taehyung cedieron y se aflojaron un poco, ese fue el momento en el que pudo apartarle las manos del rostro. Entrelazó sus dedos y le acarició el dorso con el pulgar.
—Estás bien, todo está bien. Pasará pronto. No tienes que tener miedo, estoy contigo aquí —le dijo, y le besó el mentón y luego la mejilla —Mi amor, tenemos que respirar ¿Bien? Despacio, juntos. Y entonces terminará más rápido. ¿Cuento para ti?
Entre los hipidos descontrolados hubo un asentimiento tembloroso, pero bastó. Aunque trémula, había una respuesta; era una señal de que lo estaba escuchando, de que entendía y alcanzaba a procesar algo de todo lo que estaba sucediendo. Así que Jungkook se aferró a ella, y contó. Fueron números cortos que acompañó con apretones de mano y respiraciones amplias para que el chico copiase.
