𝘭𝘦𝘦 𝘴𝘶𝘩𝘰

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Esperaba a que la profesora terminara de entregar los exámenes, todos a su alrededor se encontraban nerviosos y estresados, pero él no parecía pensar mucho en aquello, toda su atención se encontraba en su compañera de clase, Song Lia.

Movía su lápiz golpeándolo levemente con la mesa mientras sentía su cuerpo tensarse. Desde la última vez que la vió se había sentido así, y ni siquiera él lograba decifrar porqué le molestaba pensar en el hecho de que ella estuviera con otro chico que no fuera él.

Salió de sus pensamientos cuando la chica enfrente suyo le extendió una fila de papeles, él tomó el suyo pasando el resto para atrás mientras escuchaba las instrucciones de la profesora.

-Bien, pueden comenzar.- Todos voltearon su hoja comenzando a escribir respuestas en ella, pero el castaño ni siquiera podía escribir su nombre sin pensar en aquello que lo molestaba.

Su atención se fue a el caramelo que estaba enfrente suyo y que la misma Song Lia le había entregado. No le gustaban los dulces, pero aún así lo aceptó. Aunque ni siquiera había intentado abrirlo.

Y sin pensarlo más sus manos se colocaron en los extremos de la mesa mientras se levantaba bruscamente. Tomó sus cosas dejando únicamente la hoja vacía y salió de aquella aula llamando la atención de todos los que lo veían como si estuviera loco, pero no le importó.

Caminaba rápidamente sin poder pensar sobre sus acciones antes, simplemente recordó que ella le había comentado sobre un parque de diversiones y caminó hasta ahí sin pensar en nada más.

Había demasiadas personas, algo normal en un fin de semana.
Escuchaba gritos, voces y música de fondo. Observaba a todas las personas que pasaban a su alrededor sin encontrarla a ella.

Suspiró irritado. Había demasiados parques cómo ese en Seúl, era muy posible que ella ni siquiera estuviera ahí, pero aún así algo dentro suyo le dijo que siguiera buscando.
Era solo una cita, pero aún así sentía demasiada molestía de solo pensarlo. De pensar en qué a Lia probablemente le comenzaría a gustar ese chico y no él.

Siempre le había molestado ser el centro de atención. Estaba acostumbrado a que las personas lo miraran solamente por su apariencia y a que las mayoría de chicas lo buscaran. ¿Pero por qué ella, la chica que de verdad le interesaba no podía mirarlo así?

Su vista cayó en aquel pequeño restaurante de comida rápida, para ser más específicos en las personas que se encontraban sentados junto a la ventana. Ahí estaba Lia y él podía jurar que se veía realmente linda. Las únicas veces que la había visto era con su uniforme escolar o con ropa de casa cuando se encontraban en Prince Comic.
Junto a ella se encontraba aquel chico que en ese momento se había ganado su enojo sin siquiera saber de su existencia. Era alto, pelinegro... bastante normal. ¿Qué tenía ese chico que no tuviera él? Pensó.

Suspiró pensando en lo patético que se veía en ese momento, escondido detrás de una pared mientras las demás personas lo miraban. Algo incómodo salió de su "escondite" mientras se sentaba en una de las mesas que se encontraban en la terraza del sitio, teniendo vista a la espalda de la chica.

-Buen día, ¿qué desea ordenar?- Preguntó amablemente el chico que trabajaba ahí.

En realidad no quería nada, aquella situación le había robado por completo el apetito. Pero había sido bastante tonto sentarse ahí si no pensaba pedir nada. - Una malteada.- Pidió. Pudo ver la mirada extrañada del chico, pero solo asintió tomando su orden. Normalmente las personas que iban ahí era para probar la comida, no para comprar una bebida que podían conseguir en cualquier lado.

Vió a el chico alejarse, y nuevamente dirigió su vista hasta ambos chicos.
Sus ojos se abrieron, sintió la furia apoderarse de él y ni siquiera pudo reaccionar hasta que se encontró enfrente de aquella mesa separando a el chico de quién pensaba era Lia.

-¿Qué te pasa?- Comentó el hombre dirigiéndose hasta él. Suho lo miró sorprendido y confundido. -¿Lo conoces?- Preguntó a la mujer a su lado, quién llevaba prendas parecidas a las de Lia, pero que no se parecía en nada a ella. La mujer negó mientras trataba de calmar a el hombre, y después de unas palabras ambos se fueron dejando a el chico aún procesando lo que había pasado.

Dándose cuenta de la situación rápidamente salió del lugar.
Había hecho toda esa escena por una chica. Había gastado dinero en una entrada para un parque de diversiones cuando ni siquiera se había subido a ninguna atracción. Había perdido aquel importante examen, y lo que en realidad lo hacía pensar era que aquello no le importaba.

Al principio lo dudaba, nunca había pensado en Lia de otra manera más allá de una amistad hasta hace poco tiempo atrás.
Ella era tan diferente, que probablemente aquello era lo que lo hacía tener curiosidad sobre ella.
Pensaba en qué una chica distraída y torpe cómo ella no le podía gustar y que posiblemente solo estaba confundido porque ella lo trataba distinto a el resto. Pero, ¿cómo explicaba todo el desastre que acababa de hacer?

Sus pensamientos se esfumaron cuando escuchó la puerta detrás suyo abrirse. Rápidamente se colocó a un lado dándose cuenta de que se trataba de ellos. Los vió caminar, y nuevamente se encontró siguiéndolos. Los vió hablar, hasta que vió a Lia alejarse por el lado contrario a el pelinegro. Pensó en alcanzarla, pero recordó que él no debería estar ahí en ese momento.

-¿Qué acabo de hacer?- Susurró para sí mismo mientras suspiraba.





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