CAPÍTULO 55

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— ¿Ya me van a decir qué diablos están haciendo? — preguntó Tyler detrás de la puerta, creyendo la mentira de que su novio aún estaba aquí

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— ¿Ya me van a decir qué diablos están haciendo? — preguntó Tyler detrás de la puerta, creyendo la mentira de que su novio aún estaba aquí.

En realidad Klaus había ido a subir la cena hasta la casa del árbol, después de haberla calentado en la cocina con cautela mientras que yo preparaba el lugar para que fuera lo más parecido a un "Perdón por haberte ignorado durante toda la semana."

Y ahora me encontraba alistando los pequeños detalles, tomando una ducha, peinando mi corta cabellera, poniéndome un esmoquin que habíamos conseguido en la misma tienda en barata. Había sido toda una travesía.

Pero supongo que después de esta noche no se me volvería a olvidar prestarle más atención a Tabitha y a las cosas que quería.

No lo hacía intencional, o al menos no lo creía, pero sabía que el no sentirlo como algo malo justificaba todo. No mentía cuando hablaba de conocer más de ella y ser su amigo, como ella había sido mi amiga.

Tabitha había sido la chispa que incendió todo lo que estaba luchando por contener dentro de mí, ella sabía justo lo que tenía que decir para calmar mis miedos y hacerme sentir seguro incluso antes de que quisiera admitirlo. Siempre que el pánico amenazaba con atacarme ella estaba a un lado y ni siquiera lo notaba.

Quería ser eso para ella, la cara familiar en medio de la tormenta que prometía acompañarla y sanar sus heridas. Y no porque se lo debiera, aunque de ser así creo que tendría que pasar una eternidad para poder pagarle todo lo que había logrado en mí, sino porque ese era el tipo de cosas que hacían los amigos.

Tomé mi celular antes de destapar la colonia varonil que había comprado y comencé a buscar imágenes de animales con lágrimas hasta que di con una de un gatito pequeño con la nariz sonrojada y los ojos entrecerrados llenos de lágrimas.

Una sonrisa divertida tiró de mis labios mientras me dirigía al chat que tenía con la chica de ojos bicolor donde el último mensaje había sido horas atrás cuando me preguntaba a qué hora saldría a almorzar.

Sin pensarlo mandé la imagen esperando a que se conectara.

"¿Me perdonas?" escribí cuando ella vio la imagen.

Pero no respondió.

¿Y si me odiaba?

— ¿Qué pasa? — preguntó Klaus agitado, mientras se adentraba a la habitación por la ventana —. Todo está listo, guapo.

"Creo que esta muy enojada conmigo." respondí mientras le mostraba los mensajes que ella no respondía.

"Están afuera, intentando escuchar algo. Los vi mientras corría por el frente de la casa " gesticulo con una sonrisa victoriosa ". Somos el equipo ganador esta noche, así que préstame ese celular."

Asentí antes de sentarme a su lado en la cama y mirando con atención lo que escribía:

"Ponte tu mejor vestido, paso por ti en quince minutos."

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