CAPÍTULO 22

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— ¿Y qué quieres estudiar? — la voz de mi  padre resonó en las paredes del comedor llamando la atención del bulto de nervios bien escondido que tenía a mi lado.

El casanova fracasado podría engañar a todos en la casa con su sonrisa encantadora y su respiración tranquila, pero yo podía sentir la manera en la que sus rodillas temblaban y observar la delgada capa de sudor que se extendía por su piel bronceada.

— Porque quieres estudiar, ¿no? — presionó Isaac mientras miraba al fraudulento como su siguiente presa.

¿En dónde había ido a caer su alma desdichada?

Daba lástima; la manera tan patética en la que se aferraba al intento de ser alguien que no era, como si aquella fachada haría que su vida fuera más feliz y no solo la representación más realista de la gota que en cualquier momento derramará el vaso, creando una lluvia torrencial.

— Claro, pienso en ir a la universidad el próximo año. — asintió, fingiendo estar completamente relajado — Estoy interesado por biología.

— Suena interesante. — respondió mi madre con una sonrisa realmente convencida, ¿cómo era que podía lograrlo? — ¿Ves cariño? — preguntó mi madre en mi dirección, desviando mi atención del par de brócolis que habían quedado en mi plato — Creo que deberías tomar el ejemplo de Tyler.

Claro, como si la idea de que tendría que sobrevivir otro año más de vida hiciera que mi corazón se desborda de felicidad.

— ¿Y cuándo piensan hacer oficial lo de ustedes dos? — preguntó Rita, siendo completamente insensata e interrumpiendo a nuestra madre quien no dudó en dirigirle una mirada seria.

— Rita, no seas mal educada. — respondió mi madre enseguida, recuperando la palabra que su copia idéntica le había arrebatado.

— En realidad, es una pregunta muy buena, cariño. — negó mi padre con tanta serenidad que no pude evitar comenzar a mover mi pierna al compás que la del casanova fracasado a mi lado, ¿nos habían atrapado? — No quiero apresuralos, no me mal interpreten. Pero como sabrás, Tyler, la gente suele ser un poco quisquillosa y no me gustaría que mi hija se vea implicada en rumores acerca de que es una relación más, sin respeto, ni compromiso.

Sólo podía fantasear con la idea de gritarle lo hipócrita que se escuchaba, que tal vez si respondiera que lo que le preocupaba en realidad era la opinión de los demás acerca de su hija, la misma chica que había estado en boca de todos cuando un día solo desapareció y para su mala suerte regreso.

"Apenas nos estamos conociendo, papá." gesticule con las manos, sintiendo como mi cuerpo se resistía ante la última palabra.

Solo el pensarla me provocaba náuseas, como si el sentimiento hacía el hombre frente a mi no encajara para nada con la palabra.

— Tiene razón Adele, cariño. — asintió mi madre, sorprendiéndome — Ellos apenas se están conociendo, no queremos apresurar las cosas.

— Bueno, solo quiero que lo tengan en mente. — respondió mi padre con tranquilidad mientras clavaba su mirada sobre el actor en su punto de quiebre que había a mi lado.

El fraude de ricito de oro era el tipo de persona que parecía inquebrantable, su sonrisa contagiaba felicidad y la tranquilidad con la que iba por la vida se notaba hasta en su manera de andar, pero en el fondo era todo lo contrario. Era un alma más que no soporto la presión que el mundo cruel ejerció sobre ella; él era uno de los míos.

— No entiendo, ¿qué más esperas conocer de mi hermana? — preguntó Isaac, cruzando los brazos sobre su pecho como si sus mediocres músculos fueran a intimidar al chico a mi lado que se tiraba a un alemán que fácilmente podría asesinarlo con sus propias manos — Creo que ya sabes lo suficiente de ella como para tomarla en serio.

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