CAPÍTULO 41

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— ¿Por qué no bebemos algo? — preguntó Tyler con una sonrisa de oreja a oreja cuando nos adentramos a la fiesta

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— ¿Por qué no bebemos algo? — preguntó Tyler con una sonrisa de oreja a oreja cuando nos adentramos a la fiesta.

Ésta se llevaba a cabo en una casa cerca del lago, de esas que solían ser usadas para eventos como este o para vacacionar en verano. Era enorme y bonita, aún con toda ese gente dentro disfrazada de maneras extrañas, el humo de cigarro y el olor a alcohol.

Hace demasiado que no bebía, pero los recuerdos de cómo el líquido ardiente me relajaba en los momentos indicados seguían en mi mente.

— No tenemos que tomar sino quieres. — susurró Tabitha mientras caminaba a mi lado completamente despreocupada.

Tal vez tener que cuidarla de no romperse la otra pierna me distraiga lo suficiente como para no estallar en un ataque de pánico tan rápido.

Negué enseguida, llegando a su lado a una mesa repleta de diferentes tragos de todos colores y con letreros que contenían sus nombre con una breve descripción de lo que contenían.

Tyler tomó algo que aseguraba llevar tequila y nos pasó un vasito de diferente color a cada uno y por un momento me sentí como un chico normal de dieciocho años que estaba en una fiesta de disfraces con toda la noche asegurada de diversión absoluta.

¿Por qué le daba tantas vueltas al asunto?

Tabitha, quien me miraba confundida, abrió la boca para decirme algo, pero antes de que las palabras brotaran de entre sus labios rojos yo decidí apagar el pánico con el líquido de color rojo:  — Alem...

Mi nombre quedó tendido sobre el aire mientras que me enfocaba en disfrutar el ardor que quedaba como rastro del primer error en la noche que estaba dispuesto a cometer.

— ¿Eso te enseñan en el catecismo? — preguntó Klaus divertido.

— ¿Qué te digo, amor? — respondió Tyler, encogiéndose de hombros —. Tanto pan y vino hacen profunda la garganta.

Apenas pude evitar atragantarme con mi saliva y comenzar a negar energéticamente con la cabeza al escuchar su comentario para nada real.

— ¡Mira, se ve adorable sonrojado!

¿Ahora era la burla de mis amigos?

— Bien, déjenlo en paz — gruñó Tabitha antes de tomarse su trago sin hacer una mueca ante el sabor y cuando una sonrisa iluminó su rostro supe que alguna idea estaba adueñándose de su mente — ¡Vamos a bailar!

— Alem, ¿eres bueno en la pista? — preguntó Tyler riendo mientras abrazaba a Klaus que ya comenzaba a mirarlo con coquetería.

Negué enseguida, en realidad jamás había sido el tipo de persona que iba a las pistas de baile a perder la noción del tiempo, yo era más de ir a los juegos que organizan, platicar con mi grupo de amigos o explorar los alrededores con Frankie.

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