Alem es como una chispa en medio de la penumbra que te hacía despertar del sueño oscuro en el que estabas sumido.
Nadie puede imaginarlo sin su sonrisa tirando de sus labios mientras caminaba por las calles de la ciudad, como si en un punto de su hi...
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— Si seguimos así vamos a acabar con una congestión alcohólica. — suspiró Tyler mientras le quitaba la botella a Klaus que se encontraba a su lado con una sonrisa ebria.
— Nosotros estamos tomando agua. — respondió Tabitha levantando su vaso en dirección a la pareja alcohólica.
Después de pasar horas bailando, o tal vez minutos que duraban una eternidad, todos habíamos aceptado la idea de Tabitha de descansar un poco así que nos fuimos a la cocina a beber un poco de agua y alcohol, en caso de Tyler y Klaus.
— El agua no me hidrata — dijo Tyler, dejando la botella vacía sobre el salpicadero — ¿Podemos ir a la cabina de fotos? Siempre a sido mi fantasía entrar a una.
— ¿De qué tipo de fantasía hablamos? — preguntó Tabitha encarnando una ceja y yo la seguí asintiendo —. Porque si es una sexual creo que Alem y yo nos quedaremos aquí un poco más.
— ¿Por qué tu fantasía sexual siempre fue hacerlo en una cocina? — preguntó Klaus confundido, provocando que me ahogara con el agua.
— ¡No! — chilló Tabitha mientras golpeaba mi espalda con cuidado de no lastimarme —. Porque no queremos ser testigo de ello.
Si hubiera un concurso de personas sonrojadas no sabría con exactitud quién se llevaría el primer lugar; ella o yo.
— Bueno, vamos por una puta foto y si me parece la idea de la fantasía sexual les juro que la sacaremos de la cabina. — asintió Tyler emocionado, él ya lucía borracho con todo el cabello revuelto y las mejillas sonrojadas al igual que Klaus que solía sonreír más a menudo.
Por su parte Tabitha había comenzado a tambalearse y también había dejado las muletas de lado para andar a brincos mientras yo me apresuraba por sostenerla a cada momento en que el equilibrio le fallaba.
— Ya no puedo caminar, estoy cansada. — chilló Tabitha mientras se sentaba en un banco de la barra, lo suficientemente alto como para que quedara de mi estatura.
Me acerqué a ella para asegurarme que no fuera a tambalearse demasiado como para caer al suelo y ella no dudó en posar un brazo sobre mis hombros, manteniéndome cerca.
Sus mejillas aún estaban sonrojadas y sus ojos se encontraban más abiertos que nunca acompañados de la enorme sonrisa que iba de oreja a oreja.
— Clyde, creo que es momento de que seas un caballero con tu dama y la lleves a la cabina de fotos mientras mi hombre del sombrero amarillo me lleva a mi. — dijo Tyler mientras se trepaba en la espalda de Klaus que apenas parecía hacer un esfuerzo al cargarlo.
— No, estas loco — negó Tabitha cuando me pose entre sus piernas, dándole la espalda para que pudiera cargarla — ¿Qué tal si peso mucho? ¿O si te lastimo?
Me agache un poco para tomarla de sus piernas, ahí donde las medias que llevaban acaban dejando ver su piel manchada bajo la tira que se perdía entre la falda, y tire de ella obligandola a sostenerse con fuerza de mis hombros.
