CAPÍTULO 38

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— ¿Eres buen conductor? — preguntó Tabitha, encarnando una ceja

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— ¿Eres buen conductor? — preguntó Tabitha, encarnando una ceja.

"Haz subido al coche de Tyler, ¿en serio te preocupas?" escribí antes de enseñarle la pantalla de mi celular y ella soltó una risa antes de encogerse de hombros.

— Tienes razón. — asintió derrotada antes de ponerse el cinturón de seguridad.

Encendí el motor antes de salir del estacionamiento, siempre me había gustado manejar, me relajaba recorrer las calles de la ciudad mientras escuchaba mi música favorita aunque había dejado de hacerlo después de regresar del hospital, y por obvias razones.

Aunque después de la recuperación supongo que lo que menos quería era hacer cosas que me recordarán mi pasado, como todas aquellos pequeños viajes a lado de Frankie donde cantábamos a todo pulmón y sostenía su mano en todo momento.

— ¿Qué tan corto querrás el cabello? — preguntó Tabitha mientras recostaba su cabeza sobre el asiento, mirándome fijamente con una pequeña sonrisa — Porque creo que te vendría bien un corte no tan corto y he pensado en que una vez por semana podríamos recortar las puntas para que tu madre no se de cuenta de que está creciendo rápido.

Asentí sonriente ante su idea, también había pensado en ello. No quería que mi gusto solo durara un par de semanas hasta que mi cabello comenzara a crecer rápidamente.

Lo que para muchos era todo una bendición para mí era toda una maldición, pero no podía hacer nada cuando tenía una madre que incluso cuando tuve una operación de la cual dependía mi vida rogó para que sólo quitaran lo esencial.

— ¿Has ido a visitar a Barclay? — preguntó Tabitha después de unos minutos cuando me encontraba saliendo de la carretera para entrar a las calles por donde ella vivía, siguiendo a Tyler.

Negué confundido mientras comenzábamos a adentrarnos en las calles.

— Sólo quería saber, es que te ves muy relajado con todo esto y pensé que habías estado yendo — respondió encogiéndose de hombros mientras comenzaba a observar las casas alrededor —. Pero me alegro de que lo estés.

Asentí con una pequeña sonrisa mientras llegábamos a su casa, y apenas aparque frente a ésta ambos bajamos de la camioneta para encontrarnos con Klaus quien volvía a lucir una extraña sonrisa antes de tomar las bolsas donde venían las comprar del supermercado y escabullirse al jardín.

— Creí que te sentirías más cómodo si lo hacemos en la casa del árbol, así que ellos se adelantaron porque Tyler aún le tiene miedo a volver a subir y necesita tiempo — respondió al notar mi cara de confusión mientras baja a Pancho — ¿Estás listo, Alem?

¿Estaba listo?

Por supuesto que lo estaba.

Asentí enérgicamente antes de que ambos nos echamos a andar en dirección a la casa del árbol donde ya nos esperaban un Tyler chillón y Klaus que literalmente lo cargaba como un bebé hasta que se perdieron en el interior de la casa.

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