Tom Riddle

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maratón 4/5

Tom nunca había entendido el significado del amor, nadie nunca le había enseñado a amar y eso lo había hecho llegar a ser el hombre frío y sin sentimientos que era.

No le importaba lo que los demás pudieran sentir y la mayor parte del tiempo se preocupaba sólo por sí mismo. Aunque sí que era fácil para él fingir, manipular y engañar a la gente le resultaba más que sencillo y esto siempre le había ayudado para obtener lo que deseaba. 

Aquella tarde después de clases, el hombre caminaba por los pasillos haciendo sus rondas de vigilancia. Todo estaba realmente tranquilo y en orden igual que la mayoría de las veces. 

Pero aquella tranquilidad se vio interrumpida cuando una chica se estampó contra su pecho y un montonar de libros terminaron en el suelo produciendo un fuerte ruido. Tom frunció el ceño bastante molesto y miró a la chica desde su lugar, apenas si se había movido un poco, pero aquella extraña estaba en el suelo. 

—Lo siento— se disculpó la castaña. 

Riddle se cruzó de brazos. Aquella chica era bastante linda.

—Ya es muy tarde para que andes por los pasillos, debería castigarte. 

La chica dirigió su vista a la insignia de prefecto, rápidamente palideció. 

—Ciertamente no tengo una excusa. Me quedé dormida en la biblioteca y cuando desperté me di cuenta que ya era muy tarde. 

Tom comenzó a levantar los libros que estaban más cercanos a su pies. Ella lo miró con atención pero también se puso de pie y levantó algunos pergaminos que se habían esparcido por el suelo. 

—Veo que eres de Ravenclaw— Tom tomó los libros entre sus brazos, no parecía muy dispuesto a regresárselos a su contraria— ¿cómo te llamas?

—Evanora— dijo muy nerviosa. Aquel nerviosismo no pasó desapercibido por el chico, por lo que sonrió complacido mientras asentía. 

—Evanora— repitió, lenta y suavemente. La chica se sonrojó— será mejor que regreses a tu sala común antes de que decida quitarle puntos a tu casa. 

La castaña dirigió su vista a los libros que permanecían en el brazo de Tom. 

—Ammm... mis libros—señaló temerosa. 

El pelinegro sonrió.

—Te ayudaré a llevarlos hasta tu sala común, si algún otro prefecto te ve, les diré que estás conmigo. 

Lo miró sin comprender, pero aún así asintió. 

—Bien. Gracias. 

Comenzaron a caminar a paso lento. Sería un largo camino hasta la torre de Ravenclaw. 

—Riddle, ¿cierto?— dijo la chica sin ser capaz de mirarlo. 

El nombrado la miró de reojo y sonrió. Le encantaba causar ese nerviosismo en las chicas. 

—Sí, pero me puedes llamar Tom. 

—Tom... claro. 

Se mantuvieron en silencio el resto del camino hasta que finalmente llegaron a la entrada de la torre. Evanora miró a su contrario, aún nerviosa. 

—Gracias— dijo—por acompañarme. 

—No hay problema— le dio sus libros. 

Se quedaron mirando un largo momento, Tom tomó la barbilla de la chica y dejó un suave beso en su mejilla. Dejando extremadamente confundida a la chica. 

—Espero que nos volvamos a ver.

La castaña no fue capaz de decir palabra alguna y vio a Tom alejarse por el pasillo. Ella dio media vuelta y se dirigió a su sala común tambaleándose. 

Los siguientes días, Evanora sintió la intensa mirada de Tom sobre ella cuando se encontraban por los pasillos pero trataba de ignorarlo o cambiar de camino cada vez que sus caminos se cruzaban. 

Fue hasta casi dos semanas después que la chica caminaba sola por el pasillo y Tom se acercó a ella. 

—Tengo la sensación de que me estás evitando—dijo Tom caminando a su lado. 

La chica tragó con fuerza mientras el calor comenzaba a inundar sus mejillas y todo su cuerpo. 

—Oh... no me había dado cuenta— dijo— lo siento. 

Rápidamente, Tom la acorraló contra la pared. Sus intensos ojos negros la miraban de una manera que no era capaz de describir. Abrió un poco la boca para protestar, pero ni una sola palabra salió. 

Tom acomodó un mechón de cabello de su contraria y luego, con su dedo índice comenzó a recorrer el borde de la mandíbula de la chica hasta llegar a su barbilla y entonces lo comenzó a bajar por su cuello hasta donde iniciaba su camisa. Riddle aflojó el nudo de la corbata azul hasta que esta terminó en el suelo y con gran agilidad desabotonó un par de botone. 

¿Por qué no lo detenía? Ni siquiera ella tenía la respuesta, pero francamente le comenzaba a gustar la sensación que Tom provocaba sobre ella. 

Los dedos de Tom acariciaron con suavidad el cuello de la chica y los deslizó hasta su nuca. Se acercó peligrosamente a ella hasta que sus labios se unieron en un increíblemente pasional beso. Riddle era brusco y feroz, ella apenas fue capaz de seguirle el ritmo. 

Cuando Tom se separó miró con atención a la chica, que tenía las mejillas rojas y respiraba con irregularidad. 

—Ahora, eres mía— dijo con voz firme pero que resultaba seductora— y harás todo lo que yo te pida. 

Evanora no fue capaz de decir nada, estaba bastante confundida y se limitó a asentir. 

Tom sonrió complacido y esta vez comenzó a dejar algunos besos en el cuello de la chica mientras pasaba su mano por su cintura apegándola más a su cuerpo, si es que eso era posible. Finalmente volvieron a unir sus labios en un muy intenso beso que ambos disfrutaron. 





One shots ⇝ Harry Potter ✔Where stories live. Discover now