Cedric Diggory

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Sonreí un poco al verlo pasar entre las mesas, lo seguí con la mirada hasta que tomó asiento junto a sus amigos.

Recargue mi codo en la mesa y luego dejé caer mi cabeza sobre mi mano. Dejé salir un ligero suspiro y mi sonrisa se amplió cuando lo vi reír.

—¿Me estás escuchando?— regresé a la realidad y miré a Hermione.

Fruncí ligeramente el ceño y ladeé la cabeza.

—Por supuesto— dije.

Rodó los ojos y sonrió.

—¿Por qué no vas y le hablas?

Volví a mirarlo y negué.

—No tendría ni idea de qué decirle.

Se encogió de hombros.

—Sé que puedes hacerlo, ¿qué es lo peor que podría pasar?

—Creo que no estas al tanto de mi increíblemente mala suerte.

Rió.

—Sólo intentalo— se quedó en silencio y poco a poco sonrió— te está mirando.

Bebió de su copa. Me sentí nerviosa y regresé la mirada, Cedric desvió la mirada cuando lo miré.

No pude evitar sonreír.

—Bien, lo haré. Se lo diré.

—Esa es la Black que conozco— dijo Granger con orgullo.

Me puse de pie y di media vuelta, sólo tarde unos segundos en arrepentirme y volver a sentarme.

—Mejor desayuno primero.

Dije como excusa y aunque no tenía mucha hambre le di una mordida a la manzana frente a mi.

Más tarde, saliendo de la clase de encantamientos pasé por una jardinera donde logré visualizar a Cedric.

El chico y yo habíamos hablado un par de veces y supongo que lo único que sabe de mi, es que me llamo Elizabeth y soy de Gryffindor.

Dejé salir una gran cantidad de aire y me armé de valor. Caminé a paso firme y cuando estuve a algunos pasos de distancia, mi mala suerte surgió efecto y caí de frente.

Quería que la tierra me tragara.

—¿Estás bien?— levanté la mirada, Cedric me miraba preocupado.

Me extendió la mano y la tomé.

—Sí, soy un poco torpe.

Una vez de pie, el chico dejó salir una risa.

—¿No quieres ir a la enfermería?

—Estoy bien, sólo fue un pequeño golpe.

Asintió. Acercó una mano a mi rostro y quitó un poco de pasto de mi cabello.

Me sonroje.

—Oh, gracias.

—No es nada.

Nos miramos directamente a los ojos y sentí que me derretía. Regresé a la realidad.

—Ammm, tal vez te pueda sonar extraño pero, ¿quisieras salir alguna vez conmigo?

Me sorprendió la forma tan calmada en que lo dije. La sonrisa de Cedric se amplió dejando ver sus perfectos dientes.

—Eso me gustaría.

Yo también sonreí.

—Nos vemos luego, Diggory.

—Hasta otra, Black.

Nos miramos una ultima vez y continué con mi camino.

▪︎▪︎▪︎

De pronto sentí que me mi alma salía de mi cuerpo, había un nudo en mi garganta que me impedía respirar con normalidad.

—Aún lado— gritó Dumbledore— deben llevar al chico a la enfermería.

Solté la mano de Hermione, a la que me había aferrado con gran fuerza y me dirigí a Cedric.

Las lágrimas me nublaban la vista.

Pusieron a Diggory en una camilla y lo llevaron con cuidado, los seguí de cerca.

Al llegar a la enfermería me mantuve alejada, los padres de Cedric lloraban y se notaban muy preocupados por su hijo. Me abrace a mi misma.

No estoy segura de cuanto tiempo pasó, pero nadie lograba sacarme de aquel lugar. Cedric aún no había abierto los ojos y seguía en estado critico.

No podían trasladarlo a San Mungo pues preferían no arriesgarse a moverlo mucho, sin embargo, llamaron a algunos sanadores especialistas para que lo revisaran.

Aquel día estábamos solos, lo tome de la mano y lo acaricie con mi pulgar.

—Vas a estar bien, Ced. Recuerda que te amo y si te pasa algo... no podría soportarlo.

Intentaba no llorar, pero me era imposible. Las lágrimas se deslizaban por mis mejillas.

Llevé su mano a mis labios y dejé un suave beso. Luego acaricié su rostro y moví un mechón de cabello.

Llegó la enfermera a revisarlo, sin embargo, no solté la mano de mi novio. Nunca más lo haría.

—Está mejor— dijo la mujer— cuando despierte lo podremos trasladar a San Mungo.

—Gracias— mi voz sonó apenas.

Asintió y se marchó.

Recoste mi cabeza en el brazo del chico sin dejar de tomar su mano.

Poco a poco abrí los ojos, me sentí desorientada pero una agradable sensación recorría mi cuerpo.

Un suave toque recorría mi mejilla y entonces levante la mirada. Cedric me miraba con una ligera sonrisa. Se veía muy pálido y débil.

El llanto regresó a mi, esta vez era de felicidad.

—Hola— me saludo.

No pude decir nada, ni una sola palabra salió de mi. Lo abracé tratando de no lastimarlo y luego lo tomé suavemente de las mejillas para besarlo.

—Te extrañé tanto— dije finalmente.

—Lo siento.

Negué.

—No hay nada de lo que debas disculparte.

Me sonrió.

—Debo llamar a la enfermera, te tienen que llevar a San Mungo.

Estaba por irme pero me tomó de la mano, lo mire preocupada.

—Antes de irte, ¿podrías besarme de nuevo?

Sonreí y me acerqué a él.

—Con gusto.

Tomé sus mejillas y comencé a besarlo lentamente. No me quería separar, pero lo hice.

—Te amo— me dijo.

—Te amo— contesté.

Me separé de su lado. Un gran peso salió de mis hombros, Cedric estaría bien y eso era suficiente para mi.

One shots ⇝ Harry Potter ✔Where stories live. Discover now