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Neville era profesor en Hogwarts y era muy feliz con eso. Le encantaba su trabajo como profesor de herbología.
Un día mientras estaba dando su clase, una planta intentó asfixiar a uno de sus chicos.
Después de ayudarlo a liberarse de aquella planta, el pobre estudiante se desmayó.
-Llevaré a Dan a la enfermería. Ustedes regresen a los dormitorios, después seguimos con la clase- dijo Neville llevando en brazos al pequeño.
Neville salió disparado a la enfermería, esas plantas tenían un extraño veneno, sin embargo, nunca habían dañado a nadie.
Al llegar a la enfermería, no fue a la señora Pomfrey a quien vio. De hecho, en su lugar estaba una linda chica.
La chica al ver al estudiante en brazos de Neville, reaccionó rápidamente y se levantó de su escritorio.
-Por aquí- le indicó aquella chica a Neville.
. . .
-Tu no eres la señora Pomfrey- dijo Neville después de que la chica atendiera a su estudiante.
-Que observador- dijo la chica evitando reír.
-Lo siento, no quería... nunca te había visto antes.
-Sí, la señora Pomfrey está enferma y no podrá venir en uno o dos meses, y yo soy su sobrina y soy sanadora. Así que me pidió que tomara su puesto mientras está indispuesta.
-Genial- dijo Neville un tanto nervioso.
-Soy Katherine- dijo la chica estirando su mano.
-Neville, soy profesor de herbología- estrechó su mano- Tu no estudiabas aquí, ¿cierto?
-No, yo estudiaba en beauxbatons.
-Increible-dijo Neville con una sonrisa, Katherine no pude evitar sonreír también.
Dan, el estudiante de Neville despertó un poco confundido derrepente.
-Estará bien, sólo necesita dormir un poco más- dijo la chica con una sonrisa.
-Bien, será mejor que nos marchemos- dijo Neville.
Los dos chicos se marcharon, Katherine regresó a su escritorio y observó los documentos que estaban sobre este.
-Este sábado, las tres escobas, tu y yo, ¿te gustaría?- dijo Neville un tanto agitado, seguramente había corrido.
La chica sonrió mostrando los dientes.
-A las dos estaré lista.
-Bien- dijo sonriendo y saliendo de la enfermería.
Katherine no podía dejar de sonreír, y es que el profesor de herbología era muy lindo.
