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El chico de cabellos platinados no dejaba de ver a una chica, y claro, no se cansaba de hacerlo.
Podría mirarla todo el día sin ningún problema.
El verdadero problema era que ella no lo veía a él. Y no, no era por que ella se creyera la gran cosa.
La chica era ciega, sí, así como lo leen. La chica no miraba al grandioso Draco Malfoy por el simple hecho de ser ciega.
Aunque la ceguera nunca le había afectado a Isabella, era una chica bastante normal y sus amigos la trataban de la misma manera. Aunque claro, ella tenía que esforzarse un poquito más para lograr lo que se proponía.
-¿Así que la chica Ravenclaw?- los pensamientos de Malfoy fueron interrumpidos por la voz de su amigo. Blaise Zabini.
-No sé de que me hablas- contestó Draco de mal humor.
-Por Merlín... todos notan cómo la miras... claro... excepto ella- dijo su amigo haciendo una mueca.
-Mejor callate y vamos a clases. No quiero llegar tarde a pociones.
Los dos se levantaron de su mesa y caminaron hacia su clase.
Una clase, que por cierto compartían con ravenclaw. El platinado sólo pensaba en ver a la chica de sus sueños, después de todo, le encantaba su clase por el simple hecho de compartirla con ella.
Snape llegó con su cara de pocos amigos... como siempre.
-Hoy harán un poco de poción para dormir- miró a todos con notable disgusto- Y la harán en parejas. Antes de que celebren, les diré que yo asignaré las parejas.
Todo estaba en un silencio sepulcral.
-Señor Zabini, vaya con la señorita Brower, señor Jacobs, con la señorita Parkinson- Snape continuó emparejando a los estudiantes hasta que se detuvo frente a Malfoy- Señor Malfoy, usted es uno de mis mejores estudiantes, espero que no tenga problema si lo emparejo con la señorita Renard.
Draco miró a la chica, no podía desear mejor compañera.
-No hay problema, profesor- contestó Draco con su tono habitual- me las podré arreglar.
Snape levantó una ceja y rápidamente se alejó.
-Tienen una hora y media- dijo Snape finalmente.
Draco se acercó a la chica con notable confianza.
-Hola- dijo ella- Tu debes ser mi compañero.
Draco no sabía que decir, no quería sonar grosero, no con ella, pero tenía miedo de decir las palabras incorrectas.
-Hola- dijo finalmente, la chica soltó una pequeña risa.
-Relajate, que no te ponga nervioso el hecho de que no pueda ver- dijo ella bastante alegre.
Draco no dejaba de ver aquella hermosa sonrisa.
-Me disculpo- dijo más para él mismo que para la chica- Soy Draco Malfoy.
-Mucho gusto, soy Isabella Renard.
《Lo sé》
-Bien, iré por los materiales.
Draco se alejó y fue a reunir lo necesario. Tardó algunos minutos pues era bastante lo que necesitaban.
Cuando regresó a su mesa, se encontró con la sorpresa de que su caldero ya esta al fuego y tenía los demás instrumentos en la mesa.
-¿Draco?- preguntó la chica despegando los dedos de su libro.
Draco reaccionó enseguida.
-Si, soy yo. Aquí están todos los ingredientes.
-Perfecto. Comencemos.
Draco se colocó junto a la chica. Cada vez lo sorprendía más.
- Necesitamos diez mililitros de saliva de troll- dijo Draco. Tomó la saliva que se encontraba en un frasco y un medidor.
-¿Puedo hacerlo yo?- preguntó la chica, Draco la miró fijamente, aunque ella no podía notarlo- Solo pon los instrumentos en mis manos y lo haré.
La chica sonrió. Draco hizo lo que ella le pidió y se dedico a observar cómo lo hacía.
-Aquí estan, diez mililitros- dijo la chica bastante orgullosa.
-Increible- dijo Draco al notar que era la cantidad exacta.
Sin pensarlo, Draco tomó la mano de la chica con la que sostenía la saliva y la dirigió al caldero, donde le ayudó a vertir el líquido.
-Gracias, Draco.
Continuaron con la preparación de la poción. Draco realmente se sorprendía de lo que hacía la chica. Parecía que si podía ver.
-El tiempo terminó- dijo Snape. Enseguida todos dejaron de hacer lo que hacían- Sus calderos al frente.
Draco tomo con cuidado el suyo e Isabella lo tomó del hombro para poder ir al frente sin tropezar y tirar algo.
Snape observó el liquido de cada caldero, aunque no parecía satisfecho al ver los resultados.
-Me complace anunciar que todos son unos mediocres- dijo Snape como si nada- No creo que se sientan felices de saber que la única poción funcional la preparó una chica ciega.
Isabella soltó una risita que solo Draco escuchó.
-Hizo trampa, seguramente Malfoy la preparó solo- dijo un chico de slytherin.
-Yo diría que no quieres aceptar el hecho de que una chica ciega es mejor que tu- dijo Malfoy, todos quedaron anonanados por sus palabras, estaba defendiendo a la chica de alguien de su propia casa.
-Ravenclaw, 10 puntos - dijo Snape.
Todos regresaron a sus lugares para limpiar el desorden.
-Gracias...- dijo la chica-... por defenderme.
-No es nada. Estoy seguro de que podrías preparar la poción tu sola.
Isabella rió.
-Siempre necesito un poco de ayuda.
Terminaron de limpiar su lugar y salieron del aula. Isabella iba tomada del hombro de Draco, quien no tenía problema de seguir junto a ella.
-¿Qué clase tienes ahora?- preguntó Draco.
-Herbología- dijo ella- ¿Y tu?
-Historia de la magia- Isabella hizo una mueca de desagrado, Draco no pudo evitar reír- ¿Quieres que te acompañe?
-No te preocupes, Draco. Le diré a una de mis amigas que me guíe. Pero gracias por la oferta.
Los dos rieron.
-Entonces, hablaremos luego- dijo Draco.
-Me encantaría mucho.
Los dos guardaron silencio.
-¿Sigues aquí?- preguntó la chica.
Sintió una presión en los labios y una sonrisa se formó instantáneamente.
