El perro y el vampiro

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...

Elena se quedó admirando al pelinegro por largos segundos para poder terminar de descifrar si se trataba de otro sueño o era tan afortunada como para que esa fuera su realidad.

Llevó su mano a la boca cuando optó por tener un poco de fe y creer que quien estaba frente a ella era verdaderamente Sirius, su Sirius.

Aún con la conmoción adueñada de ella, colocó su mano finalmente en su pecho, en la chaqueta de cuero negro que le había regalado años atrás y él seguía usando, formando una sonrisa para después abrazarlo fuertemente.

--¿Hola?-- dijo él respondiendo al abrazo, sorprendido por la repentina acción.

--No puedo creer que seas tú...-- Elena soltó un sollozo cerrando los ojos fuertemente, tratando de contener las lágrimas de emoción que estaban por salir.

Y dejándose llevar por la emoción, se separó del pelinegro y tomó su rostro entre sus manos con delicadeza, acariciando con sus pulgares las mejillas de Sirius, observando sus ojos grises a la vez que Black imitaba su acción y colocaba un mechón de su castaño cabello detrás de su oreja, para después deslizar sus manos a su cuello y acercarla más a él.

Elena no lo pudo resistir más y dio un paso enfrente, atrayendo aún más su rostro al suyo, logrando juntar sus labios finalmente después de tantos meses separados, empezando con un beso inocente que poco a poco se volvió más apasionado, a tal grado que Elena terminó siendo acorralada por Sirius contra la pared del pórtico, quien disfrutaba hasta el más mínimo contacto con ella.

Pero la bruja sabía que tenían asuntos que tratar, así que poco a poco ambos bajaron la intensidad de su beso, y sólo quedaron perdidos en la mirada del otro, a la vez que a Sirius se le dibujaba una leve sonrisa en sus (muy seductores) labios.

--También te extrañé-- dijo mientras deslizaba su dedo por los labios de Elena, quien rio por lo bajo ya que sin darse cuenta, ella también extrañaba eso, el contacto con Black.

--Lamento haberme ido de repente-- repuso formando una mueca, tomando entre su mano la de Sirius --Pero si les avisaba... Si te avisaba, todo hubiera sido más difícil, y dejarlos me hubiera dolido mucho más.

Por un momento él permaneció callado, como si estuviera buscando las palabras correctas que se había planeado decir antes de llegar a la casa de su prima. 

--Necesitabas tu espacio, tus padres murieron y creo que esa fue tu manera de vivir tu duelo, y está bien, lo comprendí el primer mes, hasta que pasaron las semanas y tú no regresabas-- respondió retirando disimuladamente su mano de la de ella --Te esperaba despierto día y noche porque creía que volverías sorpresivamente de tus "vacaciones".

--Sabes bien que mis padres no murieron, fueron asesinados, y es algo totalmente diferente-- se apresuró a decir en su defensa, ya que sabía que su novio no estaba consciente de la historia completa.

--¿Y eso qué cambia? No veo aún la razón lógica de que te fueras así sin más, abandonando a las personas que te aman y estaban dispuestas a ayudarte, incluyéndome-- añadió aumentando la distancia entre ellos --Sería estúpido tratar de decirte cómo me sentí cuando desperté en la cama y tu ya no estabas en la casa, quizá ni en el país.

--Sirius...

--Te despediste de Lily y Remus ¿Pero no pudiste despedirte de mí? Una simple carta hubiera bastado. Mantuve mis ventanas abiertas a diario por toda una semana esperando algún mensaje tuyo, esperé... y esperé. Esperé por ti, y me quedé esperando. ¿Sabes lo que es sentirte abandonado por tus progenitores y después por tu novia?.

--Ya sabes que sí, mis padres también me corrieron de casa.

--¡Es mentira, Elena!-- exclamó pasando sus manos por su cabello, frustrado --Los recuperaste porque te amaban y te lo demostraban, yo nunca tuve eso, mis padres siempre me detestaron. Los merodeadores eran y son todo lo que tengo. Tú eras todo el amor que me quedaba... Y te fuiste, me dejaste atrás sin pensarlo dos veces.

Historia Mi felicidad y mi tristeza (Pt.2) (Continuación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora