El origen

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10 de septiembre, 1981

Elena se encontraba en el jardín de la casa-refugio, sentada en la mecedora con Hermione en sus brazos, cubierta en la manta que su madre le había regalado.

Volteó su mirada cuando la puerta se abrió, dedicándole una sonrisa a su amiga, que al ver que no era la única despierta, se acercó a ella, sentándose en la mecedora a su lado y le ofreció de su taza de té.

---¿Tampoco puedes dormir?--- le preguntó Elena, Potter asintió.

---Sí puedo, es solo que acabo de terminar de dormir a Harry, y James también se durmió. Me gusta disfrutar de el momento de calma, me ayuda a desestresarme--- dijo la pelirroja ---¿Siempre se dividen a Jane y Herms?.

---Casi siempre, no es como que lo planeemos, es solo que Jane y él tienen la misma pila, que es distinta a la que tenemos Hermione y yo. Por ejemplo, te apuesto que ahora está jugando a contarle los dedos del pie a Jane, mientras que Herms ya está profundamente dormida.

---Y apuesto a que tú ya te quieres dormir pero tienes que esperar a que esos dos pelinegros se duerman para que no despierten a Hermione--- Elena asintió.

---Además, les gusta tener su espacio personal. Es decir, quieren sentirse hijas únicas por unas horas.

---No quiero imaginármelas cuando sean adolescentes--- dijo la pelirroja con una sonrisa traviesas en los labios, mientras bebía de su taza.

---Yo tampoco--- respondió entre risillas, acariciando la cabeza de su bebé, depositando un beso en esta.

Ambas brujas guardaron silencio, observando las estrellas sin pronunciar una sola palabra, reflexionando.

---A veces me pregunto si seré inmortal, por eso de la piedra filosofal--- le explicó a su amiga ---Es decir, tampoco sé si hago oro.

---Si lo haces, comenzaré a llamarte Midas. ¿Mi-das dinero?--- Elena soltó una carcajada ante las ocurrencias de Lily.

---Pasar tanto tiempo con James te está empezando a afectar--- bromeó.

---Mira quien habla, la que le copió el vicio a Sirius--- dijo señalando con la mirada la colilla del cigarro que Elena había escondido.

---Bueno, tú te desestresas sola en la noche, yo con un cigarrillo--- dijo encogiéndose de hombros, invitándole a su amiga, quien dudó ---Vamos, tienes dos varones, ambas sabemos que no saliste solo a disfrutar del aire fresco.

---¿Alguna vez pensaste que llegaríamos a algo así?--- preguntó la bruja mientras sacaba el humo de su cigarro.

---¿A robarle la cajetilla a Sirius?--- Lily sonrió negando.

---Madres de familia de nuestros respectivos hombres.

---Ni cuando comí ese hongo alucinógeno en séptimo año--- respondió Elena, tomando de vuelta su cigarro, colocándolo en sus labios.

---En momentos así, de tranquilidad, me gusta imaginar que la guerra mágica realmente no está ocurriendo, que nuestra vida es normal y los niños pueden crecer en un mundo pacífico--- Elena extendió su mano esperando la de su amiga para sostenerla.

---Podemos conseguirlo, Lily, recuerda que por una razón estamos encerrados así: Quien-no-debe-ser-nombrado nos tiene miedo. Sabe que podemos destruirlo, y así lo haremos--- le prometió a su amiga, entrelazando sus manos.

Lily asintió, dedicándole una sonrisa a su amiga.

...

19 de septiembre, 1981.

Historia Mi felicidad y mi tristeza (Pt.2) (Continuación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora