CAPITULO XL

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Tyler

Salgo del salón soltando un bostezo.

Ni que el profesor me allá sacado de clase por estar dormido podía quitarme la pereza que tenía.

El sueño me mataba, ayer la llamada con la princesa se prolongó hasta las tantas de la noche; es entendible por qué se quedó dormida, yo pude haber hecho lo mismo... nah, la plática con ella (antes de dormirse) era estimulante. No podía aburrirme.

Decido bajar al segundo piso, quizás y con algo de suerte encuentre al motivo de mis desvelos.

Eso sonó demasiado cursi en mi cabeza.

Camino por el corredor sin preocuparme que algún prefecto me encuentre; hace unos días conseguí un pase propio para andarme sin problemas –claro que ellos desconocían que era falso.

Algo dentro de mí crecía mientras bajaba por las escaleras de emergencia hacia el segundo piso. La simple idea de ver, aunque fuera solo a lo lejos, a Clarisa me ponia como un crio. Esa princesa deberá tener los poderes de una bruja para tenerme como un idiota.

Justo cuando doy vuelta por el pasillo veo a lo lejos a personas saliendo de un aula, me doy cuenta que es su salón al ver a mi hermana, pero me decepciono al instante al no verla con ella. Jane no ha recabado en mi presencia al estar inmersa en su celular, camino a paso lento intentando sorprenderla, aunque al final el sorprendido fui yo al ver un lagrima... ¿estaba llorando? Jane nunca llora, no abiertamente.

Apresuro el paso para llegar a ella, voltea a verme al oír seguramente las pisadas apresuradas, entonces su mirada cambia a furia... okey, ya no comprendo absolutamente nada.

Deje de avanzar al verla venir hacia mí, ¿era posible que pareciera más furiosa a cada paso?

—¡Eres un completo imbécil, Tyler! —grita empujándome sin miramientos al estar cara a cara. Su empujón solo me hizo dar un paso hacia atrás por la impresión.

—Yo preocupándome por ti, y tú alzándome la voz. Que hermanita...

—¡Todo es un juego para ti, ¿cierto?! —vuelve a alzar la voz y algunas mirones de su clase se percatan—. ¡Creí que ya se lo habías dicho!

Entendí su actitud al decir –gritarme– eso.

—Intenta tranquilizarte ¿quieres? —intenta hablar pero pongo una mano enfrente deteniéndola—. Había olvidado eso hasta que Ada apareció y lo menciono. Lo juro.

—Es Abby —¿todos recordaban su nombre menos yo?—. Pero eso no explica por qué no se lo contaste en ese momento a Clarisa.

—Porque no era el momento apropiado —mire alrededor y los mirones siguen ahí fingiendo que no tiene la oreja parada para oír lo más posible—. Al igual que no es momento, ni lugar para esta conversación —susurro lanzándole mirada de advertencia a los chismosos, funcionó pues comenzaron a alejarse.

—Hablaremos de esto en casa —sentencia mi hermanita aun molesta.

Me limito a asentir antes de preguntarle: —¿Y Clarisa?

Ella comenzaba a darse la vuelta pero se detuvo al oírme.

—No lo sé —dice— No la vi en clases porque estaba haciendo unas cosas con Evan.

—¿Y ahora? —pregunto haciendo referencia a la clase que acaban de tener.

—No se presentó. Creí que estaba contigo ya que solo falta por ti.

Note el ligero tono de reproche pero había cosas más importantes: ¿Dónde se había metido?

***

El mejor amigo de mi novioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora