CAPITULO IV

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Afuera llovía a mares.

No importaba si mágicamente en este instante dejara de llover, no tenía opción. Ya que Tyler de cierta manera me había amenazado para irme con él.

Tal vez si le hubiera sido sincera a Bruce desde el inicio, acerca de que su mejor amigo me trajo esta mañana me hubiera ahorrado todo esto.

—¿Lista princesa? —Tyler me hablo mientras sacaba una sombrilla de su mochila.

—Cierra la boca —le espete molesta.

Soltó una pequeña risa y abrió la sombrilla. Comenzamos a caminar a la par en dirección a su auto.

—Relajate prin...

No lo dejé terminar la oración.

—Si quieres que me relaje, déjame irme sola. Además... ¿qué no tenías que estar con tu chica?

—Ya deja tus celos a un lado, nadie podrá reemplazarte nunca.

Lo fulmine con la mirada y el rio.

A mitad de camino, mi cabeza comenzó a dolerme demasiado y fue cuando llegamos al coche que comencé a sentirme mareada. Mi cabeza palpitaba y mi visión se comenzó hacer borrosa. Parpadee para aclarar mi vista pero no funciono. Al final sólo me quedé inmóvil, tratando de controlarme.

—No me gusta apurar a las mujeres princesa, pero sino te has dado cuenta, esta lloviendo y hay que entrar al coche.

Por unos segundos había olvidado la presencia de Tyler, su voz se escuchaba lejana y aunque intentaba enfocar mi atención en él, no lo lograba.

Me sentía débil y recordé que no he comido absolutamente nada en todo el dia. Me tambalee un poco.

Bien hecho Clarisa, ahora te desmayaras en medio de la lluvia y frente al gran idiota.

—¿Princesa?

Gire mi cabeza en su dirección pero lo miraba borroso, creo que volví a tambalearme ya que sentí cuando me sujetó del brazo.

—¿Clarisa? ¿Estás bien?

Fue lo último que escuché antes de que todo se volviera oscuro. Lo último que sentí fueron unos brazos sujetandome fuertemente y la lluvia chocando contra mi cara.

***

Me encontraba encima de una superficie suave, muy suave. Estaba segura de que estoy encima de una cama.

De seguro estaba en mi habitación y me había quedado dormida después de llegar del Instituto. Así que que me acurruqué más con el edredón que me cubría.

Ahora que lo pienso; no recordaba mi cama tan cómoda, de hecho, ni siquiera recordaba haber llegado a mi casa, mucho menos haberme quedado dormida. Y en eso una fragancia de hombre llegó a mi nariz.

Abrí los ojos de golpe encontrándome con una mesita de luz, la cual no era el de mi habitación para nada. Estaba tapada con un edredón oscuro hasta los hombros.

Me senté en la comoda cama, la cual era mucho más grande que la mía y mire a mi alrededor.

Comprobado. No estaba en mi habitación.

No tenia idea de donde me encontraba, ni de como había llegado a este lugar. Quizás me habían secuestrado y me tenían aquí retenida.

Deja de ver tantas películas, por favor.

Cierra la boca. Eso podría estarnos pasando.

Derepente una idea desagradable cruzó por mi cabeza.

El mejor amigo de mi novioWhere stories live. Discover now