CAPITULO XLI

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—¡Ha pasado un mes, Clarisa! —alega detrás de mí mientras me alejo.

Tenía razón. Claro que la tenía, pero no era mi intención.

Lo he intentado tantas veces que ya había perdido la cuenta.

Bruce no parecía dispuesto a dejarme a hablar. Cada vez que nos encontrábamos no me dejaba continuar más allá de: "Bruce yo..."

Era cansado. Y se volvía molesto y tedioso. Él no me dejaba terminar, y seguía suponiendo cosas que no lo eran, después de interrumpirme solo decía: "Algo sucede, pero podemos arreglarlo."

¿Cómo piensa arreglar algo que ni siquiera sabe que es? Además, ya no hay marcha atrás. Soy feliz con Tyler, y no pienso dejar lo que tenemos. Pero mi aun relación con Bruce, lo impedía.

—Si tú no haces algo tendré que hacerlo yo —dicta y me detengo.

—¿De nuevo me amenazas? —pregunto incrédula—. Esta semana ya lo has hecho como tres veces.

—Y tú sigues suponiendo que es una amenaza, lo cual no es —se acerca a mi rápidamente, dejando media metro de distancia—. Si te cuesta tanto decirle la verdad, puedo hacerlo yo. Estoy harto de esto.

—¡Yo también lo estoy Tyler! —alzo la voz dejando salir todo el estrés acumulado. Tomo un respiro antes de continuar— No quiero seguir escondiéndome...

—Entonces se lo diré yo y todo resuelto.

—¡No quiero que se lo digas tú! —exploto por segunda vez—. Sé que no lo soportas y seguramente se lo dirás de la manera más cruel que se te ocurra.

—Han pasado meses y tu imagen de mí no ha cambiado.

—Si la imagen que tengo de ti no hubiera cambiado, sabes que no estaría contigo —se queda callado porque en el fondo me da la razón—. Y lo que digo no es una suposición, es un hecho. En tu interior la sabes.

Sigue en silencio mirando hacia otro lado.

El ambiente entre ambos estaba tenso, sin embargo, no tuve duda al acercarme y abrazarlo por la cintura. Tardo unos segundo en corresponderme pero me abrazo con fuerza al final.

Sentí como soltaba un suspiro sobre mi cabeza.

—Perdón por si dije algo indebido.

—Tú siempre dices cosas indebidas —siento su pecho sacudirse al reírse.

—Te gusta cuando digo cosas indebidas. —susurra lentamente bajando su mano hacia mi espalda baja.

Esa es mi señal.

—Alto tigre —pongo ambas manos en su pecho y lo empujó hacia atrás. Aunque él no me suelta de la cintura—. Sabes que yo...

—Lo sé. Tranquila princesa, no planeo hacerte nada que no quieras. —quise agradecerle aunque me retracte cuando se acercó a susurrarme al oído—. Aunque sé que quieres.

Me muerde el lóbulo del oído, enviando una serie de escalofríos por toda mi columna. Es una sensación extraña, aun no me acostumbro.

—Ya tengo que ir a casa —me alejo por completo aun con la sensación plantada en la base de mi estómago.

—Te acompaño.

—Puedo llegar sola a casa. —me pongo de puntas y le doy un beso en la mejilla—. Nos vemos mañana.

Solo doy un paso antes de que me tome de la mano y me hale de nuevo hacia él. Así como solo paso un microsegundo para tener sus labios sobre los míos.

El mejor amigo de mi novioWhere stories live. Discover now