Capítulo 35 | Olive

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Suelto un largo suspiro una vez me acomodo en la cama. Cruzo las manos sobre mi estómago y me quedo con la mirada perdida en el techo, pensando en demasiadas cosas.

Por un lado está el horrible susto que pasé hoy. Gracias al cielo que el tipo no estaba armado, pero en serio creí que me haría daño. A pesar que luché para defenderme, sin duda él tenía ventaja sobre mí. Fue horrible cuando me contraminó contra el auto y trató de besarme. Sentí repulsión y mucho miedo. Y entonces, Elliot apareció.

No sabría decir cuan aliviada me sentí al verlo. Admito que me sorprendió verlo tan furioso. Por unos instantes al ver la manera en que golpeaba al tipo, solo me hizo recordar cosas de mi vida que no quería, y casi llegué a sentirme con miedo hacia él, pero sabía que solo estaba protegiéndome y el ladrón se lo merecía.

Cuando todo acabó y Elliot me abrazó, no supe cómo reaccionar. Todavía no soy capaz de poder describir lo que sentí en ese momento. Me sentí protegida, aliviada... Me sentí demasiado bien. En ese instante me olvidé de nuestras diferencias y de cuánto lo he estado detestando. Solo podía pensar en la calidez de su abrazo, en lo relajante que era su perfume y en lo mucho que extrañaba su cercanía.

Recordarlo, solo hace que el torbellino de emociones crezca aún más. Me llevo las manos al rostro, para cubrirlo y suelto un pequeño gruñido de frustración.

Luego recuerdo lo que pasó aquí. Recuerdo todo lo que me dijo. Volvió a decirme que sigo su debilidad. Volvió a llamarme preciosa.

Algo cálido se instala en mi pecho al traer a mi mente su expresión mientras me decía todo eso. Y luego, está lo del casi beso.

¡Dios! Jamás me había detestado tanto en mi vida, como cuando lo rechacé. Moría de ganas por volver a sentir sus labios, pero la parte orgullosa y resentida en mí, me obligó a no permitirlo. No me puedo dar el lujo de olvidar todo y volver a caer en su juego. Aunque sigo sin asimilarlo del todo, sé el juego acabó.

Los pequeños golpecitos en la puerta me devuelven a la realidad.

—¿Ya te dormiste? —Pregunta Mandy, asomando la cabeza cuando abre la puerta.

—No puedo —respondo con aire de derrota. —La pastilla ya debería haber hecho efecto.

Hace una pequeña mueca y luego de encender la luz, se acerca hasta sentarse al borde del colchón.

—Han sido demasiadas emociones este día.

Resoplo —Es agobiante.

—Oye, hay algo que yo no dejo de pensar. Bueno, son dos cosas en realidad.

—Dime. —Al tiempo que hablo, enderezo mi postura hasta quedar sentada.

—Lo primero es que, por más que quiero, no me saco de la cabeza la idea de que fue Kath quien mandó a ese tipo.

—¿Te digo algo? Yo también lo creo, pero no quise profundizar en ello cuando lo mencionaste, porque Elliot estaba presente. —Hago un gesto de duda. —Es que como tú lo dijiste, ella me advirtió que pagaría por haberla golpeado. Además, esa vez vino para pedirme dinero pero no consiguió nada. Quizá pretendía que el tipo robara por eso.

—Pero tú dijiste que el idiota quería tu auto —frunce el ceño. —¿Para qué iban a querer el auto? Si lograba robártelo, obviamente tú ibas a reportar el robo. Tarde o temprano darían con él y no le sacarían provecho de nada.

—Es verdad. No entiendo realmente cuáles eran las intenciones. Pudo haberme robado el bolso, creyendo que quizá llevaba dinero, o quizá simplemente quería darme un susto, y créeme que eso lo logró.

¿Cómo ser mi amante? (+18) [COMPLETA]Where stories live. Discover now