Capítulo 11 | Elliot

25.2K 2K 400
                                    

Es tan claro que mi visita la desconcierta tanto. No puede disimular su expresión de sorpresa y... ¿vergüenza? Pero, ¿de qué?

Sin poder evitarlo, mis ojos le dan una pequeña inspección de cuerpo completo. ¡Ah, ya entiendo! Quizá sea eso lo que le avergüence: el hecho de que la vea vestida, vestida tal y como está.

Lleva un centro blanco con una cosa extraña floreada encima y unos shorts... ¡Joder! Unos shorts que dejan al descubierto su piel, desde la mitad de sus muslos hacia abajo. La imagen es... delirante. Trago grueso y me obligo a verla a los ojos de nuevo, y me doy cuenta del leve rubor que se ha apoderado de sus mejillas.

¡Esta mujer es una diosa!

—Lamento importunarla con mi visita —digo en tono suave, pero ella me ataca al instante.

—¿Cómo supo dónde vivo? ¿Cómo consiguió mi dirección?

Obviamente le doy toda la razón a sus preguntas y su notoria desconfianza, así que hundiendo las manos en los bolsillos del pantalón, le respondo.

—La obtuve de su currículum. Estaba en sus datos personales —explico y ella alza ambas cejas como si no me creyera del todo. —Le pido disculpas por el atrevimiento de venir hasta acá, pero créame, era necesario.

—¿Y puedo saber porqué? —pregunta con disgusto.

Sigue manteniendo esa postura firme, con su mano derecha sujetando la manecilla de la puerta como si esperara a cerrarla en mis narices en cualquier momento. En su otra mano sostiene un pequeño cuenco con no sé qué rayos y debo decir, que a pesar de que no va vestida tan elegante y empoderada como sabe lucir en la oficina, aun así luce tan a la defensiva como siempre.

—¿Puedo pasar? —pregunto un poco inseguro, porque si de por sí se nota que no le agrada la idea de tenerme en la puerta de su apartamento, no sé si quiera hacerme pasar.

Para mi sorpresa acepta, aunque a regañadientes —Adelante.

Se hace a un lado para darme el espacio de pasar, y así lo hago hasta quedar a unos cuantos pasos de la entrada. Mientras cierra la puerta, espero que aparezca a mi lado y me quedo tan quieto en mi lugar. Ni siquiera le hecho un vistazo al lugar porque nunca me ha gustado ser indiscreto de esa manera.

—Puede tomar asiento —exclama, pasándome de largo para dejar el pequeño cuenco sobre la mesa en el centro de la sala, y tomar el control remoto que está sobre uno de los sillones para después apagar la televisión.

Yo avanzo hasta sentarme en el sillón individual que me queda más cercano. Desabotono mi saco y me siento con comodidad. Ella toma asiento en el sillón del frente y me contengo una risa cuando veo que toma uno de los cojines para ponerlo sobre su regazo. Me es gracioso, porque no es como si su vestimenta revelase demasiado, pero parece que se siente expuesta de alguna manera y quiere cubrirse. Aunque me será difícil, intentaré no volver a desviar la mirada hacia la parte inferior de su cuerpo.

Cuando levanta la mirada, me doy cuenta que ha adoptado esa expresión tan segura y formal que utiliza en la oficina.

—¿Va a decirme el motivo de su visita? —pregunta con tono neutral y me sorprende la fuerza con la que sus ojos conectan con los míos.

—Necesitaba darle un anuncio importante y hablar algunas cosas con usted —suelto al instante y ella frunce un poco el ceño.

—¿Y no podía esperar a que fuese mañana en la oficina?... O pudo haberme llamado.

Es tan obvio que no le agrada la idea de tenerme en su apartamento. Pero a mí me agrada. Vaya que sí.

—Es que tenía que ser hoy y en persona —aclaro, y ella me observa no muy convencida, así que añado:—Sé que es un poco incómodo para usted, el hecho de que haya venido hasta acá.

¿Cómo ser mi amante? (+18) [COMPLETA]Where stories live. Discover now