Capítulo 47 | Elliot

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Tarareo un poco la letra de la canción mientras le subo el volumen. La música suena a través de las bocinas en todo el pent-house. Creí que sería buena idea algo de música y por supuesto no dudé en buscar una acorde a la ocasión.

—Al parecer ya entramos en ambiente, señor Reynolds. Eso me gusta.

Escucho la voz de Olive a mis espaldas. Juro que casi se me ha erizado la piel. Su tono de voz ha sido el más sensual que jamás escuché.

Me giro lentamente para verla, y... 

¡Mierda! Me quedo sin aliento.

Está de pie, con las piernas ligeramente separadas y con sus manos en la cintura. Luce segura, altanera y presumida de lo malditamente bien que luce.

Mis ojos recorren todo su cuerpo muy lentamente, deleitándome con su imagen. Me pone duro al instante. Las diminutas prendas realzan lo curvilíneo y perfecto que es su cuerpo. Desde hace mucho tiempo que fantaseaba con verla vistiendo algo así, pero la verdad es que me ha dejado sin palabras. Luce mil veces mejor de lo que me imaginaba. Me ha puesto a mil en cuestión de segundos. 

—¿Y? ¿No vas a decir nada? —Pregunta rompiendo el silencio.

Mis ojos conectan con los suyos.

—Luces perfecta.

—Me fascina tu regalo —dice, mordiéndose el labio inferior.

El gesto provoca que haga una mueca al sentir la reacción inmediata en mi entrepierna.

—Ven aquí —ordeno urgido por tenerla pegada a mi cuerpo.

Se acerca muy despacio, provocándome todavía más con lo sexy que se mueve al caminar. Se detiene justo frente a mí y me dedica esa sonrisa seductora muy propia de ella. A pesar que lleva los tacones, todavía soy unos centímetros más alto que ella, por lo que debe alzar la mirada para verme a los ojos.

El deseo es legible en sus hermosas irises color café. Me fascina que me vea de ese modo.

—No tienes idea de cuánto me excita verte usando esto —digo con la voz enronquecida y mis manos juguetean con el borde superior del liguero.

Sus manos se colocan sobre mi pecho, haciendo una leve caricia.

—Me quedó exacto. Me sorprende lo que bien que te sabes mis medidas, Elliot.

Una sonrisa altanera se dibuja en mis labios. De un movimiento le hago darse la vuelta para que quede de espaldas a mí y acerco mis labios a su oído para hablarle.

—Me fascina cada parte de tu cuerpo, así que lo conozco a la perfección.

Mis manos acarician sus muslos y lentamente comienzo a hacer un recorrido hacia arriba. Me deleito moldeando la curva de sus caderas, luego subo a su cintura, sus costillas y sin previo aviso, mis manos terminan al frente, ahuecando cada uno de sus pechos. Gime llena de placer, arqueando la espalda en busca de mi toque.

Una de sus manos se eleva hasta sostenerse de mi cuello e inclina la cabeza hacia un lado para darle entrada a mis labios que empiezan a besar la suave piel de esa zona. Me vuelve loco escucharla gemir bajito por lo mucho que está disfrutando. Empuja su trasero contra mí provocando que un gruñido retumbe en mi pecho.

—Quiero estar dentro de ti —susurro contra su oído

Gira el rostro de manera que nuestros labios casi se rozan y sonríe con malicia.

—Creí que habías dicho que querías jugar un poco.

Enarco una ceja —¿Tienes algo en mente?

—Sí, estaba pensando en algo.

¿Cómo ser mi amante? (+18) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora