Ha caído un gigante

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—¡Ah... Ah... coño tu eres la mujer que me gusta! —exclama Raúl, al tiempo que se corría dentro de ella—. Diablos no se que haría sin ti. ¿Te viniste?

Carla rechaza con la cabeza.

—Lo siento, me gustas demasiado, baby.

—Tu también amor, lo que pasa es que estoy muy cansada.

Carla se para de la cama, yendo directo a la ducha.

El agua no dejaba de caer por más de una hora, entonces, Raúl irrumpe en el baño y la encuentra llorando.

—Mi amor... ¿Qué pasa?

Ella toma la toalla y se cubre.

—Perdón, es solo que...

—Baby, dime lo que sea, yo siempre te apoyare.

—No quiero tener problemas contigo, baby.

—Pero, ¿por qué pasaría eso?

—Mi amor, James o Jones, en fin, el jefe...

—¡Que con ese maldito! ¿Te acosa?

—No, baby, tranquilo. —Carla le acaricia las mejillas; él se recuesta de sus manos; ella finge una sonrisa—. El jefe me ofrece un cargo más grande en la empresa, pero si lo acepto, tres veces a la semana tendré que quedarme a dormir en el local.

—Tomalo.

—¿Si?

—Si, tomalo, confió en ti. —La abraza con ternura—. Eres mi todo.

La sonrisa maliciosa de Carla, refleja en el espejo empañado. 

De todoWhere stories live. Discover now