rena

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—¡Deja de seguirme! ¡tú y yo ya no tenemos nada!
—Quiero ser tu sombra. Quiero ser la luz que la cubre. La arena que pisas y hasta el cielo que ves. No insistas en alejarte.
—¡No quiero volver a verte!
—Me he sacado la lotería por ti. Desnude las matemáticas y fui a cada brujo en la ciudad, al final y después de innumerables prestamos, logré el premio.
—¿Y... y... cuánto sacaste?
—Un millón.
—Eres un hombre excepcional.
—Los prestamos fueron de un millón y medio.
—¡Apártate de mi vista renacuajo!

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