La muerte de manolo

1 1 0
                                    

Y ahí estabamos los tres, intercambiando miradas fugaces, sobre el cuerpo inerte de aquel sujeto, al que hace pocos minutos habíamos conocido.

—Me parece que está muerto —comentó Philip tragando en seco.
—¿Tu crees? —declaró James—. Tenía una bocaza muy grande para haber muerto tan fácilmente.
—Estoy seguro de que no fue mí golpe el que lo mató —argumenté, marcando con mi vista mis compañeros.
—Bueno, sólo somos tres —dijo Philip—. Podemos decir que nos atacó después de una discusión acalorada.
—O... —dejó James en el aire, y luego me miró con malicia.
—Habla, James, ¿Qué se te ocurre ahora? —exigí.

Philip Lucía desesperado y empezaba a sudar en abundancia.

James camino hacia la mesa, tiro de una silla y se sentó.

—No van a creer una versión al unísono, ya que tenemos muchos años conociéndonos —advirtió—. Uno de nosotros debe echarse la culpa.
—Estoy de acuerdo —afirmé—. Lo decidiremos jugando piedra, papel y tijeras.

De todoWhere stories live. Discover now