Iba a ser la boda del año, quizás del siglo, todo el mundo de la cultivación la esperaba.
No así Jiang Cheng.
No le interesaba asistir a la boda de Lan XiChen y Jin GuangYao.
Tenía otros asuntos más importantes que resolver que asistir a una estúp...
NOTA INICIAL: Holi, no alcancé actualizar en abril como prometí (ya es 1 de mayo por acá) ;;; casi lo logro ;;;;
En fin, ¡a leer! ¡Estamos en el clímax de la historia!
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–Líder, estamos listos para comenzar las rondas.
Jiang FengMian logró que su sobresalto no fuera percibido por su mano derecha, últimamente estaba más distraído que nunca.
Si su señora lo viera de seguro que esta vez sí que le daría una paliza usando a Zidian.
Suspiró; como la extrañaba. Ahora que no la tenía, la necesitaba a su lado, su voz, su mirada juzgadora... su presencia fuerte. Hasta extrañaba esos arrebatos que tantos malos momentos entre ellos causaron, pero siempre supo que estaría ahí, a su lado.
Debió morir con ella esa noche... sin embargo, fue la misma mujer quien se lo prohibió, quien, con sus últimas fuerzas, le negó aquello.
"–Estúpido imbécil, ¿de qué sirve morir a mi lado? ¡Tú deber está aquí! Tienes un único trabajo, hazlo como corresponde, y cuando lo hagas, te juntaras conmigo en el infierno."
Fue lo último que le dijo antes de enfrascarse en una batalla de la que sabía que no saldría con vida.
E intentó ser fuerte por lo mismo; por su Secta, por sus hijos...
Pero estaba fallando; sus fuerzas se le estaban agotando.
La extrañaba demasiado. Volvió a suspirar, miró el lago lleno de hermosos lotos que amaba con su vida, pensando en la mujer a la cual no supo demostrar que amaba.
Sintió pena y vergüenza por nunca poder habido sentir el aroma de su señora; sabía que no era su culpa, al ser él un beta y ella una alfa, pero también era consciente de que esos repentinos aromas a lavanda que le envolvían y le protegían, marcándolo, debieron provenir de ella.
Solo le quedaba fingir ser "fuerte". Es por ello que, juntando fuerzas que no tenía, esbozó una tranquila sonrisa.
–Está bien, iré en seguida – dijo y asintió –, ¿se aseguraron de que A-Li y A-Ling llegaran con bien a Lanling?
–Sí, ambos ya están en Torre Koi. Fueron recibidos por el Joven Maestro Jin personalmente.
–Perfecto – respondió seguro, y su segundo al mando se retiró luego de una venia.
En el fondo se sintió aliviado de saber que su hija y de su nieto estaban seguros al lado de su yerno; no quería perder a nadie más.
Mordió su labio en el momento en que se vio solo, escondiendo la sonrisa y frunciendo el ceño lleno de preocupación. Simplemente no podía estar tranquilo, no luego de todo lo que había sucedido en tan poco tiempo.
