Capítulo 10: El calor del rescate

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ACLARACIONES PREVIAS: Es un buen momento para recordarles que me tomé la libertad de no respetar los cánones típicos del mundo omegaverse al 100% y agregar cositas de mi (casi) autoría. Así que si alguien se ofende, pues que pena xD esperaré la demanda

De antemano, pido disculpas por la calidad de este capítulos. Si quieren lanzar piedras, al final por favor xDD

Sin más, ¡que disfruten!

Los días que faltaron para que comenzara la fiesta pasaron más rápido de lo previsto para Lan XiChen, de hecho, ni siquiera se percató como estos se fueron, solo meditaba, miraba hacia las afueras por la gran ventana de su nueva habitación mientra...

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Los días que faltaron para que comenzara la fiesta pasaron más rápido de lo previsto para Lan XiChen, de hecho, ni siquiera se percató como estos se fueron, solo meditaba, miraba hacia las afueras por la gran ventana de su nueva habitación mientras pensaba en nada en particular, sus únicas interrupciones fueron cuando los guardias entraban puntual a dejar su comida al menos dos veces al día.  Nunca se generaron conversaciones durante esas entregas, solo los guardias dejaban la bandeja en una mesa esperaban que instalara a comer y una vez limpia la bandeja la tomaban y se iban.

Hoy era el tercer día por fin, por lo que muy temprano en la mañana fue llevado nuevamente con las mujeres betas, salvo que ahora no se encontraba aquella estricta pero amable mujer que parecía ser la jefa...

Era extraño, pero si bien Lan XiChen recordaba la presencia de la mujer, ningún rostro llegaba a sus memorias, menos un nombre. Se preguntó por qué, su memoria nunca fue frágil pero no le dio mayor importancia. Lo único que realmente importaba ahora era su futuro matrimonio con la raní. Sonrió emocionado. Ya lo esperaba con ansias.

Nuevamente fue llenado de mimos, perfumes y ropajes de divinos colores y suaves telas por las mujeres betas. Hasta que finalmente vistió aquel traje especial para la ocasión.

Su ropaje era simple, un poco exagerado para su gusto, contaba de una camisa de seda larga y de color beige y con intricados bordados dorados, abierta en el frente, dejando libre su pecho y pectorales, sin mangas dejando sus hombros desnudos. Sus pantalones sueltos eran sujetados solo en su cadera por un elegante cinturón de tela también dorado. Su cabello largo había sido atado en una coleta baja por una hermosa cinta que en la punta tenía adornos de oro, por uno de sus hombros caía esta coleta, dando un efecto atractivo y elegante a su apariencia. Sumado a las vistosas y pesadas joyas que le adornaban tanto en su cuello con unos collares largos, brazos con brazaletes y pulseras hechos del más fino metal, y en sus tobillos unas pulseras simples en apariencia, pero de oro. 

También en sus muñecas las mujeres hicieron un lindo pero intrincado dibujo. Lo mismo hicieron en sus tobillos, cuando preguntó qué era eso, y si se saldría, las mujeres solo dejaron escapar risillas tímidas, explicaron que era un ritual típico de las bodas en aquella nación, llamado mehndi (1). Esperaba sinceramente que con el tiempo si se borrara, porque por más hermoso que fuera si su tío lo veía así se muere...

...Su tío, ¿cómo se llamaba su tío? Su cabeza comenzó a doler con fuerza, negó y abandonó toda intención de hacer memoria... ya tendría tiempo para aquello.

El Viaje InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora