Plomeros de rescate

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La revolución del deportivo estaba a más de lo que podría resistir realmente el motor, pero Kevin y Ben habían establecido un horario al momento de hablar con Julie que técnicamente ya habían roto por esperar a Sandra Tennyson (no es que realmente se quejaran, ella ya les estaba haciendo un gran favor). Kevin cambió a cuarta velocidad en lo que daba una vuelta semi derrapada antes de acelerar y subir a quinta para apresurar su llegada.

—¡Kev, ten cuidado!— Ben exclamó sosteniéndose con fuerza de los costados de su asiento. —¡Tengo niños que cuidar!— Le recordó.

De repente el carro dio un frenón un poco más violento de lo que a Ben le hubiese gustado y luego se detuvo. Volteó a ver a Kevin quien tenía el volante aferrado entre sus manos, se veía genuinamente preocupado y él comprendió. Ben sabía lo importante que seguía siendo Gwen para Kevin, no sentimentalmente hablando, bueno, al menos no en el mismo sentido que si se refiriera a él. Ella se había vuelto una carga de culpa de un pasado que se estaba forzando a dejar en la inexistencia porque estaba cambiando para mejor, pero aún quería arreglar el asunto, hacer las pases con ella y dejar las cosas tranquilas incluso si no se hablaban más después.

Y si algo le sucedía a Gwen significaría no sólo cargar con la culpa de sus errores hasta su final, sino que no importaría lo que hiciera por demostrarse a sí mismo que era un mejor hombre, nada cambiaría porque nunca pudo arreglar las cosas.

Ben le apretó la mano antes de que ambos bajarán del carro. Él quería ser un apoyo para Kevin tanto como el osmosiano lo había sido para él. Entendía que todo esto era peor y que él igual tenía asuntos importantes qué resolver con su prima. Ambos habían sido egoístas y mentirosos, poniendo sus propios deseos sobre la honestidad con la que debieron haber actuado, y ambos sabían que debían arreglar las cosas, pero cada uno tenía un contexto diferente.

Kevin había sido su novio y aunque las cosas con ella de plano no funcionaban más había sido su obligación ser sincero y hablar con ella, pero fue cobarde e incapaz de afrontar la realidad por temor a sus reacciones, porque Gwen era una mujer madura mentalmente, pero no soportaba el rechazo y el abandono.

Y él era su primo, su mejor amigo y alguien de confianza, alguien que siempre estuvo para ella, que se suponía no le guardaba secretos por todo lo que habían vivido, las experiencias de cuando eran niños eran historias llenas de emoción y se habían convertido en un pacto que se suponía sería inquebrantable, una promesa de que siempre estarían unidos y que ninguna mentira habría entre ellos. La rompió. Sinceramente él sabía cuánto había dañado a Gwen y aunque su vida avanzara lo mejor posible nada ni nadie quitaría de su mente que era un ser humano horrible, que había traicionado la confianza de su prima y que ella estaría en todo su derecho de decidir nunca jamás hablarle, pero quería intentarlo, rectificarse con ella porque él mismo lo sabía, todos los días despertaba sintiendo ese mismo vacío de saber que no importaba cuánto hiciera por ir a los mismos lugares, ella no estaría ahí para actuar como la hermana que nunca tuvo.

No podía quejarse, sabía bien que ellos lo habían causado, pero siempre se iba a sentir horrible consigo mismo si no podía arreglarlo, tan siquiera intentarlo una vez más.

Kevin lo miró, claramente preocupado y él sólo pudo devolverle la mirada. Estaba tratando de tener esperanzas, porque podía sentir que Gwen estaba íntegra, ella estaba bien donde quiera que estuviera, porque aunque su teoría era que estaba en la dimensión de Charmcaster, no podía asegurarlo.

—Arreglaremos esto, Kevin, puedo asegurártelo.— Ben susurró a su pareja, apretando su mano en una manera de confortarlo.

—Lo sé, sé que lo haremos.— Y si era una mentira, él no se lo diría a Ben.

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⏰ Última actualización: Jan 24, 2022 ⏰

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Mami Ben || BeVinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora