La prima suspicaz

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Para nadie era un secreto lo inteligente que Gwen era, lo aplicada y enteramente dedicada a entender cada vez más temas de la escuela y como plomero, pero a veces esa suspicacia que si bien en los combates era simplemente el hecho que los salvaba a todos, en ese momento era la razón por la que Ben quería mandarla 20 metros bajo tierra envuelta en plástico y con cinta en la boca con tal de que dejara a Kevin en paz.

Pregunta tras pregunta intentando buscar información del raro comportamiento de ambos Gwen pasaba su vista de uno al otro esperando alguna extraña mirada, algo de temor tal vez, cualquier sentimiento que los pusiera al borde de la desesperación y le mostrara qué le estaban ocultando esos dos.

Definitivamente no era algo que ella dejara pasar, eso lo presentía bien, tal vez si fuera algo inofensivo a ella le hubiera dado igual y nada de eso sucedería, pero el tema con el que ambos chicos manejaban el secreto se volvía muy agobiante y dejarla fuera le era peor, la carcomía la curiosidad y la incertidumbre al no saber qué era eso que guardaban con tanto fervor ¿A caso era tan malo? ¿Mataron a alguien? No, por supuesto que no y bueno, con Kevin no podía descartar esa última posibilidad.

Por otro lado sentía que debía buscar otra forma de averiguar el secreto ya que se notaba demasiado la irritación de los chicos debido a la gran cantidad de preguntas que ella estaba haciendo y de cierto modo no podía culparlos, no los había dejado hablar de otra cosa en toda la hora y media que llevaban en Mr Smoothy.

Ben se levantó hastiado y caminó a la ventanilla del establecimiento bajo la atenta mirada de su secreto novio quien al mirarlo de espaldas no pudo evitar sonreír ligeramente, acto que no pasó desapercibido para Gwen quien extrañada quiso preguntarle qué rayos sucedía con esa mirada pero fue salvado por una hermosa joven de buenas curvas situada atrás de Ben. Eso distrajo a la pelirroja mientras Kevin seguía observando detenidamente el cuerpo del chico que robaba su atención desde antes y bueno, ahora más que nunca.

El castaño regresó, puso la cesta de papas fritas sobre la mesa junto a tres malteadas de diferentes sabores. En un principio pensó comprar sólo dos y darle como mensaje a Gwen el hecho de que no quería que siguiera ahí, pero su moral fue más fuerte y la ética lo pateó, por lo que terminó comprando tres malteadas aún si le estuviera doliendo el estómago por la jodida cólera que atacaba su cuerpo en esos momentos.

Sin más comenzaron a comer las frituras que Ben compró aunque a Gwen no le gustaban realmente y de forma escasa tomaba una cada cierto tiempo, sólo se limitaba a observar de reojo a los chicos que actuaban de una forma muy... ¿Romantica? ¿Así podía catalogarlo? Tal vez, pero vamos que la escena era realmente cursi, ellos estaban riéndose de algo que no entendía mientras comían papitas y tomaban malteadas, rara vez las intercambiaban casi al momento en el que Ben le daba una papita en la boca a Levin.

Sí, algo sumamente extraño hablando de un par de chicos que según ya eran mejores amigos y es que no quería mal pensar de ellos pero sus acciones no le dejaban pensar correctamente.

—Bueno Gwen, si has terminado de marearnos con tus preguntas Kevin y yo debemos irnos.— Habló Ben levantándose de su asiento y estirándose en el proceso, vaya que se había entumido.

—¿A dónde van?— Cuestionó ella cruzándose de brazos.

—Quedamos que veríamos un partido de fútbol en casa de Kevin ¿Verdad?— Respondió Ben llamando al aludido quién asintió casi de inmediato para evitar más preguntas.

—¿Y no me invitaron?— Cuestionó ella.

—Gwen, cariño, es noche de hombres, tú entiendes eso ¿No es así? — Preguntó Kevin levantándose y sonriendo mientras rodeaba los hombros de Ben.

—Sí... Entiendo.— Suspiró y se dispuso a hablar nuevamente —Supongo que debo ir con Julie. — Mencionó y ambos chicos asintieron mientras se despedían.

Más tranquilos caminaron al auto y se subieron viendo como Gwen se iba caminando hacia la casa de la supuesta novia de Ben a la que el castaño no había visto en un largo, pero muy largo tiempo y se notaba a leguas que le daba igual (aunque sinceramente nunca se vio un interés real).

Cuando Kevin avanzó con el auto pudieron soltar una risa que hizo ameno el momento e iniciaron una conversación estúpida solamente para que el silencio no reinara, empalagosamente terminaron hablando con adjetivos cariñosos uno del otro pese a que ese no era el estilo de Kevin. Algo así podía catalogarse como un milagro entre un millón.

Por suerte llegaron a casa de Kevin antes de lo que esperaban, bajaron del automóvil y caminaron hacia la entrada para luego esperar a que el moreno abriera.

Cuando entraron Ben no espero más y atrapó los labios de Kevin en un beso profundo y tierno que no dejaba nada a la imaginación, era un beso cariñoso pero a la vez tan cargado de pasión que hacía que los instintos de ambos explotaran y reaccionaran en su estado más salvaje.

Reclinados sobre la pared de la entrada Kevin rodeaba con sus brazos el cuerpo pequeño de Ben que reaccionaba a los delicados estímulos que el grandulón le estaba dando al tocar áreas sensibles, pero estaba demasiado sensible y los gemidos eran casi aullidos perdidos por la gran cantidad de placer recorriendo su sistema nervioso.

—K-Kevin...— Susurró Ben aferrándose a los fuertes brazos del azabache el cual lo miraba fijamente con lujuria.

No estaba tan seguro de si debería dar ese paso ahora pero es que su cuerpo se sentía tan necesitado, tan excitado después de mentirle a Gwen y huir del lugar que realmente quería sentirse bien, sentir esas sensaciones que describían tantos libros para adolescentes que sus padres le habían dado.

Pero no, no se sentía listo y parecía que Kevin entendía eso por lo que después de un suave beso en los labios ambos se separaron y se sentaron en la cama del moreno para encender la televisión.

Sin embargo en sus mentes aún rondaba la idea de que no podrían ocultarles eso por mucho tiempo a los demás, sobre todo teniendo en cuenta que ninguno de los dos estaba siendo lo que se llama "disimulado". No tenían precaución de sus acciones una vez que se juntaban, se perdían en sus miradas, en sus palabras, un mundo enteramente de ellos dos por tan cursi que suene.

No había pasado tanto tiempo desde que comenzó todo en casa de Ben, sólo habían pasado cuatro días y aún así, después de un día entero de pensar lo sucedido decidieron intentarlo, sabiendo que debían tener cuidado con Gwen y su jodida forma suspicaz de ser.

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¡Hey dudes! Lo sé, he tardado un milenio en regresar esta historia a la vida pero comprendan que he tenido muchas cosas encima y poca inspiración para éste fanfic, sin embargo ya he vuelto y a partir de éste cap las cosas van a ponerse intensas. Denle las gracias a qué me obsesioné con la serie de nuevo y enloquecí al descargar las temporadas sólo para saber qué hacer con esta historia.

Sin más esperó aue les haya gustado, no olviden COMENTAR y VOTAR si les gustó y hasta el siguiente.

Mami Ben || BeVinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora