Aceptación

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—Son hermosos.— Susurró Ben con una sonrisa.

Mientras mantenía a su bebé en brazos pudo darse cuenta de que ahora sólo podía escuchar sus propios pensamientos. Tal parecía que una vez que pudo dar a luz a los niños y estos eclosionaron gran parte de sus fieros instintos abandonaron su mente, haciéndolo consciente de sus acciones. Aun así daba por hecho que los instintos seguían dentro de él, podía sentirlos vibrando mientras el fuerte sentimiento materno recorría las venas y arterias de su corazón. No obstante la verdad era que pesé a todo se hallaba mucho más tranquilo.

—¡Son polillas gigantes!— Sandra exclamó con terror cuando uno de ellos intentó volar cerca de ella.

Bien, él estaba tranquilo hasta ese momento. Había estado semi recostado en un apartado del nido de metal después de que Kevin le había brindado su apoyo respecto a su sentimiento de culpa con su bebé más pequeño. Pero todo estaba arruinado gracias al comentario de su madre.

Ben frunció el ceño —o al menos creyó hacerlo— y se levantó con cuidado de no molestar al bebé en sus brazos. Se ayudó con sus alas ya que aún no estaba recuperado y recostó al bebé delicado donde antes había estado sabiendo que este estaba dormido. Los gritos de su madre no se detenían y cada vez lo irritaban más así que voló frente a ella para tomar al bebé —que antes se había acercado a ella por mero acto de curiosidad— entre sus brazos debido a lo aterrado que estaba con los gritos agudos de Sandra, acunándolo contra su pecho para poder refugiarlo.

No sabía cuál era el verdadero motivo, pero al ver a uno de sus otros hijos tan asustado simplemente soltó un extraño ronroneo que hizo vibrar su pecho y el pequeño necrofriggian por su parte soltó un pequeño chillido intentando calmarse con esa vibración y los latidos del corazón de su progenitor. Ben "sonrió" con un mejor ánimo al ver qué funcionaba aquello, su cría se calmaba.

Sandra no despegó su vista de la situación en cuanto se dio cuenta que el aleteo de uno de esos aliens ya no estaba tan cerca de ella. Estaba confundida y a su vez tan sorprendida de cómo Ben manejaba la situación con esos niños.

—No deberías gritarle a unos recién nacidos.— Ben le reclamó meciendo al bebé con suavidad. Tal vez una técnica muy humana, pero esperaba que pudiera ser suficiente para que el pequeño terminará de perder el susto por completo.

Sandra se sonrojó cuando su hijo le llamó la atención con severidad. Ciertamente había actuado mal, pero simplemente ella no esperaba que lo que tanto habían esperado conocer sus suegros y su hijo fuesen unas especies de pequeños monstruitos de grandes ojos verdes, tal cual polillas gigantes. Pudo haberlo deducido viendo la criatura en la que su hijo estaba convertido, ¡Pero por favor! Cuando uno habla de crías o bebés piensa en seres adorables —gritones y berrinchudos viene incluído pero no le valía mencionar lo obvio— y para ella claramente esas cosas no eran adorables.

Aún así, ver lo aterrado que había estado esa bolita azul y lo rápido que Ben había actuado para calmarlo no la dejaba pensar correctamente sus ideas al respecto de la situación.

—Sandra, querida, tú eras la que quería estar aquí con Ben cuando esto sucediera, comportate.—Pidió Carl a su mujer quien sólo suspiró algo arrepentida.

Y era cierto. Ella había insistido en ir y vigilar que hijo estuviese a salvo, pero con lo que había hecho probablemente sólo hubiese empeorado la imágen que Ben ya tenía de ellos actualmente.

—Lo siento Ben, es sólo que... Esto es demasiado nuevo para nosotros.— Ben miró a su mamá fijamente, alzó su mano y con lo que podía ser su dedo índice alzado indicó que le dieran un momento.

Sin decir nada se dio media vuelta y aleteó hacia donde Kevin se encontraba cuidando del bebé especial —que antes había dejado en un lugar amplio del nido— para entregarle a su cuidado al otro pequeño bebé.

Mami Ben || BeVinWhere stories live. Discover now