Frustración

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Ben se dejó caer abruptamente sobre la cama del dormitorio mientras miraba al techo con los brazos firmemente cruzados sobre su pecho con una mueca de fastidio acentuada perfectamente en su pequeño y adorable rostro.

Seguía fastidiado, así que fue muy difícil para Kevin sacarle plática al Tennyson menor mientras manejaba de regreso a casa. Tal parecía que la aparición de Myrkur había tocado un nervio sumamente sensible en Ben, algo de la competitividad que tanto burbujeaba en el chico durante sus momentos de héroe había comenzado a efervercer de manera violenta desde que ambos chocaron miradas.

—Sabes, si pudieras destruir el techo con tu mirada creo firmemente que ya lo habrías hecho.— Kevin llamó su atención entrando a la habitación con una sonrisa burlona en su rostro.

Ben lo miró con el ceño fruncido antes de tomar una de las almohadas y lanzarsela con el afán de pegarle, aunque claramente Kevin se movió a tiempo.

—¡Oye!— Kevin se quejó, pero no estaba molesto.

—¿Cómo puedes seguir tan tranquilo? ¡Es desesperante!— Él pataleó dentro de su queja, haciendo que su rostro se pusiera ligeramente rojo mientras sus cabellos se movían de un lado para otro despeinados.

—No tengo nada por qué alterarme.— Kevin le interrumpió acercándose lo suficiente a la cama para poder recostarse y acomodarse sobre su costado derecho viendo fijamente a Ben.

—¡¿Ah no?!— Exclamó de nuevo el castaño y sin pensar mucho se subió de un salto errático sobre Kevin para tomarlo del cuello de la camisa.

La posición era demasiado sugerente para Levin y fue tarde cuando Ben se dio cuenta de lo que realmente estaba haciendo. Sus piernas estaban a cada extremo del cuerpo del más alto —lo que por ende dejaba su trasero sobre aquella zona privada— mientras que sus manos ahora descansaban en los pectorales cubiertos por la arrugada camisa negra.

Se sonrojó y fue violentamente. Sus mejillas parecían estar puestas a las brasas de un carbón perfectamente encendido para una fabulosa parrillada. Quiso moverse, pero el mal movimiento que ejecutó sólo lo hizo frotarse sobre la entrepierna de Levin quien tenía una expresión de estupor en su rostro.

¿Debía excitarse y disfrutarlo o preocuparse por Ben? La primera opción sonaba totalmente muy atractiva. Aún así tampoco se movió. Él espero a que cualquier cosa que sucediera en ese momento fuese  elección del castaño —aunque sinceramente existía más de una ocasión en la que se había sentido frustrado sexualmente— pues él no quería forzarlo a nada en lo absoluto. Le importaba demasiado, más que nadie, inclusive mucho más que él mismo.

—Y-Yo...— Ben tartamudeó ligeramente sin perder ese rojo intenso en sus mejillas. No sabía qué hacer ni cuándo fue que su ira se esfumó.

Cuando se lanzó sobre Kevin había estado tan frustrado, tan enojado y tan fuera de su mente como para pensar en lo que realmente hubiera pasado y lo que justamente pasó. No era que la posición fuese incómoda, pero la situación sí lo era.

¿Estaba listo para dar ese gran paso con Kevin? No lo sabía. Pero estar de esa manera, con el mayor mirándolo insistentemente sin decir nada lo hacía sentir acorralado.

Claro que él igual se sentía sexualmente muy atraído por Kevin y sí, se había planteado muchas veces la idea de estar debajo de él y... Algunas cosas más que pasaron por su mente. ¡Pero de la imaginación a la realidad eran cosas muy distintas! ¿Debía? ¿Él realmente debía hacerlo con Kevin? ¿Ya?

Reaccionó muy tarde. La puerta se abrió y pronto SpringCold —otro de sus hijos— los miró fijamente, ocasionando que Ben saltara hacia la cama y rodara para luego caer al suelo preso del pánico.

Mami Ben || BeVinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora