Ben Tennyson sabía que su vida no era normal ni fácil desde que el Omnitrix había llegado a su vida, pero jamás creyó que esa se convertiría en la principal causa de su condena debido a sus genes por parte de su abuela.
Ahora su vida dará un giro de...
—¿Esto es en serio?— Ben cuestionó mirando al plomero que acababa de darle un sobre de la élite intergaláctica de los plomeros para un juicio.
—Debido a los recientes acontecimientos y a tu falta de compromiso con los plomeros el magistrado y la élite han decidido llevar tu reciente confrontamiento con un miembro del cuadrante vecino a un juicio en la corte del sector perteneciente a los Necrofriggian.—Informó de la manera más directa que le fue posible.
Ben—quien estaba parado en la entrada del colegio siendo consciente que todos lo veían— llevó su mano hacia sus cabellos y los llevó hacia atrás totalmente frustado. Su rostro se descompuso en una mueca de preocupación y su respiración se aceleró, pero no iba a darle el gusto a nadie de hiperventilarse o algo por el estilo.
Se despidió del alienígena que le había notificado el asunto y se sentó en el borde de las escaleras de salida para leer el documento del juicio al que se le había convocado como demandado.
—¿Ataque injustificado? ¿Ineptitud e irresponsabilidad? ¡¿INCAPACIDAD PARA CRÍAR?! ¡Qué!— Ben exclamó asustado. Myrkur había puesto pésimos ejemplos contra él por lo que dentro de las demandas del "demandante" la revocación del permiso de crianza de sus propios hijos iba dentro.
¡Eran sus hijos, maldita sea! No podían alejarlos de él, ¿por qué mierda él querría a sus hijos? Se sintió desesperado y acorralado. Estaba claramente alterado y poco le importaba ya si las miradas de algunos de sus compañeros estaba clavada en él o no, sacó su celular y presionó el botón de marcación rápida esperando a que Kevin contestara el maldito aparato.
«¿Ben?»
Ben intentó hablar tranquilamente, pero no pudo, estaba asustado y todo lo que pudo decir antes de romperse en un descuido fue el nombre de su pareja. Fue suficiente para que Kevin dejara todo lo que tenía qué hacer. Los niños estaban con Verdona así que no estaba preocupado y él estaba de camino a la secundaria de Ben pisando el acelerador con fuerza.
Ben durante todo ese tiempo estaba intentando explicar qué era lo que sucedía, pero por más que intentaba hablar coherentemente sus sollozos y sus movimientos exasperados de un lado al otro mientras se tiraba del cabello hacia atrás le impedían a Kevin entender algo.
Aún así pronto el frenado chirriante de las llantas del caucho que portaba el deportivo se dejó escuchar llamando la atención de todos. El automóvil de Kevin era jodidamente hermoso y llamativo —casi tanto como el rufián más conocido de BellWood— así que fue el centro de atención antes que el mismo Levin bajara.
Ese día por muy extraño que pareciera Kevin había tenido que cambiar su vestimenta debido a unos negocios muy importantes —pero ilegales— que había tenido que ver a partir del momento en que dejó a Ben en clases. Llevaba una camisa azul marino lisa bajo un saco de manga larga negro de tela de algodón con el cuello marcado tipo traje. Sus pantalones de mezclilla habían sido reemplazados del azul marino al gris oscuro junto a un par de mocasines. Incluso su cabello lacio semi-largo estaba acomodado de mejor manera, irreconociblemente guapo y mucha gente estaba pendiente de su preciada apariencia, pero él no iba viendo a nadie más que a un Benjamin Tennyson con los ojos llorosos mirándole con necesidad de protección.
Cuando se acercó a él lo miró fijamente esperando una explicación de lo que sucedía, no imaginó nunca que Ben le tendería el sobre abierto de lo que parecía evidente era una audiencia. Eso no pintaba bien para nadie, en lo absoluto.
Sacó la hoja doblada del interior del sobre y leyó todo atentamente. Su ceño se frunció, su mano libre se hizo puño y sintió que el papel en su otra mano se arrugaba ante la terrible ira que sentía en esos momentos. ¿A caso estaban bromeando? ¡Qué clase de mierda era esa! Primero ese tipejo se la pasaba denigrando y acosando a Ben, luego destruía la autoestima de su hijo más pequeño y encima, después de la paliza de su vida que le metió Ben, los mandaba a juicio a ambos dudando de la capacidad de Ben por cuidar a sus propios hijos. ¿Era en serio? No podía creerlo, le seguía pareciendo una broma de muy mal gusto.
—¿Qué haremos?— Ben cuestionó sintiendo que ya no podía mantenerse en pie. Estaba preocupado. Él amaba a sus hijos, eran su vida entera y no quería ser separado de ellos, no podría con el terrible dolor de ya no verlos jamás a su lado, en su casa, en su vida. Las lágrimas comenzaron a fluir el mismo tiempo que se aferraba a Kevin con miedo.
El osmosiano miró hacia Ben con sorpresa antes que sus ojos reflejaran el mismo dolor que él. Le dolía ver así a su pareja. ¡Joder! Él igual amaba a esos enanos revoltosos, no podía simplemente ver cómo se alejaban de ese lecho familiar construido por Ben.
—Te prometo que todo se va a solucionar, ¿de acuerdo?— Kevin susurró entre el abrazo y sintió a Ben asentir. Él no podía permitir que todo se fuese a la mierda, habían llegado tan lejos en poco tiempo, tenían un largo camino qué recorrer, un idiota alado no iba a destruir la familia que ellos estaban construyendo, primero lo mataban a él en el proceso antes que permitir que la sonrisa de Ben se viese afectada con esas lágrimas de dolor y tristeza que Myrkur había provocado en él.
Después del abrazo Kevin tomó a Ben por los hombros con cariño para después sonreírle con suavidad. Era una leve forma de darle un apoyo pese al dolor. Ben el devolvió la sonrisa de forma tenue y efímera antes de que esta se deshiciera y su mueca triste se sobrepusiera. El mayor tomó la mano del castaño y lo guío hacia el auto; a la mierda las clases, había cosas más importantes que necesitaban su atención.
Abrió la puerta del copiloto y le permitió la entrada. Ellos hacía rato dejaron de prestar atención al alrededor, eran ellos únicamente intentando librar una batalla cruel pero silenciosa. Ben se subió sin nada de ánimos y vio cómo Kevin cerraba la puerta. A los momentos después el osmosiano estaba dentro y listo para iniciar su marcha en dirección a la sede de los plomeros. Nadie iba a burlarse de su familia de esa manera, iban a conocer a Kevin Levin si eso era lo que querían.
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Sí bueno... Sé que dije que iba a dejar las historias de lado por ahora, pero la verdad es que si continuo pensando en todo lo mierda que está mi vida probablemente enloquezca y me deprima muy mal de nuevo. Espero que este capítulo les guste, trato de hacer el mejor esfuerzo que puedo aunque puede que sea una basura, no lo sé.
Háganme saber en los comentarios qué opinan.
Matt los quiere.
Hasta pronto.
Les dejo este dibujo de Kevin como lo describí.
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Pd: Lamento que haya sido un cap tan corto, espero subir otro al rato para quitarme la tristeza.
