Capítulo 6

392 48 15
                                    



—¿Ahora me acosas?— preguntó la rubia tratando de no alzar la voz—. Ni que fueras Raquel o Ares.

—¿Ni que fuera quien?— cuestionó él frunciendo el ceño confuso.

—Olvídalo, el caso no es quienes sean sino la razón por la que me acosas.— un camarero pasó por su lado con una bandeja de copas, ella aprovechó para quitarle una y sonreírle de forma ladeada.

—Disculpa, Miriam.— pronunció su nombre con malicia—. Pero nos hemos encontrado aquí por pura casualidad, mis padres son unos de los invitados más importantes. Es irónico, ya que están separados pero siguen dirigiendo una empresa juntos.

—Que sea la última vez que me llamas Miriam.— murmuró amenazante—. Y más te vale mantenerte alejado de mi en toda la noche.

—Pero si has sido tú la que se acercó a mi.— alzó las cejas mirándola con una expresión burlona.

Ella sonrió irónica y tras darle un trago al champán, decidió verter el contenido restante en el traje de su compañero.

—¿Qué mierda haces?— preguntó frunciendo su ceño—. Era un jodido diseño exclusivo hecho por alguien muy importante para mi.

—Uhm, una pena.— se encogió de hombros de forma desinteresada—. Disfruta de la velada.

Le guiñó un ojo e hizo un ademán de irse, pero Christopher fue rápido en envolver su mano en su muñeca e impedírselo. Tiró de su cuerpo sólo lo suficiente, no quería ser un capullo y actuar de su misma forma, el precioso vestido que llevaba no tenía la culpa.

—Ahora vas a tomar una servilleta y secarlo.— siseó cerca de su rostro.

—Sigue soñando.— respondió de la misma forma.

Él abrió la boca dispuesto a refutar pero fue en ese entonces cuando alguien más se acercó a ellos y tuvieron que disimular. Christopher sonrió mostrando sus perfectos dientes y acercó a Mimi lo suficiente como para tapar su húmedo traje de la vista de la otra persona.

—Veo que ya se conocen... Y bastante bien.— dijo reparando en el agarre que tenían en el cuerpo del contrario.

—No es lo que parece.— fue rápida en decir ella—. Solo nos estábamos saludando, ya sabes, somos conocidos.

Él asintió ligeramente, sin creerse las plantas de la joven en lo más mínimo.

—Si me disculpan, iré a saludar a sus padres.— dijo tomando la primera excusa que vio para poder salirse de allí.

Ambos sonrieron una vez más para disimular y cuando se encontró lo suficientemente lejos volvieron a retarse con la mirada.

—Saca tus sucias manos de mi cuerpo.

—No lo haré hasta que me seques.

—¡Christopher, no haré eso!

—Entonces no me hubieras mojado.— se encogió de hombros—. Por mi podemos estar así toda la noche, no tengo nada mejor que hacer.

La rubia buscó con la mirada a sus padres, no se conocían como personas pacientes, odiaban esperar y cuando tenían que hacerlo se ponían de los nervios. Mimi sabía que no debía jugar con fuego cuando de ellos se trataba.

Sabía que Christopher era muy terco y que no cambiaría de opinión por nada del mundo, por lo tanto no le quedaba más remedio que hacerlo. Al fin y al cabo, ella había tenido la culpa por actuar de forma repentina.

—Está bien.— murmuró rendida—. Ven conmigo.

—¿Qué?

No respondió, en su lugar lo agarró del brazo y tiró de él hasta los baños. Para su buena suerte no había nadie allí así que sería menos incómodo.

Posó su vista en él y apreció que no había manchado su saco pero, en cambio, su camisa llevaba una gran marca de humedad.

—No se va a secar en minutos.— dijo a modo de queja—. ¿Y si te la quitas?

—Mimi, entiendo que quieras verme desnudo pero esta no es la mejor forma de pedírmelo.

—No seas tan creído, no me atraes así que no veo razón para querer verte desnudo.— dijo tomando una servilleta de tela y pasándola por la húmeda camisa.

El chico se relamió los labios al escucharla, por alguna extraña razón no la creía. Él sabía que era guapo, solo era cuestión de aplicar su encanto para que las chicas rápidamente se sintieran atraídas.

¿Por qué ella no habría de sentirse atraída?

—Entonces... ¿No me consideras guapo?

—Eres guapo, Vélez, pero no tanto como te lo tienes creído.— respondió encogiéndose de hombros.

Apretó los labios aguantándose las ganas de bufar y decir algo al respecto, a veces simplemente era mejor no hacer comentarios porque solo empeoraría las cosas. Y no se daría el lujo de hacer tal cosa porque ya no iban demasiado bien.

—Quiero disculparme por haber actuado sin pensar, no quería arruinar algo que fuera importante para ti.— dijo recordando las palabras que él le había dicho anteriormente—. En mi defensa, tú me sacas de quicio.

—No tiene importancia para mí, lo tiene para otra persona... Lucía se pasó todo el día haciéndolo para mi, no me gustaría arruinárselo.— respondió con una débil sonrisa.

—Debe de ser muy buena en lo que hace porque te sienta de maravilla.— soltó sin darse cuenta.

—Lo mismo puedo decir de tu diseñador, ese vestido encaja perfectamente en tu cuerpo, no pareces tú.

Le echó una nueva visual, de cerca se veía incluso más guapa. Todo en ella estaba a la perfección, el vestido, el cabello, el maquillaje...

—No parecemos de calle, ¿eh?

Calle Where stories live. Discover now