Capítulo 21

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La desconfianza aumentaba cada vez que salían de nuevo a la calle. Todo estaba demasiado bien, como si nunca hubiera pasado nada, como si el regreso de alguien que daban por muerto hubiera terminado con dos muertes, dos que le afectaban a Mimi más que a nadie.

—¿Cómo va Richard después de lo de Mónica? —preguntó recostándose en el capó del coche de Ricky, uno de colección que le había costado una pasta hace aproximadamente dos años cuando lo compró.

Christopher imitó su acción, aunque el cielo no tuviera ni la más mínima estrella, la más brillante la tenía a su lado.

—Lo lleva —chasqueó su lengua contra su paladar—. Creo que lo suyo era más que rivalidad y sexo, ¿sabes?

—¿Es eso una indirecta?

No se molestó en mirarlo a pesar de sentir su mirada sobre su rostro, ella quería seguir observando el oscuro cielo y el manto de niebla que empezaba a cubrirlo todo. A veces sus pensamientos iban más allá de la realidad. Pensaba en el cielo, en sí Dios realmente existía y si así era, lo que también conllevaba tener una buena vida para después vivir en la gloria. ¿Pero quien querría vivir en la gloria de manera eterna cuando al infierno el cuerpo estaba acostumbrado a vivir en el infierno?

—¿Crees que lo nuestro va más allá de la rivalidad y el sexo, eh? —suspiró devolviéndole la mirada—. No sé, crees que podemos tener una vida ejemplar porque hemos coincidido además en cenas y fiestas de nuestros padres... Que estamos destinados o alguna mierda así.

—No creo en el destino. Creo en las personas y en sus decisiones —aclaró—. Creo que yo ya he pasado esa línea donde mis pensamientos sólo eran machistas a dejarme dominar por completo por una mujer.

—¿Dejarse dominar por una mujer es malo?

—¡No! Todo lo contrario... Yo no estaba acostumbrado a esto. Yo tenía el control de mi vida, tenía una mujer diferente en mi cama cada semana y yo la usaba a mi maldito gusto, ilusionándola y dándole esperanzas de que el futuro se veía rosa. Ganaba carreras. Ganaba dinero. Hacía lo que me salía de los cojones —relató, pasándose una mano por el cabello mientras se ponía de pie. Ella imitó su acción casi de inmediato para estar en la misma posición—. Hasta que llegaste tú, con tu pelo rosita, tus uñas largas y tu ropa apretada para plantarme cara. ¿Sabes lo duro que me pusiste? Joder, Mimi, enloquecí. Después me pegaste en los huevos, icónico momento, y dejaste que me llevara la jodida policía.

—No soy tan bien persona, ¿eh? —soltó una risa irónica.

—Al día siguiente pagaste la fianza para dejarme libre —la expuso—. ¿Te olvidas de ese pequeño detalle? No te pude sacar de aquí —presionó su sien con su dedo índice— en todo el maldito día.

—Y después todo fluyó, el resto de la historia me lo sé —asintió con la cabeza, cruzando sus brazos sobre su pecho—. Te pagué la fianza, si, porque yo ya he pasado noches en esa misma situación, sé lo que se siente, como también sé que es muy jodido no poder llamar a los padres para que vengan a soltar el dinerito y nos dejen libres. Esto es una mierda, ¿no?

—Es una mierda —estuvo de acuerdo.

Miró en dirección a la carretera y sonrió al ver a Laura corriendo, a pocos metros de Zabdiel. Ninguno de los dos llevaba casco, estaba sumamente alerta con eso, un accidente de moto sin casco era casi una muerte segura. No podría con más.

Después desvió la mirada a la banda callejera de Roi, bebían cervezas de marca blanca mientras se colocaban, unos fumando y otros esnifando ayudándose de billetitos verdes. Se aburrían.

—Todo va demasiado bien —reflexionó en voz alta—. Todo por su parte son risitas, beber, fumar, living la fantasy, mientras nosotros intentamos pretender que estamos bien y que nada nos importa, como si hubiéramos superado todo.

—Hay cosas que no se pueden superar, sin importar el paso de los años ni nada.

—¿Crees que él podría superar algo así?

—¿Qué...? Mimi, no sé qué tienes en mente pero seguro que no es una gran idea, yo de ti le daba otra vuelta antes de expresarlo en voz alta.

—Ha sido él —susurró—. Estoy segura de que ha sido él. Tomar venganza es un plan que resulta muy atractivo y que estoy dispuesta a hacer.

—¿Venganza de qué modo?

—Matar, Chris, hay que matar.

—Tú estás loca.

—CNCO solo son unos chicos malos en la calle, ¿no?

—Y Lola Índigo también, no conviertas a tu grupo en asesinos, no te rebajes a su nivel. Deja que sea la policía la que se encargue de la investigación, son expertos.

—No harán una mierda y lo sabes. Yo... Quiero sentirme bien.

—No vas a conseguirlo si matas a alguien, no funciona así, no vas a matar a alguien para traer a otra persona a la vida. Quien se va no vuelve. Si tú matas a alguien no habrá vuelta atrás. Exon no está, Mónica tampoco está... ¿Quien quieres que tampoco esté?

—No intentes convencerme.

—Intento que entres en razón, Mimi, no quieres pasar el resto de tu vida en una celda con los pensamientos matándote por dentro.

—Quizá me lo merezco.

—No, no te lo mereces —tomó su rostro con sus manos e hizo que lo mirara a los ojos—. Todo estará bien.

Esa frase era su perdición. Siempre lo había sido y siempre lo sería.

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