Capítulo 26

134 18 0
                                    


El maquillaje corrido.

La garganta ardiendo.

—Mimi, ni se te ocurra moverte de aquí —exigió, plantándole cara y agarrándola de los hombros para que no diera ni siquiera un paso más adelante.

—Gente está muriendo por mi culpa, gente que me importa. ¿Sabes quien será el siguiente? Tú. Así que déjame ir, necesito hablar con él.

Christopher no pudo evitar sonreír, aunque sólo fuera un poco. Acababa de admitir que era alguien importante para ella y que no quería que le pasase nada malo. Pero el momento no era para ponerse sentimental, necesitaba detenerle los pies antes de que cometiese otra locura. No la podía dejar sola en momentos críticos porque se dejaba llevar por la rabia y después pasaba lo que pasaba.

—No, si caes yo también me caigo —habló, esta vez subiendo sus manos a su rostro para sujetarlo y hacer que lo mirara a los ojos—. Estamos juntos, en la guerra más que nada.

—Christopher...

—Mimi —pronunció su nombre en voz baja, mientras que sus pulgares le acariciaban las mejillas—. Vamos a ir al baño, limpiaremos este maquillaje que ahora te queda horrible en tu preciosa cara y haremos las cosas bien. Nada de tonterías esta vez.

—Quizá una tontería pueda salvarte...

—No quiero que me salves —susurró, acercando su rostro y rozándole la nariz—. Quiero salvarte yo a ti, así que eso haré si me lo permites.

Mimi no iba a ceder a tal petición pero quizá lo mejor por el momento fuera eso. Ya habían muerto suficientes personas por su culpa. Conocía a Roi, no se detendría hasta conseguir aquello que realmente quería... ¿Pero que quería? ¿La quería a ella? ¿Quería volver a tener el poder sobre la calle? Era una sola pregunta con múltiples opciones y sin ninguna respuesta.

La rubia detestaba no tener respuestas, así que de algún modo las saldría a buscar. Agradecía que el chico se preocupase por ella y no quisiera meterla directa a la boca del lobo, pero ella se manejaba mejor con los lobos que con los corderitos, había dejado atrás una vida  llena de riesgos y ahora todo volvía... Si, era cierto que el pasado debía de quedarse en el pasado, pero quizá había estado viviendo una mentira por culpa de sus errores en el pasado y ahora era momento de acabar con ellos para tener una vida digna; una vida que fuera suya y de nadie más.

—Haremos las cosas bien después de todo esto, te lo prometo —susurró cuando él le limpió las mejillas con una de las toallas del baño—. Pero ahora necesito equivocarme un poquito más...

—Mimi, ni se te ocurra cruzar por esa puerta.

—¿O qué?

—No intentes desafiarme ahora, no estamos en una situación en la que podamos permitirnos discutir o algo así.

—A veces me caes tan mal...

—No, no solo a veces. Te caigo mal todo el tiempo, me odias incluso cuando no quieres odiarme. ¿Sabes por qué? Porque en el fondo te jode que esto se te haya salido de las manos, porque sabes que lo nuestro va más allá del sexo y porque sabes que si no hubiera explotado esta mierda ahora estaríamos declarándonos amor. Lo sabes. Eres consciente de que te está sirviendo para darte cuenta de muchas cosas, entre ellas lo que tienes conmigo, que es de lo más bonito que has tenido nunca... Espero que no te estés preguntando por qué lo sé, pero si esa duda vuela por tu mente, es porque yo siento lo mismo —hizo una pausa para respirar y, sobre todo, para darle tiempo a asimilar todo lo que acababa de soltarle—. Te quiero, Mimi.

Era lo ultimo que quería escuchar pero, sin embargo, era lo que más necesitaba.

Los cuentos de hadas nunca tuvieron sentido y para ella tampoco lo tendrían. Porque sería darle la razón una vez más y no haría tal cosa.

¿Estaba en lo cierto?

Probablemente si, si no lo hubiera estado no sentiría su corazón latir de manera desenfrenada en su pecho. Se sentía volando. Como cuando se drogaba. Como cuando iba a doscientos en moto. Ambas cosas eran malas, perjudiciales para su ser, así que no pudo evitar comparar la situación.

Christopher no era más que un nuevo vicio.

Una droga que estaba ahí cuando recaía.

—No me quieras —pidió—. No estás para querer a nadie y menos a mi.

—¿Vas a querer romperme el corazón ahora? Porque nos estarás haciendo daño a ambos en el momento que sueltes las palabras que en el fondo no quieres mencionar.

—Tienes razón en una cosa: te odio. Pero te odio porque siempre crees saberlo todo, incluso aquello que no está en tus manos. No tienes ni idea de como soy, ni de lo que siento, así que no vuelvas a hacer suposiciones sobre mi vida —señaló—. No te pedí que te enamorases, sabías a la perfección como iba a ser esto, muñequito, una semana si y a la siguiente fuera, quizá me gustaste más de lo que deberías haberme gustado y seguí usándote para el sexo más tiempo... pero solo eso. ¿En que momento pensaste que un tú y yo era buena idea? El amor de calle, se queda en la calle, o como mucho en la habitación. Nosotros no somos ni seremos, estaba confundida.

—¿Por qué estabas confundida, Mimi? Aclárate.

—Porque mi primer amor ha vuelto de entre los muertos, ¿como no había de estar confundida?

—Entonces todo es por él —no preguntó, simplemente supuso en voz alta.

—Si —mintió, sabiendo que eso heriría más su ego que todo lo anterior—. Siempre ha sido él.

—¿Lo quieres? —preguntó, pero sin esperar una respuesta meneó la cabeza—. No, no quiero saber hasta qué punto eres capaz de mentir. Prefiero dejar que esto se quede así.

—Tú por tu lado y yo por el mío —suspiró, dejando escapar todo el aire que no sabía que estaba reteniendo—. Nunca fue nada.

—Síguete mintiendo...

—Lárgate —pidió, señalando con su mirada la puerta—. Por favor, vete.

—No puedes pretender que las cosas terminen así...

—Si, si que puedo. ¿Que más necesitas escuchar? Ya te he dicho de todo, que sólo te he usado, que nunca has sido nada para mi, que en realidad todo es por otro hombre, ¿eres masoquista acaso? ¿te gusta la humillación?

—Estás siendo una hija de puta, Mimi —siseó—. ¿Pero sabes qué? Tienes razón, por mucho que te quiera no tengo porque soportar esto. Haz lo que te salga del coño, como seguro ya vas a hacer, pero atente a las consecuencias porque si pasa algo va a ser tu culpa.

Calle Onde histórias criam vida. Descubra agora